VALÈNCIA. La hipertrofia del Consell, que ha disparado un 34% el número de altos cargos, lleva aparejada la generación de decenas de direcciones generales con competencias, cuando menos, discutibles. La línea que separa las funciones que teóricamente ejercerá cada departamento es tan difusa en algunos casos que, a la vista de lo sucedido en el Botànic I, es muy probable que estos solapamientos desemboquen en enfrentamientos entre sus diferentes responsables.
Uno de los casos más llamativos es que el que se produce con la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI) y la recién creada Conselleria de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital, al frente de la cual el PSPV ha situado a la independiente Carolina Pascual.
Al margen de la AVI, creada la pasada legislatura por empeño personal de Ximo Puig para diseñar la estrategia de innovación de la Comunitat, entre las 85 direcciones generales que tendrá el nuevo Consell habrá nada menos que tres direcciones generales con competencias relacionadas con esta materia. Como la innovación se vende bien, cada socio del Botànic II se ha reservado una parcela: Rubén Martínez Dalmau tendrá dentro de su vicepresidencia una dirección general de Innovación Ecológica en la Construcción; Vicent Marzá tendrá en su Conselleria una dirección general de Innovación en Educación y la mencionada Conselleria de Innovación tendrá una dirección general dedicada exclusivamente a esas políticas.
¿Qué diferencia hay entre las funciones reservadas a la AVI y las previstas para esta nueva dirección general? Sobre el papel, pocas, muy pocas. A saber, según su ley de creación, la entidad que dirige Andrés García Reche -cuyo puesto tiene rango de secretario autonómico- es la encargada de diseñar y coordinar la estrategia de innovación de la Comunitat y de impulsar la "articulación" de todos los agentes del Sistema Valenciano de Innovación: universidades, instituciones públicas de investigación, centros del CSIC presentes en su territorio, e institutos tecnológicos, entre otros.
Todo ello "evitando duplicidades con el resto de organismos de la Generalitat", una apostilla incluida en la ley para evitar roces en su momento con el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (Ivace), ya que el organismo dirigido por Júlia Company, mano derecha del conseller del BLOC Rafael Climent, había reclamado como propias algunas de las funciones que se arrogaba la AVI.
De hecho, la AVI incluyó en su reglamento un artículo específico, el cuarto, de colaboración con otras administraciones y con el sector privado. En él se fija que esa colaboración será más estrecha con el Ivace y con el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), el ente que canaliza los avales y préstamos que concede la AVI.
Pues bien, ahora resulta que en la estructura del Consell del Botànic II surge una nueva dirección general de Innovación, que como la AVI estará bajo la órbita del PSPV, y que encuentra su razón de ser en la "definición y seguimiento de la estrategia de innovación de la Comunitat" y en trazar las "políticas de apoyo al Sistema Valenciano de la Innovación". Esto es, lo mismo que ya hace la AVI.
Según el decreto de estructura básica del nuevo Consell, publicado el pasado viernes, también quedan bajo la órbita de esta dirección general que ocupará Sonia Tirado los parques tecnológicos; la coordinación de la red de institutos tecnológicos; los institutos de investigación e infraestructuras de investigación y transferencia de ciencia y tecnología que no dependan de las universidades o de las Consellerias de Sanidad o de la de Agricultura; el desarrollo de la innovación tecnológica; y la gestión y seguimiento de acciones de I+D+i de programas europeos.
Ante este evidente solapamiento de funciones, el Gobierno valenciano ya está informando a los integrantes de ese Sistema Valenciano de Innovación que a partir de ahora las directrices las marcará la Dirección General de Innovación. Es el caso, por ejemplo, de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat (Redit).
Según explican a este periódico fuentes del Consell, la AVI, que jurídicamente se define como una entidad de derecho público, dejará de depender de Presidencia de la Generalitat para quedar adscrita a la Conselleria de Innovación.
Ahora bien, formalizar este cambio obliga a modificar la mencionada ley de creación de la AVI, ya que en la misma se establece que esta queda adscrita a la Presidencia de la Generalitat y que el puesto de presidente lo ocupará quien sea en cada momento jefe del Consell.
Preguntado al respecto por este periódico, el vicepresidente ejecutivo de la AVI, Andrés García Reche, explicó que el funcionamiento de la entidad lo regula un contrato plurianual de gestión aprobado por el Consell previsto en su ley de creación y así continuará, a la espera de lo que se decida cuando se complete la estructura definitiva del Consell.