VALENCIA. A finales de agosto pasado Aurelio Martínez anunciaba en su toma de posesión como nuevo presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV) las múltiples incertidumbres a las que se enfrentaba en un futuro inmediato el Puerto de Valencia. Una de ellas era las dudas que despertaba el potencial de la economía china. Y a fe que no le faltaba razón y no solo viendo la que se está liando en los mercados financieros en las últimas semanas. No.
Históricamente China ha sido uno de los países que más ha dinamizado el transporte marítimo... por no decir el que más. Pero el cambio del modelo productivo de la mayor economía del planeta -más consumo interno y menos exportaciones- está haciendo estragos en el llamado Baltic Dry Index o Índice Seco del Báltico.
Se trata de un indicador poco conocido entre los pequeños inversores, pero muy tenido en cuenta por los grandes -y muy especialmente entre analistas y economistas- porque refleja la evolución del coste del transporte marítimo de mercancías. O lo que es lo mismo: una de las claves de la economía del planeta.
Ayer miércoles dicho índice establecía su mínimo histórico en los 468 dólares, lo que deja bien a las claras de que se avista un parón del comercio mundial. Y más con el papel que desempeña el gigante chino.
El indicador, que elabora desde 1985 la sociedad Baltic Exchange -creada en 1744 en un café de la City londinense-, refleja la contratación de fletes marítimos de carga seca de las 26 principales líneas marítimas mundiales y ya se ha desplomado un 62% desde los 1.200 puntos que marcó a primeros de agosto pasado. Un hecho que ha añadido más motivos de preocupación ante un posible parón del comercio mundial y, obviamente, afectando a navieras y puertos marítimos.
El Baltic Dry Index (BDI), que toma como referencia el transporte de productos sólidos a granel, se considera un indicador adelantado de la actividad comercial, ya que los precios de los fletes guardan relación con la demanda de capacidad en los buques mercantes. Y a menor demanda, precios más bajos.
Todo ello llega en plena convulsión de los mercados chinos ante las cada vez mayores dudas que está despertando la ralentización de la economía del gigante asiático. De hecho, los precios de las materias primas -buena parte transportadas por mar- ya han venido anticipando una caída del consumo de las mismas y así lo viene recogiendo el BDI.
Además, el comentado cambio de modelo de la economía china supone que necesitarán menos materias primas -por ejemplo- de las que venían exportando y con ello se resentirá el tráfico mundial... y la economía del planeta. La caída en picado del BDI comenzó a gestarse a finales del pasado mes de agosto, precisamente cuando las bolsas de todo el planeta se tambalearon por la ralentización de la economía china en lo que fue un auténtico aviso a navegantes. Nunca mejor dicho.
"Los puertos no son un fin en sí mismos" manifestaba hace cuatro meses Aurelio Martínez en su toma de posesión al frente de la APV señalando que lo relevante no es la cantidad de metros cuadrados con los que cuentan los recintos sino cómo los gestionan. Y visto el hundimiento del Baltic Dry Index la gestión cobra en estos momentos una especial relevancia y más con un euro a la baja que potencia las exportaciones.
Pero el desplome de este índice de contratación de fletes marítimos, al ser un indicador adelantado, supone una seria amenaza de la recesión económica al transportarse menos y, lógicamente, bajar los precios para poder competir.