VALÈNCIA. Cuando la realidad no es especialmente estimulante -o no lo suficiente como para evitar querer escapar de ella- qué mejor que zambullirse en un universo en el que lo que es real y lo que no no es relevante. Viajar a otros mundos, que diría Esty Quesada. Ese es el viaje que propone Bombas Gens para celebrar su quinto aniversario, con una exposición que levanta, tras los muros del complejo fabril, un proyecto expositivo que repiensa los espacios naturales con una mirada que invita a construir nuevos relatos desde la ciencia ficción. ¿El protagonista? El visitante. Esta suerte de Encuentros en la tercera fase es obra intelectual del colectivo creativo El Último Grito, formado por Rosario Hurtado y Roberto Feo, quienes presentaron la muestra junto con Susana Lloret y Sandra Guimarães, vicepresidenta y directora artística de Bombas Gens respectivamente.
La muestra, realizada en el marco de de València Capital Mundial del Diseño y que lleva el sugerente nombre de Earth: A retrospective, supone una revisión a la propia colección Per Amor a l’Art, una nueva lectura que se ha planteado “como si fuera una película”, una cinta en la que los elementos que la componen, sin embargo, están desordenados. El guion, los decorados o los objetos que dan forma a esta superproducción se presentan en distintas secciones para que, como si fuera un libro de aventuras, cada visitante siga su propio camino. “Rompemos con la idea del tiempo, creando un espacio que permite a cada individuo crear su experiencia”, relataron los comisarios sobre un proyecto que bebe de la ciencia ficción, con guiños a La Jetée, que plantea una suerte de mirada arqueológica -y futurista- al planeta.
Para aquellos visitantes habituales de Bombas Gens, no son pocas las obras que les resultarán familiares, un recorrido que incluye algunas de las imponentes flores que se vieron en Botánicas o alguna de las piezas que formaron parte de Infraleve, la exposición con la que dieron la bienvenida a la ‘nueva normalidad’ de la mano de Inma Femenía, entre otras piezas ya expuestas y que viven una suerte de segunda vida de la mano del dúo creativo. En este sentido, Guimarães destacó la labor de los comisarios en tanto que autores, aportando nuevas miradas y relatos a las piezas, integrando las piezas en narrativas que podrían resultar inesperadas. “La colección no se agota porque las miradas son múltiples”, expresó por su parte Lloret. Precisamente esta fue la pregunta inicial con la que desde El último Grito se enfrentaron a la colección, que se compone de más de 2.000 piezas: “¿Qué hacer con la mirada de otra persona?”. Este fue el punto de partida para ir desgranando, pieza a pieza, esos nuevos diálogos que ahora se traducen en Earth: A retrospective.
Esta conexión con el centro expositivo de la fundación Per Amor a l’Art no es nueva, pues el dúo ya participó en 2021 en la exposición Hiperespacios, con una intervención titulada Mise-en-scène, la cual supuso “una transformación de la nave expositiva en un paisaje envuelto en humo y llamas”. Con un pie entre diseño y otro en el arte, una relación que todavía sigue generando conversación, Hurtado y Feo se enfrentan a un nuevo proyecto en el que reúne piezas de artistas como Bleda y Rosa, Joan Cardells, Paul Graham, Jonas Mekas, Mathieu Mercier o Koji Enokura. “El diseño vive en esos espacios intermedios que existen entre los seres humanos y sus mundos circundantes, tanto reales como ficticios, conectando conceptual y materialmente dos puntos distintos en el tiempo y el espacio”, apunta el dúo.
Con la inauguración de Earth: A retrospective, el centro alcanza su cinco aniversario con una fotografía bien distinta a la que mostró en su inauguración, una evolución no siempre perceptible cuyo último movimiento ha sido la salida de Vicent Todolí, vinculado al centro y la colección desde su génesis, como asesor. Aunque se mantiene como patrono de la fundación -“Vicent Todolí no ha salido, ha cambiado su papel”, subrayó Lloret-, su salida marca un cambio de rumbo marcado por la finalización de la colección Per Amor a l’Art, que no seguirá creciendo, y una apertura del centro inédita en sus primeros años, que les ha llevado a colaborar con instituciones como la Academia de Cine, festivales como Deleste o la propia València Capital Mundial del Diseño, en la que se enmarca la exposición que presentan esta semana.
Sobre este nuevo camino también habló la vicepresidenta del centro, quien habló de una “evolución natural” del centro y apuntó al deseo de que se materialicen nuevas colaboraciones con proyecto y entidades, más allá del trabajo de investigación y divulgación en torno a la colección que ya se lleva a cabo. Sobre un posible sustituto a a Todolí, fue clara: el “relevo natural” llegó hace dos años con la incorporación de Sandra Guimarães, a su vez sustituta de la entonces directora, Nuria Enguita. Es Guimarães, pues, quien asume el rol de líder artístico en su totalidad en esta nueva etapa que quiere potenciar el papel del museo como espacio para el encuentro y la investigación. “Un museo no debe ser la acumulación de objetos”, reflexionó.
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