En política la realidad siempre supera a la ficción. Este fin de semana ha sido prueba de ello.
No podemos estar contentos por los resultados de Ciudadanos en Castilla y León. Es cierto que las encuestas pronosticaban nuestra bajada, es algo que se suponía, por lo que no debería sorprender a nadie por mucho que en los medios se haya escrito desde la medianoche del domingo y ya en los titulares del lunes como una noticia extraordinaria. Pero hemos asistido a un maltrato y un machaque continuo y orquestado con el objetivo de que Cs desapareciera.
Es en estos casos, cuando uno se cae, tiene que aceptarlo y, o bien baja los brazos y se retira, o se levanta reinventándose para demostrar su utilidad a esta sociedad.
Hemos recibido desde las elecciones generales del 10 de noviembre de 2019 muchos golpes directos, incluso nosotros mismos nos hemos pegado muchos pisotones, pero ese gancho final aún está por llegar como así demuestra el escaño conseguido en Castilla y León por Igea. Y eso que Unidas Podemos también ha conseguido el mismo resultado y porcentaje de votos que Ciudadanos, pero a ésta se le lleva en bandeja -reflexiono si esta extrema izquierda es peligrosa o solamente son imaginaciones mías-.
Eso sí, o cambiamos, nos reinventamos como digo, nos olvidamos de los paños calientes que tanto gustan, convencemos a la ciudadanía de un proyecto de centro liberal o apagamos la luz y cerramos la puerta. En la Comunitat Valenciana todo pasa por celebrar esas primarias ya, sin dilación, no hay tiempo que perder para así poder demostrar nuestra utilidad. Si es lo que queremos hacer de verdad.
Tras las elecciones de Castilla y León he leído mucho sobre el porqué del adelanto electoral y la victoria amarga del PP por el previsible cambio de socio real. Ha quedado claro que adelantar las elecciones por capricho de Pablo Casado ha sido un error. De estos comicios podemos sacar otra conclusión: el ascenso de los partidos de la España vaciada, aunque es algo difícilmente trasladable a nuestra Comunitat. Además, el PSOE no ha rentabilizado su posición en la oposición como partido más votado de las anteriores elecciones y Unidas Podemos se ha dejado muchos votos en el camino. Y por mucho que pueda sorprender, la realidad es que VOX pasa de lograr un 5,5% de los votos al 17,64%, 3 puntos más que los que consiguió Ciudadanos en las anteriores elecciones en ese territorio.
Todos los partidos con representación extrapolable a la Comunitat Valenciana han perdido votos. Todos menos uno. El PSOE pierde 118.000 votos, el PP pierde 55.000 votos, Unidas Podemos -IU pierde 40.000 votos, Ciudadanos pierde 150.000 votos, pero VOX por su parte consigue 140.000 votos más. Un sorpasso en toda regla.
Y ahora un aviso a navegantes para el que lo quiera entender cara a las próximas elecciones autonómicas de aquí y quien será el que pueda liderar cada uno de los dos bandos en la carrera hacia la Generalitat, tal como escribía en mi anterior artículo.
No cabe ninguna duda de que la cabeza del Botànic volverá a recaer en Ximo Puig por razones obvias y de liderazgo, ante una desahuciada Mónica Oltra a la que le va a pasar factura esta todos los acontecimientos de esta legislatura. Y por el otro lado, lo cierto es que el Partido Popular no debería olvidar lo que estuvo a punto de conseguir Ciudadanos al quedar a un solo diputado de distancia y ejerciendo de verdadero líder de la oposición. Si bien es cierto que todo esto ha cambiado, el sentir de la calle es el que decidirá si el sorpasso que se está volviendo a producir con el nuevo actor también se va a producir en la Comunitat.