GANDIA. El pescado fresco no es un alimento básico para las familias durante este periodo de cuarentena. Al menos eso da a entender la brusca caída de la demanda desde que se decretara el estado de alarma y el sector de la hostelería tuviera que cerrar sus establecimientos para frenar la pandemia de la Covid-19. Una realidad que no detiene la actividad en el Grau de Gandia pues cada madrugada zarpan embarcaciones de arrastre o de arte mayor para suministrar pescado fresco a los mercados. Lo hacen siguiendo los protocolos sanitarios estipulados por el Gobierno y con la certeza de que su labor es necesaria para que la sociedad pueda seguir disfrutando de un pescado fresco y de proximidad. Precisamente con ese fin y para paliar la crisis de la Covid-19 se está animando a la sociedad a consumir pescado fresco y, especialmente, aquel que tiene la marca Peix de Llotja.
Un llamamiento que se lanza desde la propia Cofradía de Pescadores de Gandia pero que tiene altavoz en cada uno de los sectores y personas que cada día siguen trabajando para que ese producto llegue a los hogares: “Es importante que se consuma pescado fresco pero especialmente aquel que tiene la etiqueta Peix de LLotja porque significa que procede de nuestra costa”, sostiene su presidente, Enrique Ferrer Moragues, resaltando que esta distinción también indica que se ha obtenido de una manera sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Según explica, la campaña está impulsada desde el Grupo de Acción Local Pesquero La Safor (GALP) y atendiendo a las directrices de la Red Europea de Zonas de Pesca (Farnet).
¿Por qué hay que consumir pescado fresco? El presidente de la Cofradía de Pescadores de Gandia enumera en primer lugar los motivos saludables —que son bastantes— para después hacer una radiografía de la situación que viven debido a la crisis de la Covid-19 y cuyo consumo ayudaría a paliar las consecuencias: “Los precios del marisco y del pescado han bajado hasta un 60% o un 40% por el desequilibrio entre la oferta y la demanda, lo que ha hecho también que tuviéramos la incertidumbre de si ese pescado se vendería o no en la lonja”, comenta.
Parte de ello, explica, se debe a la problemática del coronavirus, pero también a una problemática que tienen las embarcaciones menores pues “durante el temporal Gloria se rompieron varias piscifactorías en la costa valenciana y se escaparon millones de doradas y corvinas Rex, que están depredando a toda clase de peces y moluscos”. Esto, además, hizo que hubiera un exceso de ese pescado en la lonja que no se pudo vender —gran parte se devolvió al mar— y remarca: “es un problema medioambiental muy grave y cuyo impacto hay que estudiar”.
Una situación que, sumada a las precauciones sanitarias, ha llevado a muchos pescadores y pescadoras a tomar una difícil decisión: amarrar sus barcas y seguir las pautas marcadas por el Estado de alarma: quedarse en casa. “Cuando el presidente del Gobierno decretó el estado de alarma decidimos amarrar nuestras embarcaciones y dar prioridad a nuestra salud y a nuestras familias”, explica Raquel Llopis, de la embarcación Tramuntana y presidenta de la Associació de Dones de la Mar del Grau de Gandia (Adomar). Lo hizo porque las características de su embarcación (de trasmallo), no garantizaban las medidas de seguridad decretadas por el Estado: “ante estas circunstancias hay que poner siempre por delante la salud y después los temas laborales y económicos”, explica sobre una decisión que tomó junto a Maria, patrona también de la embarcación.
Como otros compañeros, al no poder cumplir con las normas de seguridad en el desarrollo de su actividad esencial decidió empezar con las negociaciones para acogerse a un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). Acaban de recibir una buena noticia pues recientemente la Generalitat Valenciana anunció que aceptará los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo a las empresas del sector pesquero que expongan, justificadamente, la imposibilidad de cumplir con las normas de seguridad en el desarrollo de su actividad esencial. “Es una gran noticia porque nuestro trabajo es muy complicado y según el tipo de embarcación es imposible mantener el metro y medio de distancia entre nosotros para hacer las labores de pesca”, comenta Raquel. Una media que también podría beneficiar a aquellas embarcaciones que acrediten que no pueden cumplir las normas pues en el Grau de Gandia hay 20 embarcaciones amarradas —la cofradía la integran 44 embarcaciones—. De momento, explican, son tres las que se han acogido al ERTE.
Cada uno de ellos mira hacia el futuro, que pasa por comprar pescado fresco de la lonja: “Es importante que las personas se fijen en la procedencia del pescado, que miren si tiene la etiqueta, porque son muchos los que se siguen jugando la vida para poder abastecer de pescado fresco a los mercados”. Y en esa cadena, Enrique Ferrer señala al pequeño comercio como un engranaje clave en este proceso pues “ellos apuestan por nosotros y nosotros debemos hacerlo también”.
De hecho, las pescaderías son un punto esencial para que el Peix de la Llotja llegue a los hogares. Tanto es así que algunas de ellas han decidido llevar la compra a los clientes. “Nada más decretar la cuarentena decidimos habilitar el servicio de venta a domicilio porque sabíamos que mucha gente no podría salir”, explica Ana Ascó de la pescadería Salva. Una iniciativa que se está consolidando gracias al boca a boca pues “cada vez hay más personas interesadas en que les llevemos la compra, y no solo personas mayores sino también gente joven”.
La pescadera es consciente de la grave situación de los pescadores y del pequeño comercio en general por lo que anima a las personas a comprar productos de kilómetro cero: “Siempre es importante que hagamos la compra en los comercios locales pero ahora más que nunca porque es una situación excepcional y nos tenemos que ayudar los unos a los otros”.
En la misma línea se muestra la concejala delegada de Pesca, Alícia Izquierdo, que desde hace semanas está impulsando el consumo de pescado fresco y de proximidad en la ciudadanía. “Es fundamental que se siga consumiendo pescado fresco y que se siga incorporando al carro de la compra, especialmente aquel procedente de la Lonja del Grau”, comenta Izquierdo resaltando la labor de la Cofradía de Pescadores pero también de todas aquellas personas que siguen trabajando para que podamos consumir productos frescos.
De hecho, la concejala ha insistido en que estos días la compra se haga en los comercios de Gandia y ha recordado que en la página del Urbalab están indicados aquellos comercios que están abiertos y los que realizan entregas a domicilio.