¿Cómo recuerdas los veraneos de tu infancia?
Durante la adolescencia dividíamos las vacaciones en dos fases. Al inicio del verano en el Saler, donde estábamos mientras mi padre tenía que trabajar en Valencia y algunas escapadas a Cuenca, Calzada de Calatrava y Jávea; y durante las vacaciones familiares, los primeros años íbamos a Palma de Mallorca porque mi padre estaba muy vinculado a la isla.
Andrés reflexiona sobre cómo ha cambiado todo, especialmente en algunos lugares de veraneo que antes parecían paraísos perdidos y ahora se han masificado. Entre tanto lanza una interesante idea: “El progreso nos trae servidumbres”. Y reivindica el verano como recuperación de parte de libertad y salir de la rutina.
Jávea es uno de los destinos preferidos de muchos valencianos para sus vacaciones, pero tu vinculación viene de largo.
Empezamos a vincularnos hace muchísimos años, compaginándolo con viajes familiares a capitales europeas. Desde que me casé, hace 25 años, veraneamos en Jávea y disfrutamos de este paraíso bien cercano que combina mar y montaña, paisaje urbano, gastronomía, los pueblos del interior de la Marina, un mosaico de culturas de las que de una u otra manera se conservan, afortunadamente, profundas huellas. También sus calas son increíbles, las rutas de los cabos, las de los molinos, las del Mongó. Jávea es un crisol también de arquitecturas, desde el gótico de la Iglesia fortaleza de San Bartolomé hasta la Iglesia contemporánea de Loreto en Aduanas del Mar, proyectada por GODB Arquitectos. También tiene interesantísimas muestras de arquitectura rural y popular, los riuraus, la tosca como elemento constructivo y también excelentes muestras de arquitectura contemporánea, junto a otras no tan excelentes. Jesús Pobre es otro de los lugares muy cercanos a Jávea donde también estamos muy vinculados.
¿Cómo es tu día a día durante las vacaciones?
Cada día es distinto pero siempre leo la prensa a primera hora del día y reviso el correo, es una buena forma de estar conectado con el mundo. Luego hacemos la compra diaria para organizar dependiendo del día la comida o cena y salimos al mar para disfrutar de la bahía de Jávea, nos encanta navegar y disfrutar con los amigos. Alguna vez hacemos escapadas a las islas, todavía paraísos naturales como Formentera o Ibiza, islas que se complementan con Jávea, compaginando el carácter y paisaje mediterráneo, con las que siempre sueñas volver.
Como presidente de la Fundación Goerlich, trabajas por mantener vivo el legado del arquitecto, tu tío abuelo, pero también os ocupáis del patrimonio valenciano de manera más amplia.
Nosotros entendemos desde la Fundación que la ciudad es como un museo abierto las 24 horas del día, los 365 días del año. En Valencia tenemos magníficos edificios de todas las épocas y estilos que son muy desconocidos para muchos de los valencianos. Pensamos que existe un desconocimiento hacia la figura de los arquitectos que han ido haciendo la ciudad, y por ello queremos ir dando la información para que sean conocidos y reconocidos. Si bien es cierto que la ciudad, de alguna forma, la hacemos entre todos los que la habitamos, trabajamos y sufrimos.
Hablamos sobre la figura de Javier Goerlich quien fue arquitecto municipal y arquitecto mayor de Valencia y uno de los ‘hacedores’ de la Valencia actual. Andrés reconoce que aunque desde la Fundación se preocupan por “preservar su legado, también trabajan para recordar la obra de grandes arquitectos valencainos como Demetrio Ribes, Francisco Mora, Luis Albert, Borso de Carminati, Gómez Davó, Francisco Almenar, Viedma, Cortina, Ferreres, Moreno Barberá y tantos otros que han ido proyectando la magnífica Valencia contemporánea que hoy disfrutamos, de la misma forma que se recuerda a los grandes pintores, escultores y en general de todas aquellas personas que han contribuido y contribuyen a ir construyendo una Valencia cada vez mejor”.
¿Qué actividades organizáis desde la Fundación?
Estamos preparando junto a la Asociación Cultural Remember Valencia y la Fundación Giménez Lorente una exposición cartográfica sobre la evolución de la ciudad de Valencia a través de los planos. Queremos invitar a la reflexión sobre la conservación del patrimonio histórico-artístico de la ciudad, sin oponernos a la evolución lógica y necesaria, pero no debemos permitir que desaparezcan determinados edificios o rincones por falta de sensibilidad.
Recordamos algunas de las obras más importantes de Javier Goerlich hoy desaparecidas como el Club Náutico o la plataforma elevada en la Plaza del Ayuntamiento. Pero también recuerda otros edificios como el Antiguo Policlínico de Navarro Reverter de Valls Gadea o el ‘Nuevo Ayuntamiento’ de la Avenida de Aragón, en este aspecto Andrés denuncia la desconfiguración y despersonalización que para la ciudad supone que desaparezcan determinados edificios.
Entre tus diferentes facetas profesionales e institucionales, eres Cónsul Honorario de Hungría en la Comunidad Valenciana ¿Cómo valoras a Valencia como capital europea?
Valencia hace 30 años era una ciudad que en verano estaba completamente despoblada, afortunadamente ahora tiene vida aunque los servicios se ralentizan, se puede decir que ha llegado a estándares europeos. Un aspecto por el que deberíamos trabajar es por convertir también a Valencia en ‘ciudad de vacaciones’ como Santander o San Sebastián, que han sido tradicionalmente lugares de veraneo, teniendo una fachada marítima tan magnífica y con tantas posibilidades como tenemos.
¿En este aspecto, consideras la rehabilitación del barrio del Cabañal clave para potenciar la ‘marca Valencia’?
Yo entiendo que sí, es un barrio que necesita ser regenerado y como antiguo barrio de pescadores y estibadores, que por la propia evolución han desaparecido, necesariamente debe de avanzar hacia unos usos acordes con los tiempos, aunque creo que quienes lo abandonaron y quieran volver, deberían poder hacerlo. Hay locales e inmuebles que pueden cobrar una nueva vida y para ello la inversión extranjera quizá sea un factor clave, personas que decidan tener su segunda residencia en una ciudad tan atractiva como Valencia, además de utilizar esos espacios para los estudiantes en invierno. Los servicios deberían estar al nivel o en la línea de algunos clásicos como Casa Montaña o Guillermo, que además de personalidad al barrio atrae un turismo de calidad.
Andrés Goerlich considera que el Cabañal-Cañamelar, y en general la fachada marítima de Valencia podrían ser un espacio de arte y creatividad, un polo de atracción para artistas y artesanos, también para comerciantes y lugares gastronómicos de referencia; donde tuvieran la tienda en la planta baja, el atelier en la primera y la vivienda en la superior. Él mismo recuerda “el que tuvo en su día el gran diseñador valenciano Francis Montesinos en el Barrio del Carmen.” Se deja llevar por esa mezcla de costumbrismo y sabor mediterráneo que evocan los recuerdos sobre el mar y Valencia las pinturas de Sorolla, Pinazo, Benlliure o Cecilio Plá.