VALENCIA. La senadora del Partido Popular Rita Barberá emitió este miércoles un comunicado en el que anunciaba que abandona el partido pero no su acta de senadora ni, por tanto, su aforamiento, tras abrir el Tribunal Supremo una causa penal contra ella por un presunto delito de blanqueo de capitales. El comunicado llevaba el membrete del partido y fue colgado en la página web de la formación, es decir, contaba con el visto bueno de Mariano Rajoy. Con dicho comunicado, el PP hincaba la rodilla ante la todopoderosa exalcaldesa de Valencia, ahora senadora.
Según se aprecia en dicho comunicado (ver aquí el documento) y en la forma de hacerlo público, el PP ha aceptado que la creadora de el caloret sea tránsfuga y se vaya al Grupo Mixto sin poner ninguna pega, algo que ningún partido acepta y que el PP no aceptó con predecesores tan ilustres como el diputado por Segovia Pedro Gómez de la Serna, investigado también por una presunta trama de corrupción, a quien este mismo año se le exigió que dejara también el escaño cuando abandonó el partido.
En uno de los días más convulsos que se recuerda en cuanto a política judicial se refiere, solo superado por los mensajes de "Sé fuerte" de Rajoy a Bárcenas, la ‘alcaldesa de España’ salvó su primera bola de partido tanto en el plano político como en el judicial, puesto que consiguió seguir siendo senadora y abandonar el PP por la puerta grande, algo que compañeros de partido como Gómez de la Serna, que fue excluido de grupo por sus negocios en el extranjero, o Bárcenas por su vinculación con Gürtel no pudieron hacer.
Fuentes del PP consultadas por Valencia Plaza definieron a Barberá como la J. E. Hoover de la política española. "No podemos entender como el partido ha podido emitir un comunicado con nuestro membrete apoyando que no solo no dimita, sino que no se hace cargo de los posibles resultados electorales que se desprendan de esta decisión. Qué sabe esta señora, qué tiene como as en la manga, no lo sabemos pero algo gordo tiene que ser para que Génova permita algo así", manifestaron.
Las mismas fuentes no daban crédito a lo sucedido teniendo en cuenta que el mismo día que Barberá emitía su comunicado con membrete del PP se levantaba en Valencia el secreto de sumario de la pieza principal del caso Imelsa, también conocido como operación Taula. Dicho levantamiento conllevará "otra lluvia más de estiércol sobre el partido en plenas elecciones vascas y gallegas y, obviamente, sin gobierno en España", apostillaron las fuentes populares.
Cuáles han sido los motivos que han llevado a Barberá a forzar la máquina son algunas de las preguntas que varios dirigentes populares se hacían, teniendo en cuenta que la maquinaria del partido se puso en marcha desde primera hora con los primeros espadas pidiendo la dimisión de la senadora.
La respuesta según las fuentes consultadas por este periódico es sencilla: "No quiere el paseíllo por la Ciudad de la Justicia de Valencia. No quiere una multitud a su alrededor gritando ‘choriza’, prefiere el Tribunal Supremo".
Además, tal y como publicaba este martes Valencia Plaza, la defensa de Barberá solicitará probablemente la recusación del magistrado instructor, el ex Fiscal General del Estado nombrado por el PSOE, Cándido Conde-Pumpido, con la esperanza de que le toque un juez más conservador. Lo que la senadora parece que no ha tenido en cuenta es que, en caso de ser condenada por el Supremo no existe una instancia superior a la que recurrir, algo que sí podría hacer su fuera condenada en Valencia.
La diputada del PP por Segovia en el Congreso Beatriz Escudero fue de las pocas representantes populares que criticaron abiertamente la decisión Barberá pactada con Génova de aferrarse a su escaño del Senado. Escudero avisó de que "se está haciendo mucho daño" a las siglas del partido que lidera Mariano Rajoy, mientras este y otros dirigentes como el portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Rafael Hernando, evitaban dar explicaciones.
"Respeto la decisión de Rita Barberá, pero no la comparto", escribió en un mensaje de Twitter, recogido por Europa Press, con el que rompía la tónica de sus compañeros del PP que, en su mayoría, optaron por expresar su respeto por la decisión de la senadora de darse de baja del partido y se limitaron a subrayar que la formación no la puede despojar de su escaño.