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El futuro de València está en sus plazas

3/09/2017 - 

VALÈNCIA. La escena sucedió en el despacho de la teniente alcaldesa Sandra Gómez hace unos días. Gómez departía con el concejal de Desarrollo Urbano, Vicent Sarrià, sobre las líneas de trabajo del curso, cuando se percató de que en la agenda de sus prioridades para 2018 coincidían la peatonalización de tres plazas: San Agustín, el Mercado y Brujas. Gómez lo tuvo claro. Esas tres plazas, casi consecutivas en la trama urbana, podían formar un nuevo itinerario, el de la València de las plazas, que arrancaría en San Agustín y acabaría en la de la Virgen. Sería no sólo un atractivo turístico sino una forma de crear una ciudad más humana, más hecha para ser vivida a pie de calle.

Tal y como recordaba este jueves la propia Gómez, la propuesta no es baladí en términos de imagen ya que esa zona "es donde se concentran los monumentos más importantes y de atractivo turístico". Hacerlos accesibles contribuiría a potenciar el turismo cultural. El futuro urbanístico de València, tal y como reclamaban muchos arquitectos, pasa pues por rehacer las plazas. Por estas tres y dos más, la del Ayuntamiento y la de La Reina, cinco plazas que cambiarán su fisionomía en el transcurso de los próximos años, en una de las alteraciones más notorias del tejido urbano. La situación, empero, es muy diferente para cada una de ellas.

Plaza de San Agustín, con la dársena de autobuses en primer término. Foto: ANTONIO MARÍN SEGOVIA.

Plaza San Agustín (2018). Presente en los libros de historia desde 1693, desde que fue citada en una providencia del Almotacén, se formó mucho tiempo después de la construcción del convento que le da nombre, según se explica en el libro de Rafael Gil Salinas y Carmen Palacios Albandea Las calles de València y sus pedanías. Para hacerla se derribaron en 1640 varias casas sitas en una callizo e incluso se empleó parte de un cementerio. Llamada plaza del 11 de febrero durante la República y de Gandesa en el periodo revolucionario entre 1840 y 1844, su actual nombre le fue dado por acuerdo municipal del primer ayuntamiento franquista, en junio de 1939. En la actualidad es poco menos que “una dársena de autobuses”, tal y como la describió Gómez. La intención del Ayuntamiento de València es “recuperar el espacio para la ciudad”.

Plaza de la Reina (¿2019?). Postal por antonomasia de València, surgió tras la demolición de la trama medieval que rodeaba a la puerta barroca de la Catedral. Dicha puerta, también conocida como la de los hierros, fue la gran aportación del Archiduque Carlos durante su breve estancia en València a principios del siglo XVIII. Su peatonalización es un proyecto largamente acariciado y reivindicado. En teoría iba a ser una de las iniciativas urbanísticas estrellas de la legislatura. La obra, que coordina la concejalía de Movilidad Sostenible, parece sin embargo estar maldita y ya se prevé que no se iniciará hasta después de 2019. Retrasos burocráticos en la puesta en marcha del concurso unidos a un conflicto por los problemas económicos de una de las empresas que lo había ganado, han provocado que el proyecto ganador haya sido rechazado y se haya tenido que encargar un nuevo proyecto al segundo equipo, con el consiguiente malestar de los vencedores del concurso que han anunciado que exigirán por vía judicial participar en la remodelación. Hay lío.

 Panorámica de la Plaza de la Reina de València, con el Micalet al fondo. Foto: KIKE TABERNER.

Plaza Ciudad de Brujas (2018). Tras la peatonalización de la Lonja se ha convertido en poco menos que otra dársena de autobuses, al igual que San Agustín. Bautizada así desde 1992 en homenaje a la ciudad que albergó al filósofo valenciano Juan Luis Vives, es conocida por ser un punto de encuentro de mercadillo de cosas usadas, así como de mercado de los cromos. Raro es el fin de semana que no está atestada de público de todas las edades. La plaza se encuentra condicionada por el parking actualmente cerrado, si bien desde Movilidad Sostenible garantizan que estará en marcha antes de que acabe la legislatura. La nueva plaza comenzará a nacer durante este curso.

Plaza del Mercado (2018). Tras la peatonalización exprés con maceteros realizada por la Concejalía de Movilidad, el Ayuntamiento de València ha decidido convertir en definitivo su actual estatus. Gómez, quien no tuvo reparos en describir como “polémica” la intervención de Movilidad, consideró esta actuación como “una primera, que no se puede quedar así y hay que arreglar” de forma definitiva porque el “macetero se tiene que superar”. El objetivo es que sea un espacio de transición hacia la calle San Vicente, para que cuando esté concluida la peatonalización de la Reina el viandante pueda establecer una ruta desde San Agustín hasta las Torres de Serranos o viceversa. Su destino va en paralelo al de la plaza de Ciudad de Brujas.

Plaza del Ayuntamiento. Como corresponde con la plaza más importante de la ciudad, el proyecto de su peatonalización se fía para largo pero está sobre la mesa. Fue el propio alcalde de València, Joan Ribó, el que aludió a él hace unos meses. La cuestión sobre el aprovechamiento de la plaza del Ayuntamiento es también antigua. La idea del alcalde pasaría por convocar un concurso de ideas para la próxima legislatura que pusiera sobre la mesa alternativas a una plaza que, como sucede en París, toma su nombre por albergar el principal edificio consistorial. Como primer nombre tuvo el de San Francisco, por el convento que se hallaba donde ahora se halla el edificio del Ayuntamiento. Reina Isabel II, Libertad, Emilio Castelar, del Caudillo, País Valencià… centro de la ciudad y corazón de la misma, su actual nomenclatura le fue dada en sesión municipal celebrada el 9 de julio de 1987. Devolvérsela a la ciudadanía y convertirla en un espacio de encuentro ha sido una de las banderas del Govern de la Nau, con actuaciones como las peatonalizaciones del último domingo de cada mes, pasando por fiestas de Nochevieja y, cómo no, actos falleros. Ahora, para su futuro más inmediato, se le quiere cambiar el rostro, hacerla más humana. El recuerdo de la plaza de Goerlich está latente.

Panorámica de la Plaza del Ayuntamiento de València en los años cincuenta, con la intervención de Goerlich.


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