VALÈNCIA. (Agencias). El Fondo Monetario Internacional (FMI), que la semana pasada anunció una rebaja de una décima de su pronóstico de crecimiento para España en 2018, hasta el 2,7%, ha empeorado sus previsiones de deuda, déficit y paro para los próximos ejercicios, subrayando la necesidad de dar un nuevo impulso a las reformas estructurales.
Según los últimos pronósticos de la institución, el PIB de España crecerá un 1,8% en 2020, en línea con su anterior pronóstico, manteniendo sus proyecciones para los siguientes ejercicios en el 1,7% en 2021 y en el 1,65% los dos años posteriores.
En cuanto a otras variables macroeconómica, la institución internacional ha empeorado su pronóstico para la evolución de la deuda pública, que alcanzará el 97,1% del PIB en 2018, (cuando en abril esperaba un 96,7%) para bajar al 95,8% el próximo año y al 94,6% en 2020, frente al 93,9% estimado anteriormente.
Asimismo, el FMI prevé que la deuda pública de España represente el 93,8% del PIB en 2021, por encima del 92,8% de su anterior pronóstico, mientras que en 2022 se situará en el 93% y un año después en el 92,5%, frente al 90,9% de las previsiones de abril.
Por su parte, la revisión del cuadro macroeconómico para España también contempla una peor trayectoria del déficit, que acabará este año en el 2,7% del PIB, dos décimas por encima de lo contemplado en abril, y se situará en el 2,3% en 2019, cuando previamente se esperaba una reducción al 2%.
De este modo, las proyecciones de la institución apuntan a un desequilibrio presupuestario negativo del 2,7% en 2023, medio punto porcentual por encima del déficit del 2,2% del PIB anticipado con anterioridad.
Esta desaceleración de la economía tendrá su reflejo en el comportamiento del mercado laboral, ya que las nuevas previsiones del FMI señalan el debilitamiento de la reducción del desempleo, que cerrará 2018 en el 15,5%, en línea con las previsiones de abril, aunque al final del horizonte analizado la tasa de paro de España será del 13,84%, frente al 13,61% de los anteriores pronósticos. "En España, la agenda de reformas estructurales que pretende aumentar la eficacia de las políticas activas y reducir la segmentación del mercado laboral, necesitan un nuevo impulso", señala la institución internacional.