VALÈNCIA. El juicio del caso Palau, que juzga el presunto saqueo del coliseo valenciano, ha comenzado con las cuestiones previas y presentación de prueba planteadas por las defensas, pues el fiscal no ha planteado ninguna.
El fiscal reclama ocho años de prisión para el exdirector financiero Ernesto Moreno; siete años para el presidente del consejo de administración de Patrocini —empresa vinculada al Palau y dedicada a captar patrocinadores—, José Antonio Noguera Puchol; siete años de cárcel para el ex consejero delegado de esta firma Joaquín Maldonado, y otros siete años para el administrador de la sociedad Radcliffe —mercantil que actuaba de intermediaria en las contrataciones—, Pablo Broseta. Están acusados de malversación de caudales, falsedad documental y prevaricación.
En cuanto a las cuestiones previas, la defensa de Moreno, ejercida por Vicente Grima, solicitó incorporar tres informes periciales, una de ellas económica que rebatiría el pago de sobrecostes, así como dos testificales nuevas. Por su parte la defensa de Noguera, que lleva Javier Boix, también planteó la inclusión de informes de parte y la impugnación del informe de la Intervención de la Generalitat por falta de objetividad y por, a su juicio, prejuzgar los hechos objeto de juicio. El resto de defensas fueron en la misma línea y se adhirieron unas a las peticiones de las otras.
Tras las cuestiones, el magistrado presidente ha decidido que el juicio comenzara con las declaraciones de los testigos y no con los imputados, algo muy habitual en la Sección Segunda cuando el juicio por está presidido por el magistrado José Manuel Ortega. El primero en hablar fue Xavier Colinas, extrabajador del Palau de Les Arts, denunciante del caso y autor del informe Diógenes.
Xavier Colinas trabajó en el Palau desde el año 2005 hasta el 2010 y ayudó a crear la Fundación del Palau de Les Arts desde la Conselleria de Economía y luego directamente en el coliseo. Colinas explicó cómo le pusieron una compañera, Rosa María Ibáñez, de la que terminó quejándose porque “patrimonializaba” el trabajo, y no le contaba lo que hacía en el departamento de patrocinio. Finalmente el departamento se independizó, y Rosa María Ibáñez comenzó a buscar patrocinadores fuera.
El testigo dijo que en abril de 2008 Helga Schmidt (exintendente) “nos presenta a Noguera y Maldonado y nos dice que venían a captar patrocinadores externalizando el servicio” porque “había un escaso rendimiento del departamento, ya que se captaban pocos patrocinadores”.
Fue entonces cuando contó la primera supuesta irregularidad: “Nos dijeron que el departamento se mantenía y que habría colaboración entre ambos. Cuando despidieron a Ibáñez me habló de una empresa que había mostrado absoluto rechazo a seguir negociando con patrocinio de Les Arts porque no tenía nada que ver con cómo se había hecho hasta entonces. Era Iberdrola, y me explicó que querían seguir solo con la fundación, se lo dijo a Schmidt y esa misma tarde la echaron. Pero antes de todo esto, ella compartió conmigo cosas que le estaban pasando”.
Había tres personas en Patrocini, Noguera, Maldonado y Silvia Alonso, dijo Colinas. En referencia al festival Viva Europa explicó era la representación de una ópera en un lugar emblemático que se retransmitía a varias ciudades. Siempre se nos dijo que lo hacía Patrocini, se suponía que lo sufragaban ellos, pero creo que algunas facturas nos llegaban a nosotros, pero no sé quién pagaba.
Sobre Ratcliff, la empresa administrada por Pablo Broseta, aseguró que “no había una empresa detrás y no reunía las condiciones artísticas” y por eso hizo un informe negativo. “Lo que me hizo pensar que no había una estructura fue que dijeran que para los trabajos iban a subcontratar a otras empresas”, matizó a preguntas del fiscal.
Aseveró que Ernesto Moreno le dijo “te presento a un buen amigo mío que quiere trabajar con nosotros”, cuando le presentó a Pablo Broseta. También contó que cuando salieron las ofertas, que finalmente acabaron en manos de Broseta, se presentaron varias empresas más, “traté de mantener las empresas que ya trabajaban con nosotros y, además, valoré mejor a otras empresas que a Ratcliff”. El testigo aseguró que llegó a pedir que se dejaran desiertos algunos lotes, pero finalmente todos los contratos fueron para Ratcliff.
En cuanto a la calidad del trabajo, dijo que era similar, pero los precios sí variaron. Moreno decidió imprimir unas postales de la Fórmula 1 mientras él estaba de vacaciones. “La sorpresa fue cuando recibo la factura. Era un importe excesivo comparado con otras acciones previas”, dijo que se lo comunicó a la exintendente y ella le dijo que pidiera un presupuesto alternativo y así lo hizo. El resultado fue increíble “estaba multiplicado por seis”.
Colinas llamó a la empresa y pidió explicaciones, según declaró le dijeron que el precio se debía a la urgencia con la que habían pedido el trabajo. Ratcliff bajó el precio de la factura, pero aun así era tres o cuatro veces más alta. El extrabajador dijo que “nunca se pagó” porque él “se negó”. Por eso “cada factura que pasaba Ratcliff se contrastaba con otras empresas”. Cuando fue despedido se había pagado 80.000 euros a la empresa de Broseta, y las otras tres empresas con las que se contrastaba los precios no llegaba a los 40.000 euros lo que pedían por el mismo trabajo.
Sobre su despido dijo que fue por pérdida de confianza según le explicó Moreno. En cuanto a esa pérdida de confianza, el testigo lo achacó a una carta, “desde que le mandé una carta a Schmidt y mi despido pasaron cosas. Le dije como tenía sospechas de cómo se daban los contratos, se lo dije a ella. Ella contestó a mi carta y me decía que lo que yo le decía no respondía a la verdad de lo que le decía en las reuniones. Ella me convirtió en un obstáculo”.
Del informe Diógenes expuso que le parecía interesante plasmar lo que fue el último año allí. Previamente dijo que se reunió con el exconcejal del PPCV Eusebio Monzó, que pertenecía a la Comisión Ejecutiva para que supieran lo que estaba pasando, fue el primero en ver el informe, le dijo que “era muy grave y que lo trasmitiría”. Monzó fue la persona que tuteló su salida. Monzó “garantizó que se asumirían las responsabilidades”, pero como no se cumplió “remití el informe a otras personas”.
Aseguró que la Intervención de la Generalitat intervino muchísimo después de que él denunciara, y que se reunieron con él en Barcelona. Le enviaron un acta de esa reunión para que la firmara “pero se negó” porque había cosas que “no sucedieron como venía escrito”, el contestó una carta, pero “nunca más supo del interventor”. Fue unos meses después, tras leer una noticia sobre la Gürtel, cuando remitió el informe Diógeneses al Tribunal Superior de Justicia. El TSJCV se lo pasó a la Fiscalía, y éstos le llamaron.
Por último, dijo: “la labor de Patrocini no fue exitosa en absoluto. De hecho se perdieron patrocinadores”.