Hoy es 6 de octubre
VALÈNCIA. Este domingo se celebran en Andalucía unas elecciones autonómicas que, por diversas razones, tendrán un especial impacto estatal y que también pueden influir en la Comunitat Valenciana, sobre todo dada la proximidad en el calendario -como mucho seis meses- entre ambos comicios. Es decir, lo que ocurra hoy ofrecerá una imagen -siempre con matices correctores por la especificidad del territorio- de cuál es la situación de las principales marcas políticas nacionales. Una piedra de toque importante para los líderes estatales pero también para las fuerzas de la Comunitat Valenciana.
El primer análisis del resultado irá dirigido al estado de salud de las marcas nacionales tras la moción de censura de junio de Pedro Sánchez. El PSOE-A de Susana Díaz obtuvo 47 escaños en 2015, por los 33 logrados por el PPA -que cayó 17-, los 15 de Podemos (ahora Adelante Andalucía), los 9 de Ciudadanos y los 5 de IULV-CA. Estas serán las cifras de salida para comparar el músculo de los partidos estatales en el campo de batalla andaluz.
Las diferentes encuestas apuntan a que los socialistas serían los más votados aunque perderían en la mayoría de casos entre 5 y 10 escaños, una previsión similar a la que se hace sobre el PP. Podemos subiría de forma sensible contando con la suma de IU y Ciudadanos a priori doblaría sus diputados como mínimo. En algunos sondeos aparece la posibilidad de que Vox obtenga representación; una circunstancia que de, producirse, podría interpretarse como una profecía autocumplida de varios medios nacionales que han optado por otorgar un protagonismo inusitado a una fuerza sin escaños hasta la fecha.
El sondeo más diferenciado es el del CIS, por lo que también estos comicios representan un examen para la institución que viene despertando polémica al considerar la oposición que beneficia de una forma clara a los socialistas. En su encuesta del 14 de noviembre otorgaba a Susana Díaz la posibilidad de mantenerse en los 47 escaños, mientras que arrojaba una pérdida de al menos 11 diputados para el PP y unos baremos similares a los de otros estudios en lo que se refiere a Adelante Andalucía y Ciudadanos.
En este punto, si se cumple el escenario de la mayoría de encuestas, los dos grandes partidos no saldrían especialmente reforzados. El PSOE-A sería el más votado pero tendría un escenario complicado para pactar mientras que Pablo Casado estrenaría su liderazgo en el PP con una pérdida de representación en Andalucía y una manifiesta incapacidad para hacerse con el voto que abandona a los socialistas. En cambio, Adelante Andalucía -Podemos- y Ciudadanos tendrían la llave para gobernar e, incluso, estaría por ver a qué distancia se quedaría la formación naranja del PP. En este punto, los dos partidos emergentes recibirían un balón de oxígeno interesante para afrontar con ciertas garantías tanto un adelanto electoral nacional o incluso valenciano.
Ahora bien, si los resultados se acercan más a lo vaticinado por el CIS, es decir, una victoria sólida de Susana Díaz aunque no alcanzara los niveles de 2015, podría considerarse un éxito para los socialistas, que han atravesado una legislatura complicada por el caso de los ERE, en el que la Fiscalía pide seis años de cárcel para José Antonio Griñán y diez de inhabilitación para Manuel Chaves, dos expresidentes de la Junta de Andalucía nada más y nada menos.
Aquí es donde se abre más el abanico de posibilidades. Un triunfo firme en esta cita permitiría a Pedro Sánchez sopesar un adelanto de las generales si persiste el bloqueo de los presupuestos. De la misma manera, el presidente valenciano Ximo Puig, podría estudiar si da forma a su idea de un anticipo de los comicios autonómicos, aprovechando el viento de cola de la marca, cumpliendo su deseo de tener un calendario propio para la Comunitat y, de paso, evitando la posibilidad de un 'superdomingo' sobre el que ya se ha manifestado en contra.
Una decisión para la que, por otro lado, debe analizarse quién considera un rival más peligroso el PSPV de Puig. Un buen resultado de Susana Díaz ofrecerá, probablemente, un mal balance del PP: así pues, un adelanto valenciano podría hacer daño sobre todo al eterno rival, que se encontraría otro envite con las urnas encadenado después de un antecedente poco halagüeño. Más aún si se hace efectiva la dispersión del voto de la derecha con la hipotética entrada de Vox, lo que por primera vez abriría en canal una batalla en este segmento por la acumulación de fuerzas en ese espacio político.
Ahora bien, los socialistas deben medir también si su verdadero enemgio es un posible sorpasso de Compromís, por lo que el adelanto debería venir precedido de un si cabe más claro espaldarazo a la marca PSOE. Veremos pues si este domingo se aclara el panorama o se complica todavía más.