El milenarismo va a llegar…

El debate entre los candidatos del turnismo fue un espectáculo patético. El tono, las formas y el conocimiento de fondo de los asuntos que se deberían dirimir en un debate de este calado fue bajo, primario, y a veces propio de infantes que se acusan mutuamente sin atender a razones ni argumentar con criterio. Especialmente y de manera muy destacada (por desgracia) fue el actual presidente del gobierno quien desde el minuto 0 se mostró tremendamente nervioso, agresivo, violento verbalmente y prepotente. Creo que hay que tener mucho cuajo y muy poca decencia para que un votante socialista no se plantee disfrutar del 23J en la playa como toca y dejar de ir a votar, si su credo político le impide votar a otro partido. Porque pensar que España tenga como presidente a semejante individuo, es deprimente. 

El gran Fernando Arrabal ya lo dijo

Leía con gusto el análisis de mi amigo y maestro Paco Grau en este mismo diario, con acierto lo tituló ‘Señor Sánchez, déjeme hablar’. Esa expresión la utilizó en múltiples ocasiones un simpático y ebrio Fernando Arrabal en aquel mítico programa de televisión. ¿Se imaginan a un Feijóo descorbatado acercándose a Sánchez y diciéndole a la cara: “déjame hablarrrr”? Al menos, habríamos disfrutado de un momento histriónico y humorístico ante tanta mala cara, tanta acusación y cómo no tanta referencia a Vox, el protagonista del debate sin estar en él. 

Siempre se ha dicho que la ignorancia es muy atrevida, y Sánchez lo demostró de manera reiterada en su monólogo. Cómo puede plantearse el líder de un partido que ha llegado a pactos con cualquier partido del arco parlamentario, utilizar como argumento principal que el partido líder de la oposición tenga que pactar con un partido de ámbito nacional para gobernar. Las mayorías parlamentarias son las que son, y los pactos llevan produciéndose desde hace décadas, y más estabilidad supone un pacto a dos que a diez. 

En cualquier caso, los millones de votantes del PP deberían mirar con preocupación, especialmente después de que varias CCAA estén comenzando sus mandatos con pactos PP-Vox, la actitud del presidente nacional del PP que no quiere reconocer que un pacto con Vox sería lo más lógico, natural y razonable para como dice él, “acabar con el sanchismo”. Es muy cobarde y timorato huir de lo que espera más de media España y tender la mano a alguien como Sánchez, esperando que se abstenga y gobierne Feijóo con una minoría parlamentaria. 

“El que saca a pasear el Falcon es usted”

La desvergüenza de Sánchez es infinita. Se supo claramente que vino a nuestra Comunitat a disfrutar del FIB en Benicàssim subido en su Falcon y tuvo el valor de decir: “yo puedo explicar todos mis viajes por tierra, mar y aire” y de acusar a Feijóo de que “ustedes siempre sacan a pasear el Falcon”, poniéndole fácil la respuesta al popular que dijo: “el que lo saca a pasear es usted”. Además, Sánchez acusó a Feijóo de no ser claro en sus declaraciones de ingresos. El actual presidente del gobierno es claramente una personalidad megalómana, actúa de una manera soberbia y lo pudimos ver y sufrir todos en este prescindible debate cara a cara. Feijóo tuvo un comportamiento mucho más correcto, educado y comedido, pero quizá excesivamente ausente ante tanta chulería y verborrea del candidato socialista.   

Vox hasta en la sopa

Sin duda el protagonismo de Vox fue uno de los elementos claves del debate. Sánchez tenía la seguridad de que puede atacar y amedrentar a su rival mentando a los de Abascal todo el tiempo y si lo hizo es porque sabía que Feijóo evitaría defender un pacto infinitamente más natural y razonable (el del PP y Vox) que los cientos de pactos del PSOE con comunistas, independentistas, nacionalistas radicales y partidos integrantes del universo terrorista. En cualquier caso, es bastante ridículo que habiendo cuatro candidatos de las formaciones políticas más importantes que se presentan a las elecciones generales, no se realice un debate a cuatro como Dios manda.