Uno de los operarios de Culmar extrae ejemplares de las jaulas de madrugada. Fotos: PEPE OLIVARES ALICANTE. Punto final a la historia de la mercantil Cultivos Marinos de Guardamar SL, más conocida por su acrónimo Culmar. La que hasta finales del año pasado era propietaria de la piscifactoría de la localidad alicantina de Guardamar, la única de capital local en la costa de la provincia, ha iniciado su fase de liquidación, tras dar el visto bueno el juez al plan del administrador concursal.
La liquidación y extinción de Culmar llega después de que, a finales del pasado mes de septiembre, la murciana Culmarex (propiedad de la salmonera canadiense Cooke Aquaculture) se hiciese con la unidad productiva. Esto es, que comprase la piscifactoría en el seno del concurso de acreedores al que la empresa alicantina se había acogido en abril. La Sección de Calificación ha declarado fortuito el concurso, según fuentes judiciales, y los acreedores ya han comenzado a cobrar las cantidades que reclamaban.
En la aprobación del plan de liquidación ha resultado clave la operación de venta de la piscifactoría a Culmarex. Como adelantó este diario, la oferta económica de la firma con sede en Murcia cubría prácticamente el crédito concursal, de forma que los acreedores de Culmar han comenzado a cobrar las cantidades que reclamaban sin necesidad de aprobar quitas o tiempos de espera, como es habitual. Al menos, así lo confirman varios acreedores con los que ha contactado este diario, con créditos tanto laborales como contra la masa.
La operación se cerró en una negociación privada entre las partes y recibió el visto bueno del juzgado antes de que se abriera la fase de liquidación, que en septiembre aún no se había planteado. Ha sido en diciembre cuando el juzgado de lo Mercantil 3 ha aprobado dicha liquidación, con la liquidez obtenida por la venta de la instalación y su actividad económica.
Culmarex tiene su origen en la localidad de Águilas, donde abrió en los años ochenta. Durante las últimas décadas, se ha expandido abriendo sus propias instalaciones y adquiriendo otras independientes: en Alicante tiene presencia con tres piscifactorías (Santa Pola, Altea, al menos de momento, y Guardamar), y tramita la construcción de una cuarta en Torrevieja.
Que el concurso haya sido declarado fortuito (esto es, que los administradores de Culmar lo solicitaron en cuanto conocieron que la situación de la empresa obligaba a ello) no pone fin a los vericuetos judiciales de la empresa, o más concretamente de una parte de sus socios y empleados. Como desveló este diario el pasado mes de mayo, la anterior dirección de la empresa denunció a una de las familias socias por una presunta estafa de 1,4 millones de euros, que está a la espera de juicio.
El proceso se encuentra a la espera de que la Audiencia Provincial de Alicante señale la fecha para celebrar el juicio por el presunto fraude, que se cometió supuestamente desde dentro falseando la producción. El fraude se detectó en 2018, al cambiar la dirección de la empresa (cuyo capital se reparte entre diversos socios) y constatar una importante diferencia entre la producción prevista según la siembra realizada y la finalmente reflejada en la contabilidad.
El pescado que 'faltaba' se justificó con una supuesta mortalidad de los ejemplares, pero con una ratio varias veces superior a la normal. Tras realizar una investigación interna, se llegó a la conclusión de que algunos de los socios de la piscifactoría, supuestamente con la participación de algunos empleados, habrían estado desviando parte de la producción, presumiblemente para comercializarla por otros canales al margen de Culmar.
