VALENCIA, (EP). En los últimos años ha aumentado la tasa de nacimientos prematuros (antes de la semana 37 de gestación) en España y se sitúa ya entre un 8 y 10 por ciento de todos los partos, lo que puede achacarse a la tendencia a ser madre a una edad tardía, los embarazos múltiples o el estrés materno.
La responsable de la UCI Neonatal y Pediátrica del Hospital Universitario HM Montepríncipe de Madrid, Rosa Pérez-Piaya, ha reconocido que la mejor atención obstétrica y pediátrica actual también puede conducir a una prematuridad provocada y deseable cuando la gestación no va bien.
Esta experta reconoce que entre la 34 y 37 se considera prematuridad tardía, una situación de inmadurez y peso más favorable no exenta de riesgo de complicaciones, mientras que a medida que se bajan las semanas de gestación el riesgo de complicaciones es mayor, en especial por debajo de la semana 32 o de unos 1.500 gramos de peso al nacer.
Estos bebés necesitan, en primer lugar, una atención primorosa en el paritorio proporcionada por neonatólogos entrenados, con una sistemática de reanimación organizada y con un traslado a la Unidad Neonatal rápido y seguro, según ha detallado esta experta.
Cuando ya están ingresados se les proporciona todas las atenciones médicas que precisen, desde oxígeno a sistemas de respiración asistida, surfactante, antibioterapia o nutrición parenteral.
Además, "es muy importante aplicar al recién nacido prematuro los Cuidados Centrados en el Desarrollo, como conjunto de actuaciones médicas y de enfermería que tratan de disminuir el estrés y el sufrimiento del bebé, a favorecer su desarrollo neurosensorial y emocional, y a lograr que los padres sean también cuidadores esenciales del niño durante su estancia en el hospital", ha explicado Pérez-Piaya.
Del mismo modo, también es necesario ofrecer al recién nacido un espacio confortable, con niveles bajos de sonidos y de luz, así como una postura cómoda y contenida, facilitar de forma precoz el método canguro (contacto piel con piel entre el pecho de la madre o padre, y bebé), así como implicar a los padres en el cuidado directo de sus hijos.
Además, en las UCI neonatales tienen dos formas de medir la edad del bebé prematuro, distinguiendo entre la cronológica y la corregida o postconcepcional, ya que la segunda es "la que mejor informa de las capacidades del bebé".
De hecho, como norma general en estos servicios tienen establecido que los bebés deben permanecer en ellos hasta cumplir 35 semanas de edad postconcepcional, siempre y cuando el peso y la madurez del pequeño sean suficientes. Y en grandes prematuros, la permanencia media es de 3 meses.
Durante este periodo, esta experta defiende la necesidad de capacitar a los padres "desde el principio" para que puedan participar en el cuidado directo del bebé prematuro, favoreciendo el contacto con ellos mediante el "método canguro" y, cuando no se pueda, que al menos puedan tocarlos.
"No hay que olvidar la trascendencia que tiene el apego del niño a sus padres, es decir, el vínculo afectivo que se entabla en los primeros días de vida y que es mucho más difícil cuando el recién nacido está hospitalizado, en una incubadora y con multitud de cables, electrodos y catéteres, que dificultan el contacto padres-hijo. El correcto establecimiento de este apego, es fundamental para el buen desarrollo del bebé tanto a nivel neurológico como social y emocional", asegura la experta.
Asimismo, aboga por fomentar la leche materna como "el mejor alimento que se le puede dar al bebé y que la madre se la puede extraer para suministrársela al recién nacido, desde la primeras horas después del nacimiento".