Hoy es 18 de noviembre
GRUPO PLAZA

ideas sobre el mundo de la ilustración

El nuevo camino de Ricardo Cavolo

El salmantino se ha encargado del cartel de la 10º edición de Humans Fest

6/01/2019 - 

VALÈNCIA. El ilustrador Ricardo Cavolo es uno de los primeros que salen cuando una persona hace una lista de los ilustradores del momento en España. El salmantino lleva varios años en la pomada gracias al poder visual, la singularidad de su imaginario -fácilmente reconocible- y una gran capacidad para adaptarse a lo que diferentes empresas y organizaciones le encargan. Dentro de esto, su último trabajo -lo presentó este mismo viernes- ha sido el cartel de la 10º edición de Human Fest, el Festival Internacional de Cine y Derechos Humanos. Minutos antes del acto celebrado en Convent Carmen, el artista saca unos minutos para hablar con Cultur Plaza de su carrera y dejar algunos apuntes sobre temas de actualidad del mundo de la ilustración.

- Su manera de producir es muchas veces a partir de encargos, y eso necesita de un importante componente de pragmatismo, ¿cómo lidia con esto, creativamente hablando?
- Muchas veces cuando se habla de pragmatismo se piensa en hacer de tripas corazón y en mi caso no tengo que hacer tanto eso porque desde el principio he marcado unos límites y ahora siempre que se acercan a mí siempre lo hacen respetando mucho mi universo, mi gramática y mi manera de contar las cosas. Ha sido muy fácil adaptarme en los cajones en los que me tenía que ir metiendo. Es verdad que al principio te lo tieenes que trabajar y se pierden muchos trabajos porque en ese momento solo eres “alguien que hace dibujitos” y yo rechazaba hacer un hiperrealismo porque no era mi estilo.

- ¿Cuáles son esos pilares insalvables que el cliente tiene que respetar sí o sí?
- La frontera es mi estilo (por supuesto, porque es mi manera de expresarme), el color intento también controlarlo yo, pero depende de la propia identidad de la marca (no puedo hacer una campaña basada en el azul para una bebida con burbujas y etiqueta roja). También siempre que puedo intento poner algo social: cosas tan tontas como hacer una chica donde en principio tú harías un chico, o a alguien de raza negra en vez de un europeo blanco. Lo hago para picar y para forzar el descoloque de la gente, que no dice nada porque quedaría muy mal pedir cambiar la raza de un personaje. Pretendo jugar a eso sin pasarme porque para mí es una manera de naturalizar la diversidad.

- Aún así, producir con este pragmatismo dificulta en cierta manera tener un discurso común en su obra. Los artistas que trabajan con proyectos más concretos, o para galerías, les resulta más fácil tener este hilo conductor. ¿Echa en falta esto?
- Ahora es cuando voy estando más satisfecho en ese aspecto porque en efecto, voy insertando ese componente social que te he contado. Cada vez están más presentes mis credos, lo que siento sobre el ser humano y el anhelo de cambio.

- En este aspecto, hacer este cartel del Human Fest debe haber sido un lujo...
- En efecto, ha sido súper fácil. De hecho, si de algo adolece este cartel que he hecho es precisamente que no es tan simbólico como en otros casos porque he ido más a tumba abierta.

Foto: ESTRELLA JOVER

- Cambiemos de tema. Concretamente, a cómo se lee tu obra: en tiempos de redes sociales de consumo rápido y de ese creciente interés popular por lo visual, ¿tiene muy en cuenta cómo reciben tus seguidores y seguidoras lo que haces?
- Intento pensar muy poco en eso y no lo tengo en cuenta. Esta bien empatizar con la otra parte, pero no se puede prestar más energia en contentarla que en producir aquello que justamente te está haciendo popular. No te voy a negar que me importa ese diálogo y me intereso por saber cómo caen mis trabajos, pero tengo claro que tengo una propuesta que defender y que desarrollar. Tengo contradicciones en mi propio hacer y muchas veces critico un mundo trabajando para empresas que justamente parecen dedicarse a destruirlo (uno es también sus contradicciones y hay que equilibrarlo). Pero prefiero no gastar mucha atención en ello, sobre todo porque durante todo este tiempo, la opinión aplastante (a excepción de cuatro trolls) ha sido siempre positiva.

- No me refería tanto a cómo cae su obra sino a la superficialidad con la que puede ser recibida y tratada teniendo un discurso y un simbolismo muy concreto.
- Sí, eso también, pero convivo con ello. A poco que veas, el simbolismo que expongo es muy personal y a veces me cuesta desenvolverlo. Sin embargo, todo lo que está ahí está por algo; y tal vez se pierda gran parte de lo que yo he querido decir, pero también se generan otros significados y eso me gusta. No hay normas de entender mis trabajos, las hay para mí mismo a la hora de producirlos. Hay gente que se ha tatuado algo que yo he hecho durante mi depresión, en la que necesité hablar de cosas algo más chungas, y gente que ha hecho lo mismo pasando por el mejor momento de su vida.

- Hablando de este mundo interior del que habla, ¿en qué se basa este? ¿se trata de algo místico, de un discurso meramente político, de una suma de experiencias?
- Puede haber algo de mística, pero se ciñe únicamente a la gramática. Antes mi trabajo era algo más impersonal y se trataba de relatar una especie de cuento. Desde un tiempo a esta parte, intento meter mucho más mi yo: ahora hablo desde la melancolía, por ejemplo, o introduzco este mensaje político del que hemos hablado... Antes era algo más platónico, y ahora cuento cosas más concretas de uno mismo.

- ¿Se siente de alguna manera presciptor de la filosofía de vida en la que cree? Lo pregunto sobre todo por este momento delicado por el que pasó y que tal vez pueda ayudar a gente que se pueda sentir actualmente así...
- Trato de ser humilde, a veces en exceso. Recientemente, he empezado a utilizar el elemento de Los Simpsons para representarlos con cierta melancolía y no sabes la cantidad de gente que me ha hablado para decirme “oye, cuánto me ha servido esta lectura de los personajes para canalizar todo lo que estoy sintiendo”. Este terreno que estoy explorando creo que sí esta sirviendo. No es que la gente vea la luz, pero sí les sirve para entenderse mejor y ver que no están solos en ese sentimiento.

- Su trabajo goza de una potencia visual abrumadora y eminentemente carismática. Muchos estudiantes de Bellas Artes, o artistas principiantes buscan tener esa voz propia, tal vez en exceso, ¿qué mensaje les vendría bien escuchar?
- Mucha gente me habla justamente para preguntarme eso. Lo que suelo decir es muy poco alentador, pero en mi caso es lo que ha funcionado: darse tiempo. Esto no se trata tanto de una carrera de velocidad por ver quién llega antes como una prueba de resistencia en la que cuentan los kilómetros recorridos, sobre todo porque yo quiero vivir hasta el final de esto a lo que me dedico actualmente. Yo lo tenía claro desde el principio porque mi padre intentó vivir de lo mismo y siendo muy bueno no lo consiguió.. Gracias a eso, he tenido una falta de apuro que me ha hecho crecer mucho. Por otra parte, también ha sido mucho trabajo, porque yo vengo de una familia humilde y tenía que comer. Los primeros años de mi carrera no dormía apenas porque cuando no trabajaba, producía. Sin embargo, nunca me he agobiado en exceso y creo que esa paciencia es la que me ha llevado dónde estoy ahora mismo.

- Pero también hay gente que busca ese poder viusal sin pasar antes por haber cultivado el mundo interior del que tanto hemos hablado...
- Por supuesto. También, debes tener la cabeza llena de cosas. Para bien o para mal, yo he tenido una infancia muy solitaria y eso me ha hecho leer muchos libros, ver mucho cine y visitar muchas exposiciones. Eso ha hecho que tenga desde pequeño un background de historias que me sirven ahora para contar lo que yo quiero. Frente al “trabajar, trabajar y trabajar”, he aprendido que no, que mejor “trabajar y vivir”. Si no vives, no tienes qué contar.

- Con la atomización del arte pop y el posibilismo que permite la tecnología actualmente, a mucha gente se le está despertando cierto impulso creativo, ¿este impulso se nace o se hace?
- No tengo ni idea, pero soy de la opinión de que tiene que haber una energía. Yo he dedicado todos mis esfuerzos en lo que estoy haciendo, y si hubiera hecho lo mismo con la cocina, posiblemente no habría tenido tanto éxito. Es como tener una antena que te dice en qué tienes que trabajar, y luego hacerlo. Porque también te digo: sin trabajo no hay genio, mucho más en 2019.

Noticias relacionadas

next

Conecta con nosotros

Valencia Plaza, desde cualquier medio

Suscríbete al boletín VP

Todos los días a primera hora en tu email


Quiero suscribirme

Acceso accionistas

 


Accionistas