análisis vp

El partido de Alvise: más problema que aliado para el PP de Mazón 

11/06/2024 - 

VALÈNCIA. Los resultados de las elecciones europeas celebradas este domingo dejaron diversas lecturas políticas a derecha y a izquierda a todos los niveles, incluyendo el autonómico. En el primer bloque, el PPCV tiene motivos para la celebración por la victoria popular porque el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, sale reforzado en un territorio en el que gobierna junto a Vox y obtiene unos 13 puntos más que en las europeas de 2019. Aun así, a esta alegría le acompañan una serie de 'peros' que todavía no se sabe si se convertirán en una tendencia que les afecte negativamente. Entre ellos, la irrupción del partido de Alvise Pérez, Se Acabó la Fiesta, que se puede convertir más en un problema que otra cosa. 

El resultado en la Comunitat Valenciana tiene importancia en el análisis. Tras las elecciones autonómicas del 28 de mayo del 2023, llegaron las generales del 23 de julio. Casi un año después, los partidos se han sometido al examen de las urnas. Cada comicio tiene sus peculiaridades y en ellos se vota con parámetros diferentes. Los ciudadanos no actúan igual en las locales, autonómicas, generales o europeas. Además, influyen otros factores como la baja participación o que en las europeas haya circunscripción única. Sin embargo, el 9J sí sirve para comprobar por dónde respiran los electores y hacia qué sentido van las penalizaciones.


La conclusión es que el PPCV no se ha movido apenas de la cita que le devolvió la Generalitat (del 36,2% al 35,8% del domingo). Y eso es bueno… y malo. La parte positiva es que Mazón no sufre un desgaste de su gestión al frente del Consell ni de su Gobierno compartido con Vox. Esta realidad es relevante a nivel interno, puesto que el líder del PPCV fue el primer dirigente territorial de su partido que pactó, de manera exprés y sin dudas, con los voxistas. Algo que parte de la dirección nacional no vio con buenos ojos y que incluso provocó que achacaran los resultados de las posteriores generales a la movilización en respuesta a que Vox ya fuera oficialmente el socio del PP en los ejecutivos. Algunas fuentes populares comentan ahora que a Alberto Núñez Feijóo le costó verlo entonces, pero que fue la decisión correcta. Ya con las primeras medidas de gestión aplicadas a lo largo de estos meses, esa teoría les da la razón.

El presidente de la Generalitat se consolida, pero hasta ahí. Tampoco se dispara y ni siquiera sube. Esta es la parte agridulce del resultado. Los populares han aspirado desde el principio a ir comiéndole a Vox la tostada paulatinamente. Y aunque todavía quedan unos tres años para las próximas autonómicas –si no es que se adelantan, algo nunca descartable en función del contexto político–, eso por ahora no ocurre y el horizonte de la deseada mayoría absoluta se ve bastante lejano. 

   

En porcentaje de voto, la Comunitat tampoco se sitúa en la delantera. Hay otros territorios en los que en apoyo el PP está por encima del 40%, como Madrid (40,7%), Extremadura (41,4%), Castilla-La Mancha (41,4%), Cantabria (42,7%), Murcia (42,8%), Galicia (43,6%) o Castilla y León (44,5%). En número de votos, Madrid y Andalucía están en la pole, con 1,1 millones. La Comunitat está en tercer lugar con 705.000.

Vox cuenta igualmente con un importante caladero de votos en la Comunitat (226.454, un 11,51%). Tampoco parece que vaya excesivamente en aumento, pero sube en comparación con 2019. Eso es, relativamente, una buena noticia para ellos. Supone que tengan que asumir que no existen grandes aspiraciones de crecimiento, pero se mantienen. Por contra, no beneficia al PP, que sí vio retorno del votante de Ciudadanos pero no recupera de Vox. A ello se suma que un PSPV totalmente dependiente de Pedro Sánchez pisa los talones a los populares, que no logran agrandar la distancia entre ambos y, por tanto, no aumentan la brecha entre bloques.

Si hasta aquí iba a ser el análisis más o menos previsible, de repente aparece un nuevo factor que genera una incógnita sobre cómo puede afectar de cara a próximas elecciones. Se llama Alvise Pérez, cuyo partido ha obtenido tres representantes en el Parlamento Europeo. En la Comunitat, su porcentaje de votos llega al 5,77% (113.548) y en Alicante han quedado como cuarta fuerza, por delante de Compromís-Sumar

   

Lo ocurrido no es extrapolable a lo que sucedería en unas autonómicas y municipales, donde es muy probable que variara la representación al no ser circunscripción única, haber mayor participación y votarse en otra clave. Por número de apoyos, es difícil que entraran en Les Corts si se celebraran ahora. Pero eso no quita que el problema asome para los populares y para Vox. 

En el PPCV tratan de disimular la preocupación. Sin embargo, existe. Nadie quiere hacer la suma de las tres fuerzas de la derecha como apoyo al Consell ni se quiere ver a Alvise como posible socio. Los populares se aferran a la interpretación de algunos resultados, como que se van expandiendo en diversos municipios de la Comunitat en los que no habían ganado antes (algo que es real y que les otorga más fuerza). Pero Se Acabó la Fiesta tiene un componente transversal difícil de controlar. Se trata de un voto descontento y antisistema que puede hacer un roto importante. La visibilidad que otorga la presencia en las instituciones aumenta el grado de conocimiento de cara a las próximas citas. Así que todo está en el aire.

En el PPCV critican que con Sánchez en el Gobierno "siempre habrá extrema derecha" por su estrategia de polarización –fue el único que dio publicidad a Se Acabó la Fiesta en campaña–, a la vez que consideran que los apoyos a Alvise no serían tan numerosos en unas elecciones sin circunscripción única y que si él sube, baja Vox. Pero por encima de todo, los populares confían en las tendencias a medio y largo plazo. Así, creen que todo lleva su proceso y su tiempo e inciden en que todavía quedan 3 años para las autonómicas. De aquí a allá, dicen, hay un mundo. Salvo si Sánchez convoca generales. Ahí se complica el asunto.  

Noticias relacionadas