VALÈNCIA. El Museu de Belles Arts de València vuelve a la casilla de salida. Otra vez. Carlos Reyero dejará de ser director del centro el próximo 31 de agosto, justo un año después de que asumiera el cargo. Lo hace por “motivos personales”, según explicó este miércoles en rueda de prensa, una decisión que corta de cuajo con la nueva etapa del museo impulsada tras la agitada salida de José Ignacio Casar Pinazo. Es precisamente la inestabilidad instaurada en el museo en los últimos años lo que ha llevado a la administración a poner sobre la mesa una solución con el fin de esquivar el vacío de poder. De esta forma, tal y como confirmó la directora general de Cultura y Patrimonio, Carmen Amoraga, se ha fiado la dirección a la persona que quedó en segundo lugar en el proceso de selección de director que dio a Reyero como ganador. A rey muerto, rey puesto. Será el historiador del arte y profesor en la Universitat Jaume I Pablo González Tornel quien, a partir de septiembre, se ponga al frente de una nave con muchas cuentas pendientes.
“Ser derrotado por Carlos Reyero fue un orgullo”. Estas fueron las primeras palabras del que será nuevo director del museo, el cuarto en dos años, guante que recogió el propio Reyero, que calificó a González de candidato “idóneo” para el cargo. “Me hace la misma ilusión ahora que hace un año. Para cualquier historiador del arte tener una colección de 30.000 piezas de primer orden es un reto. Es una aventura que obviamente produce dolores de cabeza pero es el inicio de un momento muy bonito”, relató este último. Las primeras dudas sobre su llegada están puestas, por supuesto, en una transición en la que tendrá que manejar el -corto- legado de Reyero. “Cualquier dirección que asuma llevar el timón de este museo debe ser respetuoso con lo que recibe. No puedo pretender llegar en septiembre y aplicar el día uno mis criterios absolutos”, explicó el nuevo director, quien incidió en que la institución mantendrá los compromisos adquiridos hasta ahora. Una de las novedades, eso sí, viene con la cancelación de la exposición dedicada a Vicente López, prevista con la inauguración del edificio Pérez Castiel en marzo de 2019 y que, finalmente, fue sustituida por El inicio de la pintura moderna en España: Sorolla y su tiempo, que todavía se puede visitar. Aunque Reyero habló de una pausa, el nuevo director fue más tajante. “Podríamos darla por anulada”, afirmó, justificando que el retraso obligaría a iniciar de cero todo el proceso relativo a los préstamos.
Sobre el proyecto artístico habrá que esperar para conocerlo, pues la dirección general de Cultura y Patrimonio ha optado por no hacerlo público, como ya hiciera con Reyero, aunque lo que sí es evidente es que el nuevo director se tendrá que enfrentar a un buque cargado de viejos problemas. De momento está pendiente la licitación del plan museográfico, un proceso sobre el que no pudieron concretar ningún plazo de desbloqueo. Sobre lo que sí incidió González Tornel fue en su intención de formar parte activa sobre cómo se aplica, una museografía que “todavía no está definida” y en la que “tendré algo que decir”. “Este museo merece tener una museografía del s.XXI”, aseveró. De igual forma incidió en la necesidad de ser un contenedor cultural “en un sentido más amplio”, donde quepa la música, la danza o presentaciones de libros, así como en un objetivo histórico del centro, la conexión con la sociedad, en la que incidirá poniendo más peso al departamento de didáctica.
También puso sobre la mesa el director la importancia de plantear una política expositiva con un mínimo de un año de antelación, una previsión habitual en el resto de centros expositivos, así como fomentar el aspecto científico con el objetivo de “posicionar el museo en el ámbito académico nacional e internacional”. Es la gestión del centro la que más cuentas pendientes tiene, un futuro que pasa por resolver la falta de personal. “Ya no sabemos cómo decirlo, ni cómo reclamarlo, ni cómo hacer participe a todas las instancias políticas sobre las enormes dificultades que hay de personal”, explicaba en 2018 Casar Pinazo, en una entrevista concedida a Culturplaza. En estos años poco habría cambiado, una situación que sigue dejando a Belles Arts como uno de los museos más ‘pobres’ por lo que respecta a personal. “La plantilla ha de renovarse porque se preven jubilaciones de manera inminente”, reflejó el director, aunque admitió tener una cierta “tranquilidad” por el “colchón” que supone el apoyo del Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació (IVCR+I). Sobre la ansiada autonomía del museo, poca novedad. Aunque tampoco en conselleria la tienen. “Soy un técnico, no soy un político”, defendió González, quien destacó que su capacidad para crear figuras jurídicas “no existe”, aunque sí la de “dar la matraca”, bromeó, para que se avance.
Pablo González será el cuarto director del Museo de Belles Arts de València en apenas dos años. Fue en diciembre de 2018 cuando se puso al frente de la pinacoteca Margarita Vila, en sustitución de José Ignacio Casar Pinazo, entonces de baja. Le duró poco a este último la tranquilidad pues su vuelta, en mayo de 2019, fue un visto y no visto. Volvió para ser cesado, una salida con la que se daba luz verde a un concurso que en agosto de 2019 daba como vencedor al cántabro Carlos Reyero, que desembarcaba en una València que le era desconocida y con el objetivo de convertir el centro en un "punto de referencia de la pintura valenciana en un contexto europeo e internacional", así como adaptarlo "al siglo XXI”. El proyecto, sin embargo, apenas ha logrado sentar sus bases y menos de un año después de ocupar el despacho de dirección, Reyero se marcha de València.
La inestabilidad se ha convertido en una constante en la pinacoteca valenciana, que acoge a un nuevo director que, en cualquier caso, no es un desconocido para el centro, pues ha comisariado muestras como Intacta María. Política i religiositat en l’Espanya barroca (2017) y ha investigado sobre cuestiones como la historia del arte valenciano, una conexión que allana el camino de cara a su llegada. De igual forma, la selección del valenciano también se enmarca en una estrategia que busca una transición lo menos traumática posible. Con esto, desde conselleria se ha optado -con el consenso del Ministerio de Cultura, insistieron- en renunciar a iniciar un nuevo proceso de selección, con lo que el segundo en lista pasa a ocupar la plaza. “No era lo deseable si hablamos en términos de buscar la estabilidad, pero la solución que se ha encontrado es que asuma Pablo la dirección", expresó Amoraga. "Es un punto y seguido".
El Museu de Belles Arts de València abre sus almacenes, con motivo de celebrar el Día Internacional de los Museos, y prepara un recorrido por los pasillos en los que se conservan verdaderos tesoros, donde se lleva a cabo la catalogación de obras y donde suceden demás labores de mantenimiento que permiten que el museo funcione
Tras inaugurarse en València, la exposición 'Prohibit fixar cartells. REA' pasa por el Museu de Belles Arts de Castelló con una nueva selección de carteles que pretende recordar cómo ha sido el diseño en la provincia durante las últimas décadas