La situación del músico callejero, que fue premiado por su creación en este ámbito hace dos años a nivel internacional, evidencia un espacio de ambigüedad en las ordenanzas. Actuaba sin permiso, aunque no existe en València tal permiso para interpretar música en directo con equipos autoaimplificados
VALÈNCIA. Hace un año que Borja Catanesi decidió emprender un viaje sin billete de vuelta. O, mejor dicho, sin plan de regreso, porque junto a su furgoneta, su guitarra, un looper y un amplificador, el músico valenciano se había convencido en recorrer Europa para conocer gente tocando en la calle. Durante los últimos meses ha vivido en 50 ciudades distintas en países como Holanda, Bélgica, Austria, Suiza, Luxemburgo, Alemania e Italia. Durante ese tiempo ha actuado como un músico callejero anónimo hasta que hace apenas unos días regresó a casa y decidió seguir con su actividad: el martes salió a tocar por el centro de la capital, como si tal cosa. El miércoles, mientras hacía lo propio en Passeig Russafa, alguien le denunció y un policía le impuso una sanción de la que desconoce la cifra.
Catanesi publicó en su página de Facebook la foto del momento en el que el agente le toma los datos: "se dirigió a mí por mi nombre. En el momento de la foto estamos hablando y se apunta mis datos, pero fue más tarde cuando me dijo que me tenía que sancionar". El segundo día tras su regreso, Catanesi se encontraba ante la realidad de la ordenanza valenciana que sí permite la solicitud de permisos para actuar en la calle, pero no de manera autoamplificada. Así lo confirma a este diario el concejal responsable, Carlos Galiana. No obstante, el músico, que había sido sancionado meses antes de iniciar su último periplo por Europa, no pidió permiso: "no lo hice porque sé que no me van a dar permiso para que actúe con un pequeño amplificador. Un amplificador, por cierto, que va a pilas y que está diseñado precisamente para actuar en la calle".
El caso de Catanesi es particular porque hace un par de años ganó un concurso internacional de músicos callejeros impulsado por Toyota y cuyo premio recibió en Nueva Zelanda. Como artista, es uno de los intérpretes que, desde la creación, mejor ha reivindicado la posibilidad de una expresión artística que no puede desarrollar en su propia ciudad. A lo largo de todo el año, solo en una ciudad de los 50 visitadas ha tenido la misma reacción ante la propuesta del valenciano: "fue en Verona, una ciudad muy conservadora. Lo cierto es que pasó algo parecido a lo que está pasando con la sanción; se ha hecho viral y, supongo, sirve para que se abra el debate de por qué los músicos callejeros no pueden actuar autoamplificados. Creo que lo hago divierte a la gente, es agradable y no pido nada que esté fuera del sentido común; actuar a unas horas razonables, en un espacio asignado, sin más".
La ordenanza que regula la ocupación pública para este ámbito no contempla la amplificación como una posibilidad. Para el concejal responsable "no contemplarla es como prohibir que se toque con una púa. No obstante, nosotros llegamos con una regulación. No es la única en la que abordamos modificaciones, pero ya está a punto". Galiana confirma que antes de final de año, "incluso antes", debería cambiarse la citada ordenanza en distintos aspectos; uno de ellos, la puerta abierta a que, en algunos espacios, durante unas horas determinadas, se pueda actuar con un permiso del Consistorio.
Galiana, de hecho, ha mantenido relación con la asociación de músicos callejeros que interlocuta con el Ayuntamiento y con la que el propio Catanesi se siente representado. Incluso, han llegado a actuar para el propio Consistorio en los últimos meses, fruto de las conversaciones y de la voluntad del Gobierno local por darles cabida. En la ordenanza, además, se espera que se amplíe el permiso concedido de tres meses a seis. Igualmente, el concejal, con respecto al caso del músico recientemente sancionado, señala que "en ningún caso, porque no se conceda esa autorización, no puede no pedir permiso". De hecho, fuentes policiales admiten que podrían haberle decomisado los instrumentos, pero prefirieron no hacerlo aunque Catanesi si haya sido sancionado. Sanción que se derivó de una denuncia de un vecino en la tarde del miércoles 21.
El músico valenciano, no obstante, mantiene su voluntad de seguir con este "estilo de vida" para seguir creciendo musicalmente y para viajar. Destaca ciudades como Bolonia o distintas en Holanda (La Haya, Rotterdam, Groningen) como especialmente favorables para esta práctica: "tú vas a pedir permiso con tu amplificador y te dan licencia para ese día". Destaca que en Italia, donde fue sancionado, "en general existe mucha cultura y buena relación con el arte callejero, igual que en Holanda, aunque en Amsterdam quizá es algo más complicado".
Catanesi graba en el looper algunos ritmos y puntos de partida previos y luego improvisa funk, blues, reggae o rock sobre esas bases de partida. Lo que más le ha sorprendido de la situación en València ha sido la sanción económica: "no me dijo que me iba a multar hasta el último momento. Se sorprendió incluso de que quisiera una copia de la sanción, aunque como no tiene cifra, no sé todavía bien qué significa. Lo que más me sorprende no es que me aperciban o no me dejen tocar, es que me sancionen con una multa". Para el músico valenciano queda claro que "no toda la música se reduce a cantar a viva voz. No es nada descabellado entender que haya unas calles, unas zonas, donde se pueda hacer. No me parece bien una regulación horaria extrema. Está claro que más allá de las diez de la noche no te vas a poner a tocar. Por tamaño y por la ciudad creo que no sería tan difícil regularlo". Lo que la ordenanza sí dejará claro es que las zonas ZAS, en cualquier caso, estarán vedadas a esta práctica.
Más allá de la multa, Catanesi admite que su experiencia como músico callejero le sigue reportando grandes experiencias: "es el modo de vida que he elegido de momento". Algunas de ellas también están registradas en su canal de YouTube:
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