El Magnànim recoge en un libro la producción y legado de Alfons Roig

VALÈNCIA. (EP) La librería Bartleby de València acogerá, el próximo lunes, 9 de diciembre, a las 19.00 horas, la presentación de una de las novedades editoriales de la Institució Alfons el Magnànim "más interesantes para estas Navidades". Se trata de Alfons Roig. La devoció per l'art, un libro colectivo en torno de la figura y la maestría intelectual de Roig que ha sido coordinado por Josep Monter, Artur Heras y Anacleto Ferrer.

La obra es una edición actualizada de la obra Alfons Roig i els seus amics que publicó la Diputación de Valencia en 1988 y recoge numerosos textos de diferentes autores alrededor de su producción y legado. Esta nueva publicación se presenta en una cuidadosa edición ilustrada con abundante material gráfico.

En el acto está prevista la participación de los tres coordinadores y será de entrada libre y gratuita hasta completar el aforo del local, informa el instituto cultural a través de un comunicado.

Con este libro "poliédrico", que en sus casi 500 páginas reúne textos de Alfons Roig y sus amigos, los editores explican que se ha querido "rendir homenaje a su figura y a su legado, avivar el recuerdo de sus coetáneos, profundizar en el conocimiento de los que solo saben su nombre -inscrito en más de un espacio- y proponer su ejemplo a las generaciones más jóvenes".

En el volumen el lector puede encontrar un repertorio de textos heterogéneo y plural, desde un itinerario biográfico, fragmentos autobiográficos, correspondencia con Joan Fuster y otros personajes, y textos de amigos, muchos de ellos escritos con motivo de exposiciones y homenajes realizados después de la muerte del erudito por Joan Garcerà, Ximo Sanchis, Frére Robert, Aranguren, Gil Albert, Vicent Ventura, Andreu Alfaro, Jeremy Fox, Rafael Valls y Ana M. Reig, entre otros. La obra se completa con una detallada bibliografía de las publicaciones de y sobre Alfons Roig.

"Tolerante y dialogante"

Profesor y sacerdote "tolerante y dialogante", Alfons Roig (1903-1987) fue un personaje "absolutamente singular dentro del panorama cultural del País Valenciano del siglo XX", destacan desde el Magnànim.

"Buen conversador, amante de la vida sencilla y eremita ocasional que practicó con devoción, además de un cristianismo ecuménico alejado de las élites eclesiásticas, la religión de la belleza artística, especialmente la que lo ligaba al arte vivo, contemporáneo", añaden.

Profesor en el Seminario Metropolitano de Moncada y en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, fue sobre todo un maestro en el sentido socrático de la palabra: dialogante, irónico, abierto a su tiempo y consecuente hasta la obstinación.

Su talante y su inteligencia crítica le granjearon la amistad de grandes intelectuales como la filósofa María Zambrano, el poeta Emilio Prados, el ensayista Joan Fuster o los artistas Eusebio Sempere, Manolo Millares, Serge Poliakoff, Alfred Manessier, Andreu Alfaro o Artur Heras.

A lo largo de su vida reunió una copiosa biblioteca y una importante colección de arte, en la cual no faltaban dibujos originales de Julio González y Kandinsky o una cerámica de Picasso. Ambas fueron cedidas a su muerte a la Diputación de Valencia.