VALÈNCIA. Cuando la cantante country Dolly Parton escribió la letra del ahora machacado I will always love you, con la que se despidió del programa de televisión de Porter Wagoner tras años de relación profesional, pocos hubieran anticipado que, a la postre, sería uno de los temas más repetidos. Sin embargo, el gran éxito no le llegó con la versión original, sino con la cover firmada por Whitney Houston para El guardaespaldas. Cuestión de originales e interpretaciones, no es el objetivo del Museo de Bellas Artes de Valencia superar el éxito de sus obras con su nuevo proyecto, aunque sí, quizá, el de encontrar ricas miradas de la provechosa nueva cantera de creadores valencianos. La pinacoteca inicia su temporada de exposiciones el próximo 23 de febrero con Miradas Fotográficas, una muestra de interpretaciones fotográficas de obras pictóricas del museo firmadas por alumnos de la asignatura de Fotografía Avanzada, quienes han reproducido la escena del cuadro de su elección con una mirada libre y actualizada.
En total la muestra suma una treintena de fotografías que representan obras clásicas de la colección expuesta en el Museo de Bellas Artes reinterpretadas por los alumnos de Arte y Diseño de ESAT (Escuela Superior de Arte y Tecnología). Comisariada por el profesor de Fotografía de ESAT, Alberto Adsuara, fue un trabajo personal de éste lo que supuso el punto de partida del proyecto expositivo que desde hace cuatro años se ha ido gestando entre cuadro y cuadro. “El proyecto -de plasmar una mirada actual con modelos antiguos- nace desde la elaboración de un trabajo personal: la necesidad de ‘copiar’ fotográficamente algunos de los cuadros de un museo que me había fascinado desde la infancia. Dada mi condición de docente y en vista de la envergadura que tomaba un proyecto tan enriquecedor decidí involucrar al alumnado de ESAT que cursaba el último año de sus estudios”, indica Adsuara.
Los alumnos han seleccionado con “absoluta libertad” entre dos caminos: el de actualizar o el de interpretar. El primero daba pie a una imagen que sólo pretendía ser una transcripción formal más o menos “idéntica” al original. El segundo daba pie a una cierta conceptualización con la que replantear la temática buscando un nuevo nivel interpretativo. “El museo fundamentalmente abarca desde el Gótico al Impresionismo. Un pasado, pues, en el que se contemplaba la imitación-emulación como formas necesarias de aprendizaje; como fase absolutamente necesaria en la formación del artista. Pasado un tiempo comprobé que se trataba de una de las prácticas que más en serio se tomaban y que sus trabajos superaban con creces las expectativas y el nivel, ya de por sí elevado, de sus otros trabajos”, indica el comisario.
La exposición muestra 30 fotografías que reinterpretan obras pertenecientes a la colección permanente del Museo de Bellas Artes de Valencia de pintores como Vicent Macip, Nicolás Falcó, Velázquez, Cornelisz van Haarlem, Asensio Juliá, Ignacio Pinazo o Cecilio Pla, entre otros. “El proyecto se convirtió en algo más que meras prácticas docentes. Se había convertido en un producto generado por unas sinergias en las que se que entremezclaba el interés de un programa educativo con los intereses puramente personales de todos los alumnos; así, el interés por la actualidad –lo fotográfico, lo contemporáneo- con el interés por el pasado –lo pictórico, lo clásico, lo universal-. Un producto que respondería, más que en otras ocasiones, a las consecuencias de un trabajo intenso entre maestro, con un proyecto personal trasladado a un colectivo, y alumnos, con un proyecto coyuntural convertido en personal. Y todo con un importante telón de fondo: el del Museo de Bellas Artes de Valencia, la segunda pinacoteca más relevante del estado español”.
Aquí entraban numerosas cuestiones en juego: ¿cómo hacer para imitar la luz de una pintura renacentista o barroca? ¿cómo hacer para imitar las atmósferas de Sorolla o Pinazo? ¿es necesario conseguir una analogía o lo mejor es buscar una “simple” semejanza? La respuesta la dio cada alumno mediante su proceso creativo. “En cualquier caso, cuando aquí decimos “mirada actual” lo que pretendemos es fijar la inevitabilidad del presente confrontado con un pasado tan diverso como diferente al nuestro. Reivindicar lo actual, con todo lo que tanto técnica como tecnológicamente lleva implícito (lo digital), y confrontarlo a un pasado con un sentido de la técnica y tiempo tan distinto del que impone lo inevitablemente actual”, explica Adsuara.
En las obras expuestas, que parten de autores clásicos, se encuentran referencias al universo cultural cotidiano: un accidente de motocicleta; iconos cinematográficos como La naranja mecánica; atuendos de personajes de ciencia-ficción; presencia limitante del mundo digital en nuestra vidas; referencias a series de televisión de éxito o denuncia social, como los niños soldado; imágenes de mitos pop; incluso zombies. El mecanismo de esta exposición de reinterpretar el cuadro es un recurso recurrente a lo largo de la historia del arte: desde los kuros del arte arcaico griego hasta los movimientos que se han producido en la Era Moderna, sobre todo en las Vanguardias Históricas. Ctrl+C. Ctrl+V.