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ribó sigue hablando de llegar a un "acuerdo amigable"

El divorcio se consuma: la Fundación Blasco prepara la salida del legado de València

Foto: KIKE TABERNER
10/01/2019 - 

VALÈNCIA. ‘La zorra y las uvas’ es una de las fábulas más famosas atribuidas a Esopo. Entre otros la recuperaron Jean de La Fontaine y Félix María Samaniego. El animal camina por el campo, ve un racimo de uvas en una vid e intenta alcanzarlas dando saltos, pero no llega. Cansado, desprecia las uvas y se aleja de la vid diciendo: ‘¡No están maduras!’.

Este miércoles resultaba inevitable pensar en Esopo al leer en una red social un comentario de la concejal de Cultura del Ayuntamiento de València, Glòria Tello, cuando respondía al crítico José Vicente Peiró. Éste lamentaba la pérdida ya segura de una parte del legado Blasco Ibáñez y comparaba lo que estaba sucediendo con lo pasado hace no muchos años con el legado Miguel Hernández. La larga respuesta de Tello incluía una frase que habría hecho las delicias de Esopo: “No se va más que una pequeña parte, valorada por los técnicos como menos interesante”.

Mucho menos distante se mostró el alcalde, Joan Ribó, quien a través de un comunicado público remitido por el Ayuntamiento de València hacía votos por llegar a una solución consensuada. En el documento enviado desde el consistorio, el alcalde apuntaba: “Espero que este asunto se pueda resolver de una manera amigable y no haya que recurrir a los tribunales”. E insistía en una idea que desde el principio el entorno del alcalde ha querido dejar clara: “Blasco Ibáñez es una figura muy importante para todos los valencianos y valencianas que nosotros queremos dignificar y potenciar”.

Prácticamente nadie en la Fundación Centro de Estudios Blasco Ibáñez duda de la buena voluntad de Ribó, sobrados ejemplos tienen, pero ello no fue óbice para que este miércoles también los miembros de su Patronato decidieran por unanimidad, tal y como estaba previsto, reclamar el legado que atesoraba hasta ahora el consistorio e iniciar las negociaciones para trasladarlo a una institución donde sí se consideren que se le valore. Estos dos acuerdos se incluían en las resoluciones que remitieron desde la Fundación.

La propiedad del legado, a juicio

Para ellos ha “vencido” el convenio con el Ayuntamiento de València, y eso implica solicitar la devolución “de la totalidad de los fondos museísticos y documentales depositados en la Casa-Museo Blasco Ibáñez”. Es aquí donde se halla el primer conflicto entre el consistorio y la Fundación. Para el primero, una parte del legado, la que se considera como ‘primera parte’, es suya, mientras que para la Fundación es de los herederos del novelista, ya que fue reclamada en su día por la nieta del escritor, Gloria Llorca.

Foto: KIKE TABERNER

En el Ayuntamiento se enrocan en los informes de su servicio jurídico. Si admitieran que no es de su propiedad y se lo devolvieran a los herederos, han aseverado tanto Ribó como Tello, se les podría acusar de “prevaricación”. En cierto modo, parece que teman más una de las famosas denuncias estériles del asesor del PP Luis Salom, que en la posibilidad más que real de perder el juicio y con ello cualquier derecho sobre los fondos. Porque, y eso es algo que han repetido en diferentes ocasiones desde la Fundación, Llorca reclamó cuando debía que se le devolviera la propiedad del legado con un escrito presentado ante el Ayuntamiento en 1999. Como nadie piensa dar el brazo a torcer, la situación acabará en los tribunales. Ahí la Fundación lo tiene claro. La unidad del legado es innegociable. La decisión final sobre esta parte de los fondos se resolverá en los tribunales.

Lo que no tiene ninguna duda, y así se entrevé del reconocimiento expreso de Tello, es que la llamada 'segunda parte' del legado debe volver a la familia y saldrá de la Casa Museo Blasco Ibáñez en los próximos días. Ésta es la más intimista, y está compuesta por cartas a su novia y luego esposa, María Blasco, libros de notas cinematográficas (su gran pasión), contratos de cine, fotografías de sus viajes. València se queda sin el Blasco Ibáñez más personal.

En los acuerdos del Patronato de la Fundación “se propone retomar de inmediato las gestiones necesarias para la búsqueda de una institución de primer orden, que reúna las condiciones necesarias para el depósito de estos fondos en las mejores condiciones de conservación, y que permita su consulta y acceso a los mismos por parte de los investigadores a nivel internacional”. Las palabras, bien lo sabía Blasco, no son inocentes, y las de esta resolución están cargadas de crítica. Entre otras cuestiones, dejan entrever uno de los malestares de la Fundación, y es las dificultades con las que se han encontrado diferentes investigadores internacionales para acceder a los fondos, según les consta.

La única salida

Sólo hay una pequeña posibilidad de que València no pierda el legado, y esa pasa ahora por la Generalitat. En los acuerdos del Patronato se señala que se informará a las instituciones valencianas, “básicamente Generalitat, Corts Valencianes y Diputación”, de la situación. No se espera nada de la Diputación, ya que desde esta corporación se les aseguró que “Blasco está amortizado”. Sí algo más de les Corts y, sobre todo, de la Generalitat.

A esta posibilidad se refirió también el propio Ribó, quien aseguró que está abierto a firmar un nuevo convenio, “con más tiempo” y “aumentar la participación económica” prevista; un nuevo convenio en el que, apuntó, se ha ofrecido a la Fundación incluir “la participación de la Generalitat” con el fin de que ésta “pueda tener un mayor peso”. En esta línea, el alcalde aseguró que tiene “la voluntad explícita de la Generalitat de participar”.

Por su parte, al término de la reunión, el secretario del Centro de Estudios Blasco Ibáñez, Ángel López, indicó, en declaraciones a Europa Press, que la situación es aún “reconducible” pero solo si las instituciones valencianas “emprenden acciones de verdad”. “Si solo pretenden ganar tiempo, como ha hecho el Ayuntamiento durante el pasado año, no habrá acuerdo; si realmente las ofertas son reales y benefician a la memoria de Blasco Ibáñez” todavía puede encontrarse “una solución”, subrayó. Mimbres hay pues para evitar el adiós definitivo de la memoria del escritor valenciano más internacional del siglo XX.

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