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El Jinete Pálido: la fascinante historia de un garito de rock que abrió hace 27 años y permanece activo

30/08/2022 - 

CASTELLÓ. Un garito de rock era algo más que un simple lugar con tu música preferida, dardos y futbolín. También era un lugar de encuentro, ese espacio donde compartir tus gustos musicales. Sería imposible no recordar mis buenos años mozos sin algún garito de rock, donde charlar mientras de fondo suena alguna canción, y ponerte a cantarla sin haber abandonado la conversación. 

Hace 27 años, se dice pronto, se inauguró en Benicàssim el pub El Jinete Pálido (Los Dolores, 75), un garito de rock, con todas sus ramificaciones. Hace 27 años no existía Internet al nivel de hoy en día; las fuentes de información eran los programas radiofónicos, las revistas y fanzines y el boca a boca. Un local como El Jinete Pálido era perfecto como punto de encuentro para conocer más gente del rollo y para disfrutar de la música. Vicente Javier García, propietario del pub y amante del rock, nos relata la fascinante historia de levantar un garito de rock a finales del siglo pasado y permanecer abiertos a día de hoy. 

“La idea surgió mientras hacía la mili, el servicio militar obligatorio, algo que hoy muchos no tiene idea de lo que es. Estamos hablando de 1994”, señala. “Yo por aquel entonces era una persona muy vinculada al mundo de las motos. Concretamente al ambiente biker y me di cuenta de la escasez que había de locales en la zona que aglutinaran todos aquellos estilos que tuvieran que ver con el Rock and Roll… había locales heavy, otros más o menos punk, rockers, etc…pero ninguno de ambiente motero, y en el que pudieras escuchar de igual manera a Motorhead, Elvis, Led Zeppelin o Willie Nelson por ejemplo”, recuerda.

Estaba claro, a tenor de lo que comenta su propietario, que ese nicho estaba huérfano de un local que le invitara a entrar con una buena dosis de rock. Sin duda, buen garito de rock o heavy metal, siempre posee un nombre poderoso, directo, vinculado, en su mayoría, a alguna banda, ser mitológico o clásico de la cultura popular. “En principio lo pretendía llamar “El Jinete de Medianoche” Midnight Rider, en homenaje a un tema de los Allman Brothers”, comenta. “Al final fue vital para la decisión final sobre el nombre el ver el filme El Jinete Pálido de Clint Eastwood, ya que todo lo referente a la estética del local, con claras influencias de la cultura Western americana, ya lo tenía claro”. La elección de nombre no pudo ser más perfecta, no solo porque la película sea una de las mejores del género (si no la has visto, no tardes en visionarla) sino también por lo poético del nombre. 

Hace 27 años la sociedad era otra, los jóvenes consumían otra música y el rock gozaba de una buena salud; sobre todo, porque el número de conciertos era elevado y la asistencia a ellos algo habitual. El mercado estaba en un momento. “La verdad es que el rock nunca ha sido algo de mayorías en este país, pero en aquellos tiempos las tribus urbanas abundaban entre nosotros”, apunta. “Había muchísimas más gente joven en comparación con hoy interesada en todos aquellos estilos que aglutina dicha palabra. Ir de conciertos era algo habitual, y a diferencia de la actualidad en que casi todo lo que hay son festivales, se iba por los grupos y la música, no a pegarse la fiesta…” 

Tantos años de actividad, noches infinitas de rock, cambios en las tendencias musicales y en la industria. Con tantos momentos, Vicente Javier García seguro que cosecha grandes anécdotas. “Anécdotas hay muchas, sí, a todos los niveles”, señala. “Siempre me ha hecho mucha gracia que después de 27 años abierto aún hay alguien que pregunta si el local es nuevo o acaba de abrir ahora”, recuerda. 

Le costó bastante a El Jinete Pálido levantarse y emprender el camino. “Luego por otro lado, los problemas a nivel de licencia con el ayuntamiento durante más de dos años fueron muchos (inspección, multas, notificaciones, etc) y no fue hasta 1997 en el que conseguí el permiso. Curiosamente después de esto, la policía vino hasta en dos ocasiones con la televisión para hacer el paripé de cómo tenía que estar acondicionando un local de estas características”. 

Hubo una época que existían más Motor Clubs, un auge que tal vez ahora ha ido perdiéndose. “Pues si te he de ser sincero ya hace algún tiempo que ando muy desconectado el mundillo motero. Concretamente desde que fui padre. Pero sí… el tema de los MC y los clubs ya hace años que ha ido a más. Aunque ahora parece que ya va a menos la cosa”, señala. 

Las motos tipo Harley o las propias Harleys se pusieron de moda. “Hubo una época en que cualquiera se compraba una Harley, pero siempre me ha dado la sensación que la mayoría de ellos no tenía ni idea de lo que significaba formar parte de esta movida. Para mí, la vedad todo esto ha perdido la mayor parte de su encanto”, comenta. “Cuando empecé a ir en moto a principios de los noventa era todo mucho más distinto. Eras apenas unos pocos y la gente era más auténtica. El que se compraba una moto tenía muy claro donde se metía”.

“Casi no habían clubs en España: Centuriones, Ases, Jaguars y ya ni te digo en Castellón. Mis amigos y yo sin ir más lejos, también llevamos chalecos una temporada. Cosas de la edad, pero pronto lo dejamos. Siempre me ha gustado ir por libre, y para jerarquía ya estaba el ejército, no necesitaba volver a repetir experiencia con ningún club”

Vicente Javier dio el salto de la barra del pub al papel de la mano de una banda casi maldita, Lynyrd Skynyrd. Aunque el germen de la biografía de la banda estadounidense nació mucho antes, cuando su autor participó en un fanzine, y por ahí le entró el veneno de las letras. “A finales de los 90 forme parte un fanzine -denominado Riders- junto a algunos clientes del pub que recogía toda la información del momento sobre el mundo de las motos, las Harleys y el custom. Yo me ocupaba de la sección musical, donde incluía reseñas o biografías de las bandas del momento. Sin embargo, como tantas otras publicaciones gratuitas, esta desapareció cuando la publicidad dejó de entrar, y fue entonces cuando se me ocurrió continuar escribiendo un poco más e intentar dar forma a la historia de los Skynyrd”, comenta. 

Y es ahí donde tomó forma su primer libro. “En 2010 se publicó la biografía Lynyrd Skynyrd: Sureños de Nacimiento.... Rockeros por la Gracia de Dios, con la editorial Quarentena Ediciones. Y el año pasado la reedité mejorada con la editorial Círculo Rojo”.  

Los garitos de rock atraviesan un momento delicado, una de las tablas de salvación se encuentra en la música en directo. Un reclamo poderoso para atraer al público a pasar una noche o tarde de buena música en vivo. “Pues sí, francamente este tema es el que me ha permitido todavía mantener el local abierto al menos en los meses de verano”, apunta. “Por suerte la gente responde muy bien a este tipo de eventos. Es como si necesitara de una excusa para salir y venir al local. Y la verdad es que estoy muy contento en este sentido. Además por como es el local, en estos momentos sale mucho más a cuenta organizar los bolos en la calle, y aunque esto tiene el hándicap de que no se puede cobrar entrada, yo aplico el tema de la “taquilla inversa” que nos está funcionando muy bien”. 

Aunque ya lo hemos mencionado en algún momento de la entrevista, el rock está en un mal momento por una falta de relevo generacional. “No parece haber, no…es que realmente no hay relevo generacional en ninguna parte” – señala – “al menos de momento… ni en las motos ni en la música”. 

Es triste la situación para el rock, aunque siempre habrá gente que siga disfrutando de su sonido y que salgan a ver conciertos y acústicos. “Estamos atravesando tiempos muy complicados. Pero no solo a este nivel, el ocio nocturno en general también está herido de muerte”, señala. “La gente ha dejado prácticamente de ir a los pubs, ha perdido el hábito, y la cerveza o la copa se la hacen en el sitio donde comen o cenan, y los jóvenes no tienen casi ningún tipo de inquietud, de ser diferentes. Apenas saben escuchar nada de buena música por sí mismos y tampoco tienen la costumbre de ir de pubs ni dinero para gastar. Luego están los controles alcoholemia. Las motos ni la ves…”, reflexiona Vicente Javier. 

La situación de los pubs es prácticamente insostenible. Igual que El Jinete Pálido, muchos otros también optan por abrir para conciertos o eventos, o directamente en el periodo estival. “Ahora ya solo nos faltaba la subida de la luz… En fin. La situación es insostenible. Yo ya hace 4 años que estoy trabajando en otro sitio, y cuando llega el verano abro por lo menos una temporadita; pero si tuviera que pagar un alquiler del local ya habría cerrado, como muchos ya les ha tocado hacer…”

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