VALÈNCIA. Las elecciones municipales del pasado domingo dejaron nombres victoriosos y también decepciones. Si Joan Ribó (Compromís) y Sandra Gómez (PSPV) pueden felicitarse por su crecimiento y por mantener el gobierno en la izquierda, otros aspirantes a la Alcaldía no pueden hacerlo tanto.
Es el caso de María Oliver, de Unides Podem, que quedó fuera del Ayuntamiento para sorpresa de muchos. Y también es el caso de Fernando Giner, candidato de Ciudadanos, cuyos votos incrementaron un 2% pero cuyos concejales ni aumentaron ni disminuyeron. Ni frío ni calor.
Una circunstancia que a priori podría analizarse sin caer en el catastrofismo si no fuera por el contexto en el que nadaba el panorama político de València. Con la mayoría del grupo municipal del Partido Popular investigado, en sus horas más bajas y sin un liderazgo claro, Ciudadanos contaba con una oportunidad de oro para liderar el centro-derecha de la capital del Túria. Máxime teniendo en frente a su polo opuesto, el "pancatalanismo" que se ha esforzado en denunciar pleno tras pleno.
Una meta que podían sustentar también los resultados en las elecciones generales y autonómicas del pasado mes de abril, donde la formación naranja se nutrió del batacazo de los populares y rozó el 'sorpasso' en Les Corts Valencianes. Estos precedentes animaban, pero finalmente no se cumplieron las expectativas.
Giner superó su marca municipal de 2015 en apenas 4.000 votos, pero no logró absorber una fracción considerable del voto perdido por el Partido Popular, unos 23.000 apoyos en total. Buena parte de estos desembarcaron en Vox (+24.000). Así pues, el candidato, que aspiraba con fuerte convicción a superar a la contrincante popular, María José Català, y alcanzar la Alcaldía de la ciudad -pese a la insistencia de los populares en no tenerlo en cuenta en las porras-, no vio consumadas sus pretensiones. Miembros del partido analizan estos datos con decepción; esperaban más.
Meses atrás ya existían voces en la formación naranja que dudaban sobre la elección de Giner como candidato a dirigir el Ayuntamiento, al considerar que el grupo que ha encabezado en los últimos cuatro años no había acabado de lograr una visibilidad y protagonismo suficientes ante un escenario tan favorable en el espectro de la derecha. Y el estancamiento del partido en los últimos comicios ha acrecentado estas reservas internas.
Lo que es evidente, más allá de opiniones, es que los resultados autonómicos fueron mucho más satisfactorios que los recabados a nivel municipal en València. Las cifras vuelven a ser reflejo. En la ciudad, Toni Cantó atrajo a 2.500 votantes más que Isabel Bonig para dirigir la Generalitat Valenciana y estuvo a un sólo escaño de alcanzar al PP, mientras que en las municipales, la candidata popular, Català, obtuvo 16.000 votos de diferencia con Giner, y sin posibilidad de gobernar con el apoyo de Vox, lo que hubiera suavizado el golpe.
Así, el actor refuerza su posición de liderazgo dentro de la formación de Albert Rivera, mientras que la del líder municipal parece ser cada vez de mayor debilidad, pese a que ostenta un puesto en la Ejecutiva y el Consejo General de Cs y es portavoz autonómico del partido. Hay quienes venían advirtiendo en la formación naranja de que un resultado discreto en València podía poner en entredicho su continuidad al frente del grupo local. Algo que los propios protagonistas se encargaron de desterrar ante los medios de comunicación este lunes. Con todo, la opción sobrevuela los mentideros del partido.