El productor valenciano Ruvenruven, con voz propia

VALÈNCIA. Aquí una perogrullada: el papel del productor en la música es tan esencial como invisible en lo mediático, salvo para las grandes estrellas. Su aportación es la de mejorar el sonido y la propuesta artística del grupo o solista, repensar y limar su universo sonoro. Hay veces que el productor tiene un perfil más técnico, otras que es más creativo y deja una huella (tal vez poco imperceptible) en cada una de sus producciones. En el caso de Ruvenruven, conviven estos dos perfiles, y ahora, en su proyecto en solitario, toma además la voz cantante.

El artista valenciano publicó hace apenas unos días Vuelvo a caer, el primer single de un LP que publicará en unos meses a través del sello Futuras Licenciadas. Productor de artistas como Xenia, Santas o Carlota (y co-productor de los últimos trabajos de Margarita Quebrada, Vez Era o Min T), da un paso en firme para hablar en primera persona: “Realmente llevo mucho tiempo haciendo música para mí mismo, la diferencia ahora es que lo comunico, es que voy a publicarla. Es ahora cuando me apetece compartirlo”, explica a Culturplaza. “Produzco y participo creativamente en muchos otros proyectos, pero hacer música para uno mismo es muy diferente porque sentimentalmente te vuelcas mucho más”, añade.

Con Ruvenruven ahora busca encajar tres facetas diferentes de un proceso creativo: el de artista, productor e ingeniero de sonido: “siempre que he decidido participar produciendo un proyecto me he involucrado sentimentalmente con lo que el artista pretendía, he empatizado y mi trabajo buscaba reforzar el mensaje o darle una vuelta. La diferencia ahora es que el embrión nace de mi mismo, y a nivel creativo no es fácil saber como juzgar, como productor, lo que has hecho tú mismo como artista. La manera que he encontrado de hacerlo es casi la de hablarme a mí mismo diferenciando esos tres perfiles, pedirme como productor que me haga cargo de lo que he hecho como artista, así en cada etapa el proceso empezaba de cero”.

Ruvenruven es la suma de todo aquello que, de alguna manera, comparten sus producciones (sus marcas de la casa), con el plus de la cosecha propia que es el origen y la composición de una canción: “En los proyectos en los que me implico intento estar a full, definitiva forma parte de la escena valenciana y estoy influenciado por la gente con la que he trabajado, pero también por la gente que me he encontrado de otras ciudades y la música que escucho”, zanja.

Otra gran influencia es, definitivamente, su paso por Berklee Valencia, centro del que se graduó hace apenas unos meses: “yo he tenido la suerte de poder estar a través de una beca, que es la puerta de entrada para mucha de la gente de València que está ahí. Lo que ves dentro es una locura, sobre todo el trabajo con productores y productoras buenísimos, tanto técnica como artísticamente. Lo que más provecho sacas es el acceso a los estudios, a los instrumentos, y obviamente, a compartir momentos con personas con tus mismos intereses”.

Plastic Boy

¿Qué cuenta, entonces, Ruvenruven, en primera persona? “Todo surge de sentimientos y experiencias puntuales. Vuelvo a caer surge de un momento personal complicado, cuando estaba en Rotterdam, de mucha presión social y de sentir que tenía que estar justificándome. A partir de este tipo de sentimientos encontré una narrativa donde empecé a reflexionar sobre la proyección que hacemos sobre nosotros mismos. ¿Nos conocemos o nos convertimos en una imagen? Empecé a preguntarme entonces sobre la identidad. La idea me vino a través de lecturas que iba haciendo. Una decía que los humanos tenemos tres caras: la primera es la que enseñamos a todo el mundo; la segunda, la que me mostramos a la gente más cercana; y la tercera, la que solo nosotros conocemos, si acaso la conocemos”, desgrana.

La ciudad, la identidad y las dinámicas sociales marcarán el corpus de Plastic Boy, el LP con el que debutará. El proceso nació con esas preguntas, pero… ¿ha encontrado respuestas? “Algunas sí, sin duda. Al final, muchas de esas preguntas son en realidad momentos puntuales con un sentimiento muy fuerte. Pero las letras están escritas en perspectiva (no son un yo soy así, sino un en este momento me sentí así). Ha sido una experiencia casi curativa”.

En lo sonoro, Plastic Boy quiere ser un “desafío constante” y que también se note en esta parte de la canción su sello personal. “La idea es ver cómo puedo estirar los límites de lo que hago, probar cosas nuevas y sacar recursos que me puedan servir en el futuro. Otra vez, esta la idea de las diferentes caras. En este caso, la parte de instrumentos y la de diseño sonoro. El LP mezcla grabaciones en directo, paisajes sonoros, samples… He experimentado mucho tanto con instrumentos clásicos como con diferentes técnicas de producción”. Un ejemplo es un sample, que alargó durante seis horas y luego de ahí sacó fragmentos.

El 1 de diciembre sacará el segundo adelanto de Plastic Boy, El cristal, que será una colaboración con Xenia (el disco tendrá varios featuring). También está preparando el directo, aunque “aún está en laboratorio”: “estoy haciendo un set con directo yo solo, que lanzaría bases, pero también jugaría con sintetizadores y haría sound design. También me gustaría hacer un set con banda, más completo, pero paso a paso”, concluye.