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 artes escénicas

El teatro planta cara a Donald Trump

Las artes escénicas han sido tradicionalmente un reducto desde el que concienciar sobre el drama de la inmigración ilegal en EE.UU

14/04/2016 - 

VALENCIA. Donald Trump ha basado su estrategia para optar a la candidatura electoral en EE.UU. en el miedo al otro. El magnate inmobiliario jalea al votante republicano criminalizando a los inmigrantes hispanos, con la firme promesa de deportar a los 11 millones de indocumentados en el país e instando a la construcción de un gran muro entre México y EE.UU. para evitar la entrada de sin papeles. Aunque sus palabras inflaman por su incorreción política, no son una novedad en una nación que a pesar de anclar su crecimiento económico en la inmigración, mantiene la histórica costumbre de demonizarla. Y el teatro no ha permanecido callado ante esta hipocresía.

Arthur Miller echó sal en la herida en 1955 con el estreno de su obra Panorama desde el puente. La pieza contó con una adaptación cinematográfica dirigida por Sidney Lumet en 1962 y una ópera compuesta por William Bolcom en 1999, con libreto de Arnold Weinstein y el propio Miller. Y ahora que se cumple el centenario del nacimiento del dramaturgo, su relato de las penurias de los inmigrantes italianos se reviste de urgente actualidad. 

A finales de año pasado, el director belga Ivo Van Hove estrenó su versión en Broadway. La virtud de la puesta en escena reside en su universalidad. La trama no se liga al tiempo ni al espacio en los que el Príncipe de Asturias de las Letras 2002 la contextualizó, sino que se hace extrapolable a cualquier momento del presente, del pasado o del futuro.

El montaje arribará al Ahmanson Theatre de Los Ángeles en septiembre, cuando ya se conocerá si Trump es el candidato republicano a las elecciones presidenciales, fechadas el 8 de noviembre.

Al Teatro Principal de Valencia llega el 20 de abril un montaje a cargo del que fuera director del Odeón de París, Georges Lavaudant. La adaptación viene firmada por Joan Sellent, quien resalta la cualidad de “clásico” del texto: “El gran oficio de dramaturgo de Miller se plasma en la vigencia que conserva la obra. Después de 60 años, te sigues viendo identificado en los problemas personales y sociales que presenta sobre la escena. En la obra se aborda, por ejemplo, la importancia de lograr la ciudadanía americana, lo que uno es capaz de hacer para conseguir los papeles. Uno de los personajes tiene la posibilidad de casarse con una chica estadounidense y surgen sospechas sobre si lo hace por amor o por interés. Parece escrita antesdeayer”.

Hecha la ley, hecho el drama

En el Nueva York de los años cincuenta existía una norma no escrita de solidaridad entre inmigrantes. El dramaturgo Arthur Miller la conocía y se sirvió de la fractura de este principio como eje de su obra. Su protagonista, un honrado estibador italiano llamado Eddie Carbone, opta por denunciar a dos trabajadores clandestinos que se refugian en su casa, con lo cual cumple escrupulosamente con la ley, pero quiebra la ética ciudadana. 

“El abogado de la familia, un personaje que está fuera de la trama, ejerce de narrador, y al principio de la obra repasa aspectos ancestrales de la cultura de la comunidad italiana que vienen de la antigüedad grecorromana, las leyes no escritas de la tribu, que hacen hincapié en el concepto de lealtad y traición”, avanza Sellent.

Miller, galardonado con el Premio Pulitzer por Muerte de un viajante en 1949, se sirve en Panorama desde el puente de una pulsión amorosa para incidir en el imán que ejerce el sueño americano en los desplazados y recabar sus miserias. 

“Las afinidades con el problema actual se desprenden de la historia. El espectador las entenderá y realizará su propia lectura”, juzga el traductor catalán.

Rebelión en la granja

Una década después del estreno de Panorama desde el puente, nacía en California, en plena huelga del sindicato fundado por el activista agrario mexicano César Chávez, el Teatro Campesino. La compañía realizaba pequeñas representaciones en camionetas y en los salones de los sindicatos. Con el tiempo, empezaron a salir de gira para informar sobre las causa y las reivindicaciones de los trabajadores agrícolas a través de las artes escénicas. 

En 1969, fueron premiados con un Obie Award por “manifestar las políticas de la supervivencia”. Y 1977 marcaría un hito en la trayectoria de la formación y en la historia de los inmigrantes iberoamericanos, pues sería el año en el que Broadway acogería la representación de la primera obra dirigida por un latino, Zoot Suit, del director artístico del Teatro Campesino, Luis Valdez.

Medio siglo después de su creación, la compañía se reitera en sus raíces, “generar un cambio social a través de las artes”, pero mientras que sus antecesores se volcaron en la lucha laboral de los trabajadores agrícolas, el grupo ahora liderado por el hijo del fundador, Kinan Valdez, se implica en lances contemporáneos como el creciente control de las multinacionales y el movimiento medioambiental. 

Su último estreno ha sido Valley of the Heart, un kabuki corrido sobre la lucha de dos familias de inmigrantes, una mexicana, otra japonesa, que tratan de proveer de un futuro mejor a sus hijos nacidos en EE.UU. tras la Gran Depresión. 

En paralelo a sus montajes, el Teatro Campesino oferta un programa estival de formación para desplazados. “Al crecer en una familia de campesinos inmigrantes, Luis Valdez conoció de primera mano los efectos del movimiento constante y de la interrupción en los estudios”, argumentan desde la fundación. 

Las cuatro semanas de formación anuales tratan de cubrir los huecos que la educación convencional no satisface y buscan animar a los estudiantes a seguir una carrera universitaria. 

Obama is in da house

La escena musical neoyorquina vive desde febrero de 2015 un fenómeno de crítica y público que lleva por nombre el apellido del primer secretario del Tesoro de EE.UU., Hamilton. El montaje se estrenó en febrero en el off Broadway, pero visto el eco alcanzado, en agosto del año pasado se trasladó al Richard Rodgers Theatre. 

Hamilton arranca con el siguiente rapeado acerca de su protagonista, oriundo de Charlestown, una localidad de San Cristóbal y Nieves, en las Islas de Barlovento de las Indias Occidentales: “How does a bastard, orphan / son of a whore and a Scotsman / dropped into the middle of a / forgotten spot in the Caribbean / by Providence, impoverished, in squalor / grow up to be a hero and a scholar?” (“¿Cómo consigue un bastardo, huérfano / hijo de una puta y un escocés / dejado caer en medio de un / rincón olvidado del Caribe / por la Providencia, empobrecido, en la miseria / convertirse en un héroe y un erudito? ").

La obra del puertorricense Lin-Manuel Miranda tiene un indudable mensaje pro inmigración. Su reparto es predominantemente negro y latino y ha contado con espectadores de excepción, Bill Clinton, Susan Sarandon, Jay-Z, Beyoncé, Julia Roberts, Madonna y el presidente Obama, que ya ha acudido en dos ocasiones, una de ellas, junto a sus hijas. 

Como destacaba el crítico teatral Tim Auld en The Telegraph en diciembre pasado, el autor “parte de la idea de que todos los estadounidenses - incluso los fundadores – cuentan con inmigrantes en su familia que en algún momento de su historia han tenido que escarbar su camino a la cima, y ha encontrado en el hip-hop la voz perfecta para expresar la ira y el deseo, la esperanza y el anhelo de la experiencia de los inmigrantes”.

Pelea de gallos 

Desde el otro lado de la frontera que tanto crispa a Trump, el dúo mexicano Mascabrothers, integrado por los hermanos Freddy y German Ortega, han llevado a su terreno, el de la parodia política, la comedia de los españoles Yllana sobre la ambición económica Brokers. En la propuesta teatral, retitulada Los hijos de Donald Trump. el multimillonarios es retratado como un mentiroso, engreído, ludópata, adicto a las drogas y habitual de los clubs de striptease.

En declaraciones al diario de Los Ángeles La Opinión, el tándem mexicano subrayaba: “Si él nos llama violadores, criminales y narcotraficantes nosotros podemos decir de una manera más ingeniosa que es impotente sexual o que sus hijos (que en la comedia no son biológicos) son drogadictos, inmorales, vanidosos, ladrones o ambiciosos”.

La sátira aspira a medir su verbo grueso con el de Trump, porque los cómicos han anunciado próximas citas en Los Ángeles, Chicago y Las Vegas. El showman televisivo ha encontrado una enconada oposición en las tablas de los teatros.

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