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pidió permiso para celebrarlo en el parking de la sala canal, en pinedo

El festival Marenostrum, en el aire a dos días de su inicio

La subdelegación de Gobierno desaconseja la celebración del festival por motivos de seguridad, Medio Ambiente pone objeciones y la Policía Local no lo ve claro

10/07/2019 - 

VALÈNCIA. Parece que el viento sigue sin soplar a favor del Marenostrum. El festival de música electrónica, cuya celebración está prevista para este viernes y sábado, 12 y 13 de julio con la asistencia de más de 6.000 personas, podría no tener lugar. Tal y como ha podido saber este diario, desde Subdelegación de Gobierno solicitan "encarecidamente" a la Generalitat valenciana que no autorice el evento debido a los informes emitidos por la Guardia Civil, que desaconsejan que se lleve a cabo, y ante la "imposibilidad de proporcionar suficientes medios" para la gestión del evento por parte de los cuerpos de seguridad.


Este primer feedback de la administración deja en el aire el festival, convocado este fin de semana en el aparcamiento de la Sala Canal, en la pedanía de Pinedo, que finalmente había sido elegido como sede después de que La Marina de València se negara a acoger una nueva edición. Así, la mudanza a Pinedo, que se antojaba como el gran reto de cara a este sexta edición, puede resultar en un movimiento frustrado.

Y es que no solo Subdelegación de Gobierno ve con malos ojos la celebración del festival. Según ha podido saber este diario, a falta de que se emita el informe, tanto los responsables de Medio Ambiente de la Generalitat -el recinto está en el parque natural de l'Albufera- como la Policía Local de València han puesto objeciones a la celebración del festival de música en su nueva sede, una postura que pondría aún más en jaque al Marenostrum. 

El festival de música electrónica había encontrado en la Sala Canal la válvula de escape a su vacío de sede tras la edición de 2018, una reubicación que también afectó a la zona de acampada, actualmente fijada en Coll Vert Camping & Bungalows. Sin embargo, este nuevo cambio ya se antojó confuso desde un primer momento. La zona de aparcamiento de la mítica sala de fiestas valenciana se confirmaba como sede, una ubicación que generó dudas dentro de la propia administración.

El Ayuntamiento de València lo autorizó

Las dudas sobre si la licencia de actividad de la sala también contemplaba la celebración de actuaciones musicales en el exterior de la misma fue la primera piedra en el camino, un tira y afloja entre Ayuntamiento de València y Generalitat que acabó cuando la administración local confirmó que, efectivamente, la sala sí podía acoger conciertos en la zona de aparcamiento. Superado este primer escollo, la pelota pasó al tejado de la administración autonómica para proceder a la petición de los diferentes informes preceptivos para la celebración del evento, unos análisis que no parecen favorables y que, cuando apenas restan dos días para la apertura de puertas, alimentan la incógnita sobre su futuro inmediato.

Los problemas del Marenostrum no son nuevos. Fue en 2018 cuando el Consorcio València 2007, órgano gestor de La Marina, rechazaba acoger en 2019 la nueva edición del evento, una ‘ruptura’ que, en última instancia, lo llevó a la sala Canal. Desde La Marina se adujo que los organizadores del festival de música no había desarrollado su actividad “en los términos previstos”, tal y como indicaban en un documento remitido el pasado 13 de septiembre. En el informe apuntaban a las “quejas” emitidas tanto por usuarios en redes sociales como por empresarios; al retraso de un día en el desmontaje; o a cuestiones relacionadas con la limpieza del recinto tras finalizar el festival, motivos que llevaron a La Marina a rechazar la celebración del evento en sus instalaciones otro año más. Por su parte, los organizadores del festival criticaron una justificación que, de acuerdo con ellos, carecía de “rigor y lógica jurídica” y anunciaron un “un plan B muy avanzado”.

Pero el conflicto con La Marina tenía otro tentáculo, pues el festival llevaba vendiendo entradas durante semanas sin tener sede confirmada, siendo que, tras el rechazo, ya habían despachado unas 6.000, de acuerdo con los mismos organizadores del evento. Fue en ese mismo mes cuando la asociación valenciana de consumidores y usuarios (AVACU) remitió un escrito dirigido a la Secretaria Autonómica de Turismo denunciando que los organizadores del Marenostrum estarían realizando una campaña de publicidad y venta anticipada que “no cumple con los requisitos” legales, “pues no consta ni la fecha, ni el horario ni el lugar de celebración del evento”, tal y como indicaron desde la entidad. Con la Sala Canal como sede final, está ahora por concretar una autorización que pende de un hilo.

Marenostrum, una historia llena de baches

No es esta la única edición del festival que ha tenido problemas para salir adelante. Ya en la tercera hubieron de reubicarse, pasando de la antigua estación del Grao de Valencia a la playa dels Peixets, en Alboraya, dos meses antes de la fecha prevista para su celebración. Prevista, sí, porque no llegó a materializarse tal y como se planteó. El festival canceló in extremis la edición tras haber sido denegada la licencia de actividad, con la sombra de un movimiento vecinal, encabezado por la plataforma ‘Som Horta’, contrario a su traslado; y una guerra política que enfrentó en el consistorio a PSOE y Compromís, que denunció la celebración. Fue en esa Marina que hoy se niega a acoger el evento que encontraron entonces la tabla de salvación, espacio al que trasladaron el festival, aunque con un cartel modificado debido al cambio de fechas.

Este movimiento también se encontró con la respuesta de la Unión de Consumidores, que demandó al festival por no devolver el importe de las entradas. Meses después, el juzgado de lo Mercantil número 3 de València declaró nulas cuatro cláusulas recogidas en las entradas, a las que la organización se acogía para no devolver el mencionado importe. Algunas de estas clausulas incluían que la organización se reservaba el derecho a modificar "sin previo aviso" el lugar de celebración del evento "por cualquier motivo” o que la empresa podría cambiar la fecha de la organización del festival "si por causa de fuerza mayor u otras debidamente justificadas no se pudiera realizar el espectáculo”, para lo que valdría la misma entrada "sin poder reclamar devoluciones del importe a no ser que la nueva fecha difiera en más de un mes de la que consta en la entrada". 

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