MADRID (EP). La Fundación Alternativas ha alertado de que el inglés está empezando a "colonizar" al español porque está sobrepasando a la lengua de Cervantes en cuanto a incorporación a otras lenguas de vocablos científicos.
En concreto, la entidad avisa de que "mientras va en aumento el número de palabras en inglés que van incorporándose al español, debido a nombres científicos, prácticamente es nulo el número de vocablos españoles que se incorporan al inglés por el mismo concepto".
La fundación atribuye esta ausencia de vocablos castellanos a que el "nivel científico, a nivel general, no es el adecuado" en España. Precisamente, este miércoles 24 de enero, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha presentado en el Museo Reina Sofía la estrategia 'El español, lengua global'.
Así lo concluye Fundación Alternativas en su 'I Informe sobre la Ciencia y la Tecnología en España', en el que analiza las carencias del sistema de ciencia español y propone una serie de recomendaciones para mejorarlo. El documento se presenta este jueves 25 de enero en el Congreso de los Diputados.
Para la fundación, la Ciencia aumenta la calidad de la vida, pero asegura también que influye en algunos de los "tesoros culturales" que tiene un país, y entiende que uno de esos "tesoros" es el idioma, es decir, el español.
En este sentido, la Fundación vincula la cultura de un país con la educación, y esta con la transmisión de la ciencia: "Una buena Ciencia que se trasmita en el marco de una buena educación es la base de una sociedad culta, con una buena calidad de vida a nivel general y con menores desigualdades".
En el Informe también se resume la trayectoria socio-histórica de la política científica en España. Dentro de este apartado, se distinguen varias etapas, entre las que destaca la "edad de plata" de la ciencia en el primer tercio del siglo XX, periodo en el que España estuvo "cerca de la vanguardia" gracias a la apuesta por la educación y la investigación; la superación de las dificultades en la época de la posguerra con el nacimiento del CSIC; y los "cambios" durante la Transición, con la explosión de la creación de universidades y, posteriormente, la llegada en los 80 del PSOE al Gobierno.
En cuanto a la actualidad, la Fundación identifica las que, dice, se denominan "las siete plagas" de la política científica española: la ausencia de instituciones; la indiferencia de los poderes económicos; la aleatoriedad política; la inestabilidad presupuestaria; la burocracia que habitualmente desconoce la ciencia que ha de gestionar; la carencia de estrategias; y el individualismo como forma de supervivencia. Según la entidad, los recortes de presupuesto serían "una consecuencia de esas plagas".
A juicio de la entidad, el "fracaso más significativo" de España en democracia ha sido "no haber conseguido la institucionalización de la investigación científica y técnica en el seno de la Administración española, así como en el seno de la sociedad".
En este sentido, alerta de la "drástica reducción", superior al 30%, en la financiación del Estado a la I+D en los últimos nueve años, lo que ha provocado una disminución "muy importante" de artículos de científicos españoles en las revistas de mayor repercusión internacional, pese a que España ocupa el undécimo puesto como productor mundial de publicaciones. Además, avisa de la también reducción de cerca del 60% en el número de patentes producidas.
En cuanto a la percepción social de la ciencia, los datos muestran indicadores más limitados que los existentes en el resto de los países europeos y los norteamericanos, pues el 21% de los españoles accede a noticias de ciencia a través de los medios de comunicación, muy por debajo de la media europea (41%). Sin embargo, la población española muestra en general una actitud positiva respecto a la inversión pública en ciencia y tecnología.
En su Informe, la Fundación propone reformar el modelo de gobernanza del sistema de ciencia y tecnología en España para que exista una participación "tripartita" entre el Gobierno, los representantes de las instituciones de ciencia y tecnología y los representantes políticos y sociales de los ciudadanos.
En este sentido, plantean una mayor participación y colaboración efectiva de los científicos, que decidirían las grandes orientaciones de la actividad científica y los recursos asignados a cada objetivo sin menoscabo del apoyo técnico necesario, y apuestan por un Ministerio de Ciencia "con poder real de influencia y un volumen de recursos económicos adecuado".
La entidad también propone la creación de instituciones para mejorar la participación de los ciudadanos en el ámbito de decisión política sobre cuestiones científicas y tecnológicas, como por ejemplo, una Oficina Parlamentaria de Evaluación de Políticas Científicas y Tecnológicas.
Por otro lado, sugieren la puesta en marcha de un plan de inversión plurianual en I+D+i que se extienda más allá de una legislatura y permita llevar a cabo un proyecto estable de objetivos estratégicos, así como incrementar el nivel de gasto público en I+D hasta un nivel que permita al país alcanzar de manera efectiva el 2% del PIB en I+D e incluso superar ese esfuerzo.
Igualmente, propone establecer un sistema de movilidad real de investigadores entre las diferentes instituciones dedicadas a la investigación, que incremente la cooperación entre proyectos en base a criterios de efectividad científica y que tales criterios también se extiendan a la movilidad y cooperación internacional. En concreto, piden que se elimine la exclusividad funcionarial en los Organismos Públicos de Investigación (OPI) y en las universidades, y permitir un sistema de contratación de personal científico basado en contratos estables y niveles salariares similares a los de los funcionarios.
Asimismo, piden fomentar la formación de científicos en el extranjero y la captación internacional en áreas de especial interés y escaso desarrollo interno, e incluir la ciencia y la tecnología en la agenda política como "un pilar de progreso", a través de la puesta en marcha de una política de reindustrialización basada en la innovación.