VALENCIA (EFE). El exjefe de Seguridad de Presidencia de la Generalitat Rafael Piqueras ha declarado hoy que fue el expresident Alberto Fabra quien le ordenó que buscase al supuesto "topo" que filtraba documentos y que el máximo responsable de la Policía Autonómica conocía sus pesquisas para tratar de descubrirle.
Piqueras ha declarado hoy ante la sección quinta de la Audiencia Provincial de Valencia acusado de un delito de coacciones por Juan Botella, un exasesor de prensa del exvicepresidente del Consell José Císcar, que le reclama una indemnización de 2.000 euros por daños morales y una multa de 4.500.
Este policía ha declarado además, a preguntas de su letrada, que se siente una víctima de la "casta política" y que Císcar le pidió a Fabra que le ayudase a ser presidente de la Diputación de Alicante como requisito para implicarse en la búsqueda del "topo".
Los hechos denunciados se produjeron el 22 de julio de 2014, cuando Piqueras acudió al despacho de Botella y le pidió que le acompañase a comisaría para hacerle unas preguntas.
Según la versión del jefe de seguridad, este encuentro transcurrió con normalidad, mientras que el jefe de prensa aseguró que, a pesar de haber accedido voluntariamente a la misma, Piqueras le presionó y le amenazó con hacerle pasar una noche en el calabozo o impedirle que continuase en su puesto de trabajo.
"Mi trabajo desde entonces no ha sido igual, encontré desconfianza en determinados ámbitos de Presidencia", ha manifestado Botella.
Una reflexión similar ha sido repetida por otros testigos, entre ellos el exvicepresidente del Consell, que ha testificado a petición de la defensa de su exjefe de prensa.
"Ha sido siempre muy eficaz, muy centrado; luego ya no era la misma persona, se le notaba que estaba sufriendo y que tenía la cabeza en otro sitio", ha declarado Císcar, quien ha explicado que Botella le propuso dejar el puesto y que él se negó.
También han insistido en esta tesis el entonces subsecretario de Presidencia, Rafael Sánchez Pellejero, quien ha afirmado que Botella "nunca ha sido el mismo desde ese día", y el exasesor parlamentario Rubén Cortés, quien ha asegurado que desde aquel día "fue otra persona".
En su declaración, Botella ha afirmado que Fabra jamás se puso en contacto con él desde que salió a la luz este asunto, y ha agregado: "si alguien viene y dice que yo soy el topo estaré encantado de que se desmonte esta falsa, calumniosa y repugnante acusación".
El entonces comisario de la Unidad Adscrita de Policía Nacional, Álvaro Rodríguez, ha negado que se hubiese abierto de forma oficial una investigación por las filtraciones de documentos, que por otra parte ha insistido que no eran secretos ni confidenciales ni reservados.
"Lo sabíamos pero nadie nos pidió que investigásemos nada", ha añadido Rodríguez, quien ha explicado que se "inclina" por pensar que no hubo tal coacción.
José Císcar ha explicado que él supo lo sucedido la misma noche del día 22, por teléfono, y que al día siguiente habló personalmente con Botella.
"Me dijo que Piqueras le había dicho que tenían pruebas contra él, que había entregado un sobre a alguien en un garaje. Me dijo que ante su firmeza, Piqueras le había pedido que le ayudase a buscar al topo, a lo que se negó", ha añadido.
Asimismo, ha explicado que Botella le pidió que le dejase "manejar este asunto de forma personal" porque "estaba preocupado por las posibles repercusiones negativas tanto para él como para el Consell".
"Me senté con Fabra y se lo dije, y se abrió una investigación sobre la actuación del policía", ha añadido Císcar, quien ha asegurado desconocer cómo llegó este asunto a la prensa.
La abogada de Piqueras ha cuestionado los motivos que llevaron a Botella a denunciar los hechos un mes después de que se produjesen, cuando las imágenes que graban el entorno del Palau de la Generalitat y de la comisaría de Pont de Fusta ya habían sido borradas.
También ha puesto en duda el hecho de que Botella no recordase el color del coche en el que supuestamente Piqueras le trasladó a la comisaría del Pont de Fusta.