VALÈNCIA. Cien años separan su obra, un siglo en el que cambió el mundo, cambió la tecnología, cambió la posición de la mujer en la sociedad… Cambiaron muchas cosas y, sin embargo, son muchas también las que las unen. "Es la primera vez que se presenta la obra de Francesca Woodman y Julia Margaret Cameron de manera conjunta, grandes pioneras que en su tiempo no fueron muy reconocidas". El lugar de encuentro de ambas artistas es el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) y los necesarios colaboradores para facilitarlo la National Portrait Gallery de Londres, quienes han dado forma a un proyecto que enfrenta, contrapone, tiende puentes y hace dialogar unas 140 piezas de ambas artistas, ofreciendo una mirada única a la producción de dos de las fotógrafas más significativas de la Historia del Arte.
Con Retratos para soñar se pone de relieve las similitudes tanto pictóricas como en los puntos de partida en su trabajo, entre las que se encuentran la forma de escenificar las fotografías, el uso del atrezo y vestuario, la manipulación del enfoque o la relación de la figura con el espacio. "Huyen de la perfección técnica, pero es en esa imperfección donde hay un camino de transformación. Ambas proponen lugares donde el espectador pueda soñar", explicó la directora adjunta del IVAM, Sonia Martínez, durante la presentación de la muestra, que también sumó a Georgia Atienza, conservadora de fotografía de la National Portrait Gallery.
La trayectoria de ambas creadoras fue breve pero muy intensa, comenzando la carrera de Cameron en la última etapa de su vida y de manera autodidacta. Woodman, por su parte, se formó en Bellas Artes en la Rhode Island School of Design, dando inicio a una carrera que se truncó de manera prematura en 1981, año en el que suicidó. Con todo, esta exposición evita de manera consciente poner el foco en el ámbito biográfico, para poner en valor la relación de su obra, tanto desde el punto de vista temático como técnico, una estructura "temática" que se plantea con la intención de "descubrir las múltiples y fascinantes resonancias entre las dos".
Es esta imperfección de la que hablaba Sonia Martínez una de las claves para explorar la exposición y, por ende, la obra de ambas artistas, una obra en la que la representación de la realidad es un aspecto secundario, un trabajo que busca explorar las posibilidades de la creación de imágenes fotográficas con distintas técnicas que les ofreció cada época pero con una visión con muchos puntos en común. En este sentido, la muestra, que ha sido comisariada por Magdalene Keaney, parte de esa idea de sueño a partir de una observación de la propia Woodman, que relataba que las fotografías eran "lugares donde el espectador puede soñar".
Ese acercamiento onírico se imprime de manera más o menos explícita en esos retratos con los que el espectador hará un viaje de ida y vuelta entre el siglo XIX y XX, un recorrido que nos sumerge en aspectos como la mitología, la feminidad o la naturaleza. En todas estas secciones se da este juego de espejos entre Cameron y Woodman, algunos de ellos con un reflejo más nítido y otro con figuras que las distancian a la una de la otra, pero siempre en diálogo. "Para ambas el medio fotográfico fue fundamental desplazándolo a la categoría de arte, y compartieron ciertas temáticas, intereses personales y afinidades, que esta exposición saca a la luz", expresó Martínez.
El primero de estos juegos de contraposiciones nos lleva a una de las primeras incursiones de ambas artistas en el mundo fotográfico, una primera pareja formada por el retrato de Annie Wilhemina Philpot de Cameron, que proclamó como su “primer éxito”, y el autorretrato a los trece años de Woodman, realizado durante unas vacaciones de verano en Italia. A partir de ahí, el recorrido también presenta algunas fotografías en las que ambas autoras representan figuras angelicales, que van del trabajo evocador de Woodman a las representaciones más directas de Cameron, así como los retratos de hombres de la primera, un viaje que, entre imperfecciones, dibuja un relato clave de la historia de la fotografía.
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