VALÈNCIA. El Consell ha aprobado el Plan de Acción y Dinamización de la Huerta de València, PATHV, que se configura como un instrumento para abordar la gestión sostenible de este espacio y cumplir los objetivos de preservar, regenerar y dinamizar la huerta según establece la Ley de la Huerta.
El PATHV, como documento de ordenación del territorio y de gestión del paisaje, aborda, desde una visión supramunicipal e integrada, los problemas que tiene la huerta de València y que se centran en una falta de viabilidad del modelo agrícola, el envejecimiento de la población activa agraria, la presión urbanística sobre los suelos agrícolas, la fragmentación del territorio y la ruptura de la conectividad ecología.
Este espacio, de gran valor, también sufre, entre otros, la contaminación de las aguas por vertidos urbanos, la degradación del paisaje, la mejora de la eficiencia del riego, el deterioro del patrimonio cultural, la falta de concienciación ciudadana respecto de los valores de la huerta, la ausencia de una planificación integrada y el deterioro de los bienes y servicios ambientales.
En este contexto, el PATHV se marca como objetivos preservar los terrenos agrarios de la huerta de Valencia y recuperar los espacios degradados, así como garantizar la continuidad de los corredores ecológicos y funcionales, para evitar su fragmentación y falta de viabilidad, y mejorar los servicios ambientales de la huerta: lucha contra inundaciones, mitigación cambio climático, alimentos de proximidad, etc.
También pretende orientar los nuevos desarrollos en la huerta de forma que sean compatibles con su protección, priorizando la regeneración de los tejidos urbanos existentes a los crecimientos de nuevo suelo; preservar y poner en valor el patrimonio cultural y el paisaje de la huerta y dinamizar la actividad agrícola y la mejorar la calidad de vida de los agricultores.
Además, busca impulsar la huerta con nuevas actividades económicas compatibles y complementarias con la actividad agraria; establecer un régimen de usos y actividades que permita compatiblizar la actividad productiva con la conservación activa de sus valores; fomentar medidas que favorezcan la presencia equilibrada de mujeres y hombres en las actividades económicas, visibilizando el trabajo femenino, e incorporando a las mujeres a la titularidad de las explotaciones, y promover el acceso y disfrute público del paisaje de la huerta de València de manera respetuosa con la actividad agraria.
Para alcanzar el cumplimiento de estos objetivos, el PATHV propone un conjunto de acciones que han sido ampliamente debatidas en el proceso de participación pública con la finalidad de alcanzar el máximo consenso posible entre el conjunto de actores involucrados en la gestión de este espacio.
En este sentido, sus grandes líneas de actuación son preservar más de 11.000 hectáreas de huerta amenazadas por los procesos urbanísticos, y por la especulación del suelo, que pasan a clasificarse como suelos no urbanizables protegidos.
Igualmente introduce medidas de apoyo a las agricultoras y agricultores que permitan complementar sus rentas a través de las actividades terciarias permitidas: restauración, turismo rural, puntos de venta directa, etc.
Del mismo modo, mejora los bienes y servicios ambientales que presta la Huerta: lucha contra las inundaciones, cambio climático, biodiversidad, absorción de contaminantes atmosféricos, mejora del confort climático, etc.
Así el PATHV establece todo un conjunto de conectores ecológicos y territoriales que favorecerán el movimiento de las especies, y los intercambios de masa y energía entre los ecosistemas.
Además incentiva el mantenimiento de la vegetación arbórea existente, fomenta las buenas prácticas agrícolas que permiten menores emisiones de CO2, favorece la recarga de los humedales, frena la intrusión salina y limita formas de contaminación como la lumínica y la acústica.
El PATHV propone una gradación de usos y actividades compatibles con la Huerta en función de los valores presentes en cada una de las tipologías que establece, e incentiva la recuperación de la Huerta degradada mediante el desarrollo de figuras urbanísticas definidas en la Ley de la Huerta: los enclaves y los sectores de recuperación de la Huerta y fomenta la rehabilitación del patrimonio cultural de la Huerta.
De igual manera, define unos espacios de crecimiento urbanístico futuro para los municipios (zonas rurales comunes), aunque la suma de estas superficies no podrá superar en ningún caso la de la huerta que se propone rehabilitar, y propone un plan de uso público centrado en la educación ambiental y la cohesión social.
Por último, el plan determina un conjunto de condicionantes a las infraestructuras que se puedan implantar en la Huerta, tanto las nuevas como la ampliación de las existentes, para conseguir una adecuada integración paisajística, que pongan en valor la Huerta y no impidan la percepción y conservación activa de sus valores; y propone la utilización de corredores de infraestructuras integrados para evitar su dispersión y con ello aumentar la fragmentación de la Huerta.