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desde los cassettes de la ruta, la pata que faltaba en la escena

El síndrome Boiler Room: la noche valenciana empieza a crear su propio archivo audiovisual

8/05/2022 - 

VALÈNCIA. Boiler Room es una iniciativa creada en 2010 para grabar sesiones de DJs y live sets y, posteriormente, colgarlos en redes sociales como YouTube. Lo que empezó como una de tantas ideas del internet del contenido se ha acabado transformando en toda una plataforma mundial, con fiestas propias en las principales ciudades occidentales del mundo y una de las grandes catapultas de nombres de la electrónica tan importantes como Jamie XX.

En un túnel del tiempo, en València, a principios de los 90, ha empezado un programa de radio en una emisora local de La Ribera, y la gente se afana en grabarlo. Se trata del programa nocturno del fin de semana, en el que un DJ pincha los temas más calientes que se bailarán en las discotecas de La Ruta esa misma noche. También hay gente que graba las propias sesiones de los grandes nombres del movimiento musical. Todo ello supone una arqueología, el archivo personal de un fenómeno cultural de una década de historia. Los cassettes en los que la gente, de manera autónoma, grababa sesiones de La Ruta es parte del archivo disgregado que cuenta su historia.

Volviendo al presente, con una escena local underground como pocas veces se ha visto, locales y diferentes iniciativas se están poniendo en marcha para resolver una de las pocas lagunas que le quedan al movimiento actualmente: un archivo de lo que pasa. La noche valenciana se baila pero no se registra, a pesar de que los nombres que salen brillan en la pista de baile.

En un lugar secreto de los Estudios Millenia, hay toda una nave que pide a gritos música techno e industrial. El colectivo Sons le está intentando poner remedio. Hace unas pocas semanas hicieron el piloto de una serie de streamings en el que quieren grabar a la escena valenciana, tanto de DJs como de live sets. Su idea es la de expandir esta iniciativa para dinamizar el espacio, haciendo también (cuando la licencia lo permita) eventos diurnos y conciertos en directo. Volviendo a los streamings, cuatro cámaras apuntan a la persona que está en los platos y poco más que una mesa de mezcla. Esos son los ingredientes necesarios para lanzar las sesiones, que harán próximamente y con una periodicidad aún por determinar.

La línea editorial será amplia, pero poniendo el foco en los nombres que van surgiendo en la noche valenciana y que ese streaming en una plataforma puede ayudarle a proyectarse más allá de los tres clubs en los que pincha habitualmente. El siguiente evento en ese espacio será la cuarta reunión de Modular

Para Julen Alza, co-promotor de Sons, “es importante crear el archivo porque cada vez van tomando más protagonismo los visuales, ya no solo como apoyo de los sets, sino también como el registro y el escaparate de los artistas”. Aunque justo acaban de empezar, no solo proyectan estas sesiones en la parte de atrás de Millenia, sino en otros espacios, también dentro del mismo estudio: “la idea de es cambiar de escenarios, y con ello, cambiar también de géneros y amoldarse. El estudio de Millenia pide algo más acústico, mientras que la nave pide techno”. Además, se ofrecen a otros colectivos para que no solo sea una iniciativa, sino una plataforma que pueda crecer y visibilizar más allá de lo que ocurre en los estudios.

Lucía Gea en su sesión de Mala Santa

El otro túnel del tiempo es el espacial, hasta Mat32 el pasado jueves. La gente está con micheladas, tacos, y sobre todo, disfrutando de la fiesta de Mala Santa, una evolución de Ruido, la iniciativa digital de La Mina, que sigue sin poder organizar actividades abiertas al público. Lo que empezó como una serie de entrevistas sobre creativos y creativas valencianas, se ha acabado convirtiendo también en un archivo de música de la escena, en la que, después de las entrevistas en las que se cruzan artistas, hay una sesión que se graba y se cuelga. Mala Santa es la evolución fuera de las paredes de La Mina. Por ahora, en Mat32, pero el evento podría recalar en otros lugares. La intención de la fiesta es poner el foco en la escena femenina, y grabar las sesiones para poder retransmitirlas.

“Montamos Ruido como una promotora cultural, y las entrevistas queremos que abarquen otras disciplinas, pero se nota mucho que la música se está moviendo mucho en València, porque es la propia escena la que se mueve para salir y nos pide que montemos eventos en algún lugar”, explica María Gras, una de las fundadoras del proyecto.

Mala Santa lleva dos fiestas y las dos se han registrado con un equipo de sonido correcto pero humilde (las sesiones, a diferencia de los conciertos, conllevan menos problemas para registrar el audio) y su propio móvil, que utiliza como cámara. “Si tengo cobertura, hacemos la retransmisión en directo, y si no, la grabamos. Siempre intento realizar en el momento e incluir los títulos de crédito y todo para tener que editar lo mínimo”, explica.

La palabra que más se repite en la conversación es “visibilizar”, porque su principal objetivo es el de visibilizar artistas, porque los streamings, que parecen un regalo, realmente aporta una visibilización extraordinaria a artistas y a la propia plataforma, y porque registrar y crear archivo también crea la posibilidad de visibilizar el bullicio creativo de la València de hoy en día.

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