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El IVAM explora la idea de narración en Suspensión de la incredulidad, la primera exposición en España de la artista
VALÈNCIA (EP). El Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) continúa con su línea de investigación y nuevas miradas a su fondo museístico con la exposición Un contínuum común indefinidamente liso, una selección de piezas de artistas como Pablo Picasso, Bruce Nauman, Julio González, Marcel Duchamp y Dan Graham, entre otros, que plantea la pregunta de "qué es el arte contemporáneo" o "cuándo es el arte contemporáneo".
Este proyecto surge de la invitación de la exdirectora artística del IVAM, Nuria Enguita, a la curadora y comisaria de la muestra, Diana Guijarro, para "rastrear en la colección el aliento e impulso de lo contemporáneo", ha explicado la directora adjunta del museo, Sonia Martínez, que ha presentado este miércoles la exposición junto a la directora general de Patrimonio Cultural, Pilar Tébar, y Diana Guijarro.
La exposición se enmarca dentro de las actividades del Día Internacional de los Museos que se celebra sábado 18 mayo, que este año lleva por lema 'Museos por la educación e investigación'. Así, continúa con la línea de exposiciones en las que el IVAM lanza una pregunta y "deja respuestas abiertas interpelando al espectador", ha destacado Martínez. Pilar Tébar ha subrayado la necesidad e importancia de que los museos desarrollen una labor investigadora.
La muestra se adentra en los contextos artísticos, sociales y culturales de las 135 piezas que componen esta selección, procedentes en su mayoría del fondo propio del IVAM pero también algunas procedentes del MUSAC (Marc Bjil y Olaf Breuning) y Fundación La Caixa (Thomas Hirschhorn). Entre todas estas piezas, se generan nuevas conexiones e interpretaciones y se reflexiona sobre el concepto de lo contemporáneo, el papel de los museos y el de los artistas a través de cinco secciones diferenciadas.
Ante la pregunta de qué es el arte contemporáneo, Guijarro ha señalado que ha asumido desde el primer momento que "quizás no se iba a poder responder", pero ha añadido que el reto de "revisitar la colección y ser consciente de que tenía unos vacíos, unos huecos, y en esos vacíos por llenar es donde había que entrar".
"Todo es contemporáneo según el momento en el que vivamos, las categorías de las obras se estructuran en la historia del arte de alguna manera. Aristóteles decía que una obra de arte es considerada arte si el público cree que lo es. La visión es nuestra, por eso hay que lanzar estas preguntas al público para que mire con otros ojos una colección", ha explicado.
El título de la exposición es una referencia al ensayo 'La humanidad aumentada' de Éric Sadin. "Él dice que vivimos en un momento, con una administración y un capitalismo, donde todo tiene que ser muy suave, que percibamos que el futuro está modulado y se evite la mínima fricción. Se intenta que todos percibamos un horizonte plano y lineal. 'Un contínuum común indefinidamente liso'", ha explicado la comisaria.
El preámbulo de la exposición es 'Rock my religion' de Dan Graham, un complejo collage de textos, metraje filmado y performance. El recorrido sigue entre elementos "teatrales" como cortinas y fotografías de la agencia EFE que recuerdan momentos de nuestra historia reciente. En su epílogo, un totem del artista Marc Bijl compuesto por 22 altavoces reproduce discursos de diferentes políticos del siglo XX, desde Fidel Castro a Reagan, pasando por Bin Laden, Malcom X o Hitler.
Tras la introducción, la muestra reflexiona sobre la naturaleza de los museos en el primer apartado titulado 'Cuando algo falta, cuando algo no está'. Para Guijarro, "el museo se tiene que reinventar en la contemporaneidad porque vive en un contexto local y tiene que conectar con su comunidad y a la vez abrirse. Durante mucho tiempo, han sido esos elementos de revolución detenida, han ido más despacio que los movimientos sociales".
En esta sala, tras una teatral cortina roja, el visitante descubre una escultura de un caballero medieval del artista Olaf Breuning en diálogo con obras de André Masson o John Heartfield.
Después, la exposición se adentra en el tipo de modelo de artista y en las corrientes artísticas a lo largo de la historia, sobre todo analizando el concepto de identidad y de genio. El espacio está presidido por una gran mesa que funciona como un 'site specific' que evoca "la idea de almacén de museo, esa zona de tránsito donde las obras están en una suerte de vigilia", ha resaltado Guijarro.
Esta mesa integra textos expositivos, libros de artista y piezas escultóricas trazando conexiones, más o menos visibles, entre las esculturas de Julio González que conviven con las cabezas de André Derain y las figuras de John Davies, o un busto de Markus Lüpertz que conecta con las piezas de Jacques Lipchitz y Pablo Picasso, entre otras.
En la sección 'Un lugar significa definir un campo' la muestra se acerca a los movimientos artísticos anticipatorios. "Aquí se muestra un casco corintio del siglo XV enfrentado al vídeo 'Lip Sync' de Bruce Nauman", resumió Diana Guijarro.
La última sala, a modo de epílogo, reúne piezas de artistas como George Baselitz, Käte Steinitz o Gerhard Richter, con el eco de los discursos políticos reunidos en los altavoces de Marc Bijl.
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