tribuna libre / OPINIÓN

El resurgimiento de la pyme disruptiva

21/12/2017 - 

VALÈNCIA. La pyme no gana para disgustosy es que recién capeado el temporal de la crisis y superando todavía los estragos que la burbuja ha provocado en las pymes españolas, nos encontramos inmersos en la cuarta revolución industrial, que viene y no a velocidad de crucero  precisamente, dado el alcance, el impacto y el avance tecnológico que supone y que se desarrolla día a día. 

Y es que el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital publicó el pasado 1 de diciembre el Plan Nacional 5G que incluye la hoja de ruta para el despliegue en España del 5G, con una serie de medidas como la licitación de las primeras bandas de frecuencias para esta tecnología móvil y ayudas para fomentar la puesta en marcha de proyectos piloto.

En un entorno de mercado en el que la actualización digital se hace necesaria tanto para la optimización de las estructuras empresariales como para la comunicación con el entorno global de mercado, irrumpen con fuerza la Industria 4.0, el Big Data, la inteligencia artificial, la robótica y el Internet de las Cosas (IoT), que esperan con los brazos abiertos la llegada de la red 5G, considerada la piedra angular de la transformación digital, y cuya implantación cambiará la forma de trabajar, de producir y de interrelacionarse en el mercado, tal y como lo entendemos ahora, afectando tanto a las instituciones y empresas privadas como a las administraciones públicas y de la que sólo saldrán airosos quienes se suban al barco y de manera más bien inmediata. 

La Exposición de Motivos de la Ley 34/2002 de servicios de la sociedad de la información y de comercio electrónico (LSSI) ya vaticinaba las consecuencias de la llegada de Internet, la extraordinaria expansión de las redes de telecomunicaciones y, en especial, de Internet como vehículo de transmisión e intercambio de todo tipo de informaciónreconociendo que su incorporación a la vida económica y social ofrece innumerables ventajas, como la mejora de la eficiencia empresarial, el incremento de las posibilidades de elección de los usuarios y la aparición de nuevas fuentes de empleo. 

Tratándose de una norma de 2002 y que ha sufrido numerosos remiendos a lo largo su existencia, conceptúa perfectamente los cambios en los que nos vemos inmersos a día de hoy, de ahí la importancia de no mirar hacia otro lado, apostar por la transformación digital, y de cambiar la visión de la empresa de manera transversal, ¿qué quiere decir esto?.

Aprovechar la hiperconectividad en la que nos encontramos inmersos la sociedad de hoy en día, para dar un paso más y aplicar la tecnología que tenemos a nuestro alcance para convertirlo en una oportunidad de negocio. 

Por ejemplo, dejemos de utilizar los datos que tenemos en nuestra empresa como consecuencia de nuestra actividad únicamente para facturar, dejando de ser reactivos, y aplicando el avance que la tecnología pone a nuestro alcance para ser más proactivos. ¿Qué nos permitirá? Generar valor para nuestra empresa, ¿cómo? A través del dato, y ¿qué conseguimos con ello? Por medio de tecnología como el machine learning aprender sobre ellos, sobre patrones de comportamiento, predecir la respuesta del usuario ante un determinado impulso y ajustarlo a lo que demanda, ¿con qué objetivo? no perder competitividad y no verte desplazado del mercado.

Cobra especial relevancia en todos estos avances la ciberseguridad, y la necesidad imperiosa de protegernos de los ciberataques, que pueden acceder a nuestros sistemas con forma de spam, troyano, ataques DDOS, y un larguísimo etcétera, cuya consecuencia puede abarcar desde la pérdida de ingresos como resultado de una vulneración de seguridad o una denegación de servicio, hasta la asunción de elevados gastos derivados de la reparación y restauración de los datos borrados y los equipos dañados, inclusive el pago de un rescate. Y una lesión todavía más gravosa e incuantificable por la irreparabilidad del daño que es el perjuicio reputacional que puede ocasionar a la marca de una empresa un ataque o un secuestro de los datos. 

La proyección e impacto jurídicos que los nuevos agentes producen, al desarrollarse a distinto ritmo que el legislativo, plantean no pocos debates en cuanto a la interpretación de algunos de los conceptos clásicos del Derecho, no obstante, si la innovación y las tecnologías abren oportunidades de negocio y han supuesto la disrupción en sectores tan tradicionales como el de la abogacía (legaltech) o el de la banca (fintech) conjugando la tecnología para ofrecer sus servicios ¿a qué esperamos para dar un paso hacia delante y apostar por el futuro, que de hecho, ya es presente?   

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Lucía Carrau, responsable del área TIC y startups de Carrau Corporación