Stalin, entre otros comunistas, mató en nombre de la igualdad social. Los cristianos y musulmanes en nombre del amor al prójimo y la salvación de las almas. Estados Unidos y los países capitalistas matan en nombre de la libertad. Putin mata en nombre de la patria...
Siempre he pensado que aquellos que actúan en nombre de grandes ideales son los más peligrosos, pues son capaces de todo. Se han quemado pueblos enteros defendiendo la civilización, sea lo que sea esa palabra.
El mensaje de amor divino debe quemar impíos para triunfar.
Un mundo más justo bien merece unos cuantos gulags, ¿no?
La democracia es una buena excusa para arrasar países, ¿a que sí?
Mi patria, con lo que amo su banderica… a hostias me lío para defenderla...
Y la libertad, madre mía, ¡qué no haríamos en nombre de la libertad! Incluso dejar que los pobres se mueran en la puerta de los hospitales privados o malvivan en las calles de países liberales como Estados Unidos
Las grandes aspiraciones, por el hecho de serlo, acaban muchas veces teniendo fanáticos en lugar de defensores. Por suerte no son la mayoría, pero son un verdadero problema (en mi opinión) para la causa que defienden, pues generan una gran reacción en contra bastante fuerte.
Como yo no entiendo los grandes ideales de la derecha conservadora tipo Vox, esas cosas como la patria en la que te han nacido, la raza que te ha tocado o los reyes medievales, entre otras cosas, me centraré en criticar al progresismo. Porque soy progresista y creo que de vez en cuando es necesario barrer un poco la casa. Y porque sus ideales son exactamente los míos, por eso me duele que en su nombre nos fanaticemos.
Voy a hablar de pequeños gestos cotidianos que, en el fondo, pecan del mismo amor incondicional a la gran ideología. Un ejemplo actual es toda esa gente de izquierdas que critica a la OTAN. Porque podemos explicar la invasión de Ucrania y la OTAN tiene su parte de culpa, claro que sí. Pero yo creo que no es lo que importa ahora. Importa que hay gente muriendo. Que un ultranacionalista imperialista megalómano está matándola.
Desde esa superioridad moral que da no creer en la guerra, qué bonito es no creer en la guerra, se acaba haciendo flaco favor a los oprimidos.
¿Acabar con las guerras es un ideal tan alto que bien se merece que sigan muriendo ucranianos para defenderlo?
Por si alguien lo duda: no, no creo en la guerra. Pero alguien tiene que parar a Putin. No creo en la guerra pero creo aún menos en los que ven una injusticia y no hacen nada. Porque levantar pancartas de NO A LA OTAN es no hacer nada. Es dividirnos cuando tenemos que ser tajantes. Tampoco creo que la solución sea tirar bombas, pero sí posicionarnos firmemente contra el atacante, todos juntos.
Este No a la OTAN solo beneficia a Putin.
Otro ejemplo insignificante pero significativo: El sábado pasado di una conferencia sobre literatura. Tras una hora hablando sobre cómo cada generación rompe con la anterior y las obras consideradas en un principio malas acaban siendo las que cambian la literatura, lo único que quedó de mi charla fue una expresión: “toda generación nueva quiere romper con la anterior, asustar a las abuelas, pasar por su lado y que se cojan el bolso como forma de transgresión y ruptura con el pasado”. Algo así dije. Y luego seguí una hora más hablando.
Durante las preguntas solo se habló de la expresión “asustar a las abuelas”, una frase dicha en tono informal y jocoso (como fue toda la conferencia). Fui acusado de forma bastante agresiva de machista por un par de personas del público.
Yo soy blanco cishetero pero me siento absolutamente interpelado por el feminismo. No entiendo un mundo no feminista. Y me parece un ideal muy alto al que, por supuesto, ya han salido sus fanáticos. Enhorabuena, pillasteis a un hombre blanco cishetero en una expresión desafortunada. Supongo que dormisteis muy tranquilas ese día tras haber defendido vuestro ideal.
De nuevo me reitero: esas actitudes solo ayudan a su opuesto, en este caso el machismo. Habría sido muy fácil decirme al acabar la charla: “perdona, creo que es una expresión que no deberías utilizar”, con pedagogía, que es como el feminismo me ha ido enseñando durante estos años, porque sí, no todos los hombres cishetero somos enemigos del feminismo y algunos estamos dispuestos a escuchar y cambiar. Sin embargo decidieron señalar públicamente y ridiculizar. ¿Por qué? Porque tienen la razón. Y hay gente que no sabe tener la razón...
Por suerte estos fanáticos son pocos. La gran mayoría de gente de izquierdas que conozco, incluso los que están en contra de la OTAN y son antiamericanos, se han posicionado contra el invasor y a favor de los que mueren. Y casi todo el feminismo que me rodea ha tenido paciencia con mis inercias y micromachismos que a veces me ha costado (y me cuesta) ver.
El problema, para mí, es que esa minoría fanatizada en nombre de grandes ideales que yo comparto, hace mucho daño a estos. Y me duele.
Se convierten en la excusa para que otros reaccionen y ridiculizen nuestras luchas.
Y aquí un poema.
...Esto no os lo esperabais, ¿eh?
EL BUEN HIJO
La revolución francesa jamás existió
solo hombres matando a otros hombres
el peligro viene de aquellos que siguen las reglas
de los niños que continúan repeinados al llegar al colegio
de los niños que no sintieron la necesidad de pasarse la mano por el cabello
destrozando así la decadente obra de sus madres
el peligro viene de aquellos que siguen las reglas
pues ellos empuñarán las armas con la tranquilidad
del funcionario que cumple su jornada
La revolución rusa no existió
solo hombres matando a otros hombres
el peligro viene de los amables
de los vecinos que te ayudan con la compra
de los primos que te invitan a comuniones
de los amigos que te felicitan por tu santo
porque eso es lo que está bien y lo que se debe hacer
el peligro viene de los amables
pues ellos empuñarán las armas con la convicción pura
del que defiende las fronteras de la civilización
La revolución americana no existió
solo hombres matando a otros hombres
el peligro viene de los que creen que su dios
es mejor que el resto de dioses extranjeros
que un pedazo de tierra
vale más que la mierda con que se cultiva
que una lengua es una patria
y las palabras algo más que un gruñido
el peligro viene de los que creen en grandes ideales
pues ellos empuñarán las armas con el fanatismo
del mellizo al que papá da la razón en una pelea
La revolución china no existió
solo hombres matando a otros hombres.