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AL OTRO LADO DE LA COLINA / OPINIÓN

Elecciones USA 2016, Trump y punto y seguido

Hemos estado esperando la elección presidencial norteamericana con muchas expectativas dado la dureza de la competición pero llegado el resultado final, la sorpresa y las preguntas se multiplican

12/11/2016 - 

El republicano y ya presidente electo Donald Trump ha ganado contra todo pronóstico a la demócrata Hillary Clinton en una de las elecciones más emocionantes, mediáticas y duras de los últimos tiempos. A pesar de que la ex primera dama, ex perdedora en primarias contra Obama, ex Senadora y ex Secretaria de Estado, contaba con todo el apoyo del mundo, incluido parte del propio partido Republicano (la propia familia Bush, por ejemplo), pues según ella le deberían haber votado la mayoría de las mujeres (que suponen algo más del 50 % de la población), los hispanos (17,5 %) y los afroamericanos (13 %), pero parece que las cuentas y los cálculos no le han salido, a pesar también del soporte de los medios y del establishment, como también les ocurriera en el BREXIT o en el Referéndum de Colombia y las FARC

Otra de las cuestiones que sorprende son las reacciones altisonantes de diferentes líderes y responsables públicos que como representantes de sus países deberían disimular su sorpresa ante la victoria de Trump y velar más por los intereses de sus conciudadanos intentándose llevar lo mejor posible, por la cuenta que les trae, con el inquilino de la Casa Blanca. Por ejemplo el socialista alemán Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo, ha afirmado que "será difícil" trabajar con el presidente electo USA y ha reconocido estar "sorprendido y decepcionado"; por su parte el también socialista Francois Hollande, presidente de la República Francesa, ha declarado que el triunfo de Donald Trump abre un periodo de incertidumbre; y para acabar con los comentarios no muy favorables la de la ministra principal de Escocia, la nacionalista Nicola Sturgeon, que ha afirmado que "mucha gente en América y en todo el mundo siente miedo y ansiedad tras la victoria de Trump", en fin curioso recibimiento al hombre más poderoso del planeta.

Por el lado más favorable o al menos más posibilista, sus vecinos Canadá y Méjico lo han felicitado, y así el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto (a pesar de lo afirmado por Trump sobre los mejicanos) tuiteo que Méjico y Estados Unidos "seguirán estrechando sus lazos de cooperación y respeto mutuo", y por su parte el premier canadiense, Justin Trudeau, espera trabajar estrechamente con él recordando que USA es el aliado y socio más cercano a Canadá. Incluso la Ciudad Estado del Vaticano a través de su Secretario de Estado el Cardenal Pietro Parolin ha felicitado a Trump y le ha pedido que trabaje por la paz del mundo. Y por la parte que nos toca, el presidente Mariano Rajoy ha tuiteado su enhorabuena a D. Trump denominando a USA socio indispensable, manifestando que seguiremos trabajando "para reforzar la relación que nos une a EEUU", y por su parte el Molt Honorable Ximo Puig le ha aconsejado que debe gobernar para todos, lástima, pensará la enseñanza concertada, que él no se aplique su propio consejo.

Respecto a las razones de su triunfo existen múltiples motivos, y depende también de a quien se lo preguntes, da una u otra respuesta. Los más cercanos ideológicamente a Trump dan un montón de Razones, que si existía un sentimiento de enfado contra el establishment por parte de los afectados de la crisis, que si ha sido un voto contra el pensamiento único y lo políticamente correcto o que es un triunfo antiglobalización, etc. Los más contrarios a él (la progresía) han entrado en estado de shock, casi casi como cuando se les cayó encima el muro de Berlín, dando por terminado el mito del paraíso soviético.

El tándem Obama-Clinton

Como siempre son múltiples las explicaciones, pero existe una posible razón (ojo que no la única) que es bastante poderosa. No ha sido una victoria de Trump (permítanme el reduccionismo) ha sido una derrota del tándem Clinton-Obama, y para explicarme iremos a las cifras. Trump ha ganado en votos electorales (los representantes de los estados) -306- a Hillary -232-, pero en números de votos ciudadanos se ha producido casi un empate, 230.000 más Hillary sobre 120 millones de votos emitidos. 

Cuando ponemos estas cifras en contexto con las anteriores citas electorales vamos a ver el porqué de mi afirmación. Trump con 59.692.974 votos ha sabido mantener los números totales de los votos republicanos (eso sí cambiando el voto más centrado del partido por uno más populista), si John McCain consiguió 59,9 millones en 2008, en 2012 Mitt Romney obtuvo 60,9 millones; por su parte Hillary Clinton ha perdido por millones a los votantes demócratas porque si ha obtenido 59.923.027 votos, hace cuatro años Obama consiguió 65,9 millones y en 2008 llegó a 69,5 millones.

La derrota del tándem Clinton-Obama, se debe entre otras cuestiones a que ella era una candidata con poco carisma, su discurso se basaba en poner de manifiesto lo negativo de su contrincante, con lo que le reafirmaba como candidato para el voto oculto, sin plantear un proyecto claro, mientras que la política que ha seguido Obama durante sus dos mandatos ha estado muy presente en la campaña y en la decisión de voto, al haber hecho el presidente tanta campaña a favor de Hillary en la recta final (parecía casi él el candidato, por lo menos a vicepresidente) y que ha conseguido que el voto republicano tradicional se mantuviera fiel a Trump a pesar de todo para manifestar su rechazo a la política obamita.

Respecto a la candidatura Trump-Pence (no nos olvidemos al vicepresidente que representa el voto más tradicional republicano) ha sabido llevar la iniciativa política en la campaña, aunque fuera con mensajes gruesos y simples (fruto de la experiencia televisiva del republicano, y ya saben aquello de que lo importante es que se hable de uno aunque sea mal) que ha hecho que pudiera conectar con amplias capas de la población, aún a costa de perder un electorado más moderado. 

El mensaje ha sido simple pero efectivo: americano que vives ahora peor que antes de la crisis y que sientes que tu país se ha diluido en el mundo por culpa de la globalización, yo haré resurgir a nuestra economía protegiendo a nuestra industria y volveré a hacer grande a América. Por eso cualquier elemento que pudiera parecer una amenaza a ese proyecto entraba en la diana de sus diatribas y más que gruesas palabras, como la inmigración ilegal (el famoso muro), las importaciones chinas y mejicanas (por eso los gravámenes proteccionistas), los sobrecostes en la Defensa (por eso ha urgido a Europa a que sea responsable y se pague su propia seguridad), etcétera, llevándole al ya presidente electo a sobreactuar.

Y ahora qué, me preguntarán, pues a esperar, por eso el título de Trump y punto y seguido, no nos sulfuremos, como algunos ya han hecho lanzándose a la calle y protestando, habrá que ver su gestión del día a día, el paso a paso, step by step, de su política, pues parecía que iba a ser el fin del mundo y las bolsas mundiales lo recibieron con datos positivos en general y sin grandes sobresaltos, a diferencia de lo que pronosticaban algunos. Además tengamos en cuenta que en el sistema norteamericano funcionan perfectamente los contrapoderes, y Montesquieu goza de buena salud, no como aquí que algún político lo quería matar; por ejemplo la ratificación de los tratados internacionales es competencia del Senado, lo digo por sus propuestas proteccionistas que nos podrían afectar económicamente de forma negativa.

Lo que sí está claro es que frente a, lo que algunos llaman con desdén y menosprecio, los populismos (cuidado con minusvalorar al contrincante), tendrán que hacerles frente si quieren sobrevivir con un proyecto político convincente liderado por políticos honrados y cabales, porque, parafraseando a Marx y Engels en su Manifiesto Comunista, un fantasma recorre todo el mundo, el fantasma del populismo.

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