VALÈNCIA. El Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) inicia una nueva etapa. Nuria Enguita, se incorpora al centro público como directora, tras haber estado al frente de centros como Bombas Gens o la Fundación Antoni Tàpies de Barcelona. No llega como una desconocida, pues entre 1991 y 1998 fue conservadora del museo, aunque tampoco como una más. “La persona que salió por esa puerta hace 22 años no es la misma que ahora. Ni este museo tampoco. Este museo ha tenido una historia compleja, no como todos, ha sido un poco más difícil. Pero estamos en un camino en positivo”, explicó ayer durante la presentación de su proyecto, una visión del centro con el horizonte fijado en 2025. Efectivamente, el IVAM de hoy es otro IVAM del mismo modo que la industria cultural es distinta, un presente que, aunque mira a su pasado, lo hace siendo consciente de que se debe construir en un contexto que poco tiene que ver con aquellos locos años 80.
"No creo que se pueda volver a ningún lugar, ni bueno ni malo. Las circunstancias sociopolíticas o económicas del mundo no tienen nada que ver [con hace 30 años] Cada museo tiene que ser consciente de su historia pero también de su contexto espaciotemporal. Es fundamental pensar desde el ahora. No es una cuestión de recuperar nada de aquella época, sino aprender de un potencial utópico que había en los orígenes [...] Eso es lo que me interesa, esa radicalidad". Aunque oficialmente se incorpora el lunes, esta misma semana ya ha aprovechado para encontrarse con los trabajadores del centro -algunos, antiguos compañeros; otros, nuevas caras-, una primera toma de contacto que es clave para el desarrollo de un proyecto que tiene muchos desafíos. Para enfrentarse a ellos, lo primero es tener claro qué es el museo de acuerdo con Nuria Enguita. "El museo hoy, y el IVAM también, debe ser un lugar para experimentar y aprender sobre el arte moderno y contemporáneo. Al mismo tiempo para conectarnos como individuos y comunicados con la realidad de la ciudad, el territorio y el mundo”. Así, la directora destacó su papel como archivo así como “constructor de relatos” mediante una colección que es el pilar fundamental del centro.
La colección es importante dentro y fuera del propio museo. Y es que una de las claves del proyecto, y exigencia del concurso para ocupar la plaza, es la internacionalización del centro. Es este uno de los objetivos clave en la gestión del IVAM de cara a los próximos años, una relevancia que no solo se consigue generando exposiciones de carácter internacional sino trabajando por un museo “ambicioso, experimental y con identidad propia”, explicó Enguita. “El objetivo es situar al IVAM en línea con los mejores museos de nuestro entorno, nacional e internacional. Entre iguales”. Y en este apartado de museos ‘iguales’ con los que iniciar relaciones, instituciones “afines y no afines”, ya hay un primer listado de nombres, que pasa por recuperar o reforzar relaciones con aquellos ‘amigos’ del centro y de los profesionales que lo forman. La Serpentine Gallery, White Chapel, la Tate Modern, el Pompidou o Musée d'Art Moderne de la Ville de Paris fueron algunos de los nombres deslizados por Enguita de cara a ese trabajo de internacionalización de la marca IVAM.
Otro de los puntos clave de la nueva etapa es la próxima apertura de la subsede en València, que la conselleria prevé presupuestar de cara a una puesta en marcha en 2021. Descartada la ampliación del propio museo, es generar un proyecto para un nuevo espacio en la ciudad una de las claves de esta nueva etapa, un espacio todavía no confirmado, aunque está sobre la mesa un muelle del las Naves de Ribes. El espacio, que contará con propuestas de carácter más contemporáneo, convivirá con su sede habitual y, también, con la subsede en Alcoi, espacios que espera conectar de una manera más fuerte tanto entre ellas como con el resto de instituciones culturales de su entorno.
Acostumbrada a trabajar desde la colección en el caso de la Fundación Tàpies o, más recientemente, con la colección de la Fundació Per Amor a l’Art en Bombas Gens, es este también la “piedra angular” que sostiene el trabajo que se vaya a hacer en el museo, unos fondos que suponen la base de la programación temporal. De esta forma, el programa expositivo estará basado en tres ejes: los contextos y trasfondos históricos, cuatro campos de acción (Contextos-Mundo, Historicidad, Cultura popular y Feminismos) y cuatro maneras de hacer (Gestos, Materiales, Pantallas y Ediciones). “Toda propuesta expositiva será el resultado de una investigación liderada por expertos y expertas, junto a personal investigador externo y personal del museo”. Aunque el curso 2021 está ya programado por la anterior dirección, Enguita deslizó algunas ideas en el apartado expositivo, como su intención de generar grandes exposiciones históricas, dar visibilidad a las mujeres de la vanguardia e, incluso, algún nombre propio como el danés Asger Jorn o Manolo Millares.
La colección, claro, va de la mano de la política de adquisiciones del centro, siendo uno de los objetivos estudiarla para detectar las posibles “fugas”, una política encaminada a completar el relato de un museo que abarca un siglo de historia y que cuenta con una de las “mejores” colecciones de vanguardia. "Evidentemente no se podrá adquirir obras de periodos históricos por cuestiones de presupuesto, pero podemos trabajarlos y también podemos ver cómo completar con material documental”, añadió. El proyecto se completa con la intención de generar un centro de documentación que sea el "núcleo" de la institución, un "puente" entre la colección y la biblioteca, así como un programa público de mediación y de actividades estables de seminarios y conferencias que formarán parte de un proyecto educativo mayor.