VALÈNCIA. En el Santiago Bernabéu me persiguieron los Ultras Sur por colgar una pancarta en euskera dando la bienvenida a Andoni Zubizarreta. Sí, en el estadio donde se ha cantado más de una vez ¡Puto vasco el qué no bote es! y otros tantos. Manolo Montalt lo describe muy bien en su artículo "¡Valencianos, yonkis y gitanos!". Pude escabullirme, saliendo vivo de aquella hazaña sin golpes ni magulladuras. Gajes del oficio. Fui un profesional de las pancartas y de las huidas.
Puedo estar muy orgulloso, en la actualidad, de aquella grada que creamos y crecimos en ella. No pudimos desterrar de Mestalla el "¡Guti maricón!", lo intentamos. Los artículos de la constitución de la grada Gol Gran fueron tres. No a la homofobia, no a la violencia verbal, no al racismo, Trabajamos con pasión y entrega para enseñar a las nuevas generaciones valencianistas, lo que no nos enseñaron, dejar de ser ultras. Una grada vanguardista creada en 1994.
También fue pionero en el deporte español un entrenador del Valencia, Hiddink, por ser el primero en abanderar una lucha contra todo tipo de discriminaciones, al no comenzar un partido disputado en Mestalla hasta que no se retirara una bandera con simbología nazi. Se llama memoria, que algunos padecen de ella o no lo quieren recordar.
Lo acontecido en Mestalla el otro día ocurre casi a diario en todos los campos. En la calle. En los trabajos. En las escuelas. En las redes sociales. Desterrar tópicos en España es más difícil que salir de una multinacional sueca. Aunque creo que las nuevas generaciones lo han aceptado mucho mejor que las anteriores. Es cuestión de respeto y educación. Cuesta y duele.
No voy a entrar en valorar las decisiones deportivas o en los castigos oficiales sobre todo lo que ha precedido. Pero sí reflexionar sobre la dimensión que se le ha dado por parte de los medios de comunicación generalistas, no era necesario, principalmente con sede en Madrid, en la semana clave que los ciudadanos decidimos quienes serán nuestros próximos gobernantes. España no se puede permitir eso. Pues eso, que vote Vinicius.