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opinión

El pesimismo parece exagerado a corto plazo

Panorama global tras el acuerdo entre el Reino Unido y la Unión Europea sobre el Brexit y la marcha de los precios del barril de petróleo

28/11/2018 - 

MADRID. Las encuestas de índices manufactureros están siendo más bajos de lo esperado a nivel mundial. El de la Eurozona ha llegado a 52,4, mínimo de casi cuatro años, lo que puede implicar un crecimiento del PIB algo menor de 0,3% este cuarto trimestre y complicar los planes de normalización de política monetaria del BCE.  Sin embargo, a pesar de la oposición inicial de Francia y España los 27 miembros de la UE ha acordado una salida del Reino Unido con Theresa May en el Consejo Europeo. Eso sí, a pesar de la insistencia de May en que no hay alternativa y es el único acuerdo posible, le va ser difícil convencer al Parlamento británico y podemos esperar más drama, hasta el punto de que no descartamos un 'Brexit duro' o segundo referéndum y dada la incertidumbre preferimos evitar apuestas sobre la libra esterlina.

Ahora hay que estar atentos a la Cumbre del G20 que se inicia este próximo viernes en Buenos Aires. El principal evento van a ser las reuniones bilaterales entre Trump y Xi Jinping sobre comercio internacional.  Nuestro escenario central es una pausa en el aumento de nuevos aranceles a las importaciones chinas y que los existentes permanezcan. Eso sí, si no hay trato los activos de riesgo seguirán sufriendo.

En este estado de cosas estamos neutrales en acciones, con cierta protección respecto a bajadas, mientras en renta fija preferimos crédito de calidad, sin sobreponderar alta rentabilidad, una clase de activos que con el derrumbamiento los precios del petróleo en EEUU y titubeante crecimiento europeo ha seguido ampliando diferenciales de rentabilidad respecto a deuda del Estado y por tanto bajando de precio.

De todas formas el pesimismo parece exagerado a corto plazo. Aunque 2018 está marcado por el aumento de la volatilidad en renta variable, parece perfectamente 'normal' respecto a los últimos 30 años y no tan dramático como sugieren algunos titulares. Lo que si era 'anormal' es la volatilidad extremadamente baja vivida desde el verano de 2016 a enero de 2018. De hecho, hasta la era de la flexibilización cuantitativa de los bancos centrales las correcciones, han sido algo característico de la inversión financiera. El caso es que la vuelta del apetito por el riesgo puede encontrar catalizador en la reducción de las tensiones comerciales, un menor ajuste monetario y beneficios empresariales relativamente sólidos.

Mientras tanto, los precios del barril de Brent -referencia europea- han caído a menos de 60 dólares por barril, más del 30% desde máximos de octubre. Ello refleja preocupaciones sobre exceso de suministro, incluyendo dudas sobre la capacidad de Arabia Saudí para reducir oferta mientras EE UU presiona por mantener la producción, aunque pueden darse repuntes de precio este invierno. 


Aunque Trump parece pensar que la caída del petróleo es bueno para la economía estadounidense, equivalente a un recorte de impuestos a los consumidores, no está tan claro. Actualmente Estados Unidos, con el auge del petróleo de esquisto, es el mayor productor de petróleo del mundo, habiendo alcanzado récord de 11,7 millones de barriles diarios, frente a cinco millones de 2008. Pero con su menor precio el punto de equilibrio de la producción de petróleo de esquisto puede verse amenazado. 

Además hay relación entre crecimiento de su PIB y precio del petróleo, más obvio en Texas, la referencia estadounidense de crudo. Si los precios continúan bajando, la Reserva Federal probablemente tenga que revisar su previsión de crecimiento para 2019 y hacer pausa en su ciclo de subida de tipos de interés antes de septiembre, como preveíamos. De hecho la caída de precios del petróleo a comienzos de 2016 ya produjo que la Reserva Federal, que acaba de empezar a subir tipos de interés, dejase pasar casi un año para volver a aumentarlos. Así que para evitar demasiada exposición a variaciones de tipos de interés, hemos estado comprando deuda del Tesoro de EE UU con vencimiento entre 2 y 5 años, pues ofrece una atractiva rentabilidad real.

Desafíos de la transición energética

El caso es que las empresas integradas del sector de energía se enfrentan a los desafíos de la transición energética, suministro y generación de electricidad; demanda máxima de petróleo y aumento de vehículos eléctricos; con prominencia de asuntos medioambientales, sociales y de gobernanza.  De manera que el peso de este sector en el índice mundial MSCI se ha reducido los últimos diez años, provocando competencia cada vez más feroz entre estas compañías para formar parte de las carteras de inversores. Sin embargo las petroleras integradas europeas se han mostrado más fuertes respecto a la desaceleración de precios del petróleo, pues son más disciplinadas respecto de sus inversiones en capital fijo, contando con un robusto flujo libre de caja.

Otra derivada de la disminución de los precios del petróleo es para las monedas ligadas a éste como la corona noruega y el dólar canadiense, que se han visto afectadas. Sin embargo, el renminbi chino se ha estabilizado y algunas monedas que habían sufrido mucho -como la lira turca- han despuntado. De manera que, aunque la búsqueda de seguridad ha llegado a favorecer monedas refugio, especialmente el franco suizo, puede haber oportunidades de inversión selectiva en divisas. 

César Pérez es director de inversiones de Pictet WM

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