Para hacer presidente a Salvador Illa, el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) firmó un acuerdo con Izquierda Republicana de Cataluña (IRC). Una vez elegido, Illa dijo que quería que Cataluña contribuyese a mejorar España. Según los entendidos, esa mejora ya había comenzado en 1839. En su Diario de un Turista, publicado ese año, esto decía Stendhal: "Los catalanes quieren leyes justas, a excepción de la ley de aduanas, que debe hacerse a su medida. Quieren que cada español que necesite algodón pague cuatro francos la vara, por el hecho de que Cataluña está en el mundo. El español de Granada, de Málaga o de la Coruña no puede comprar los excelentes paños ingleses que cuestan un franco la vara".
Conclusión: en buena medida el hecho de que haya más adinerados en Cataluña que casi todas las demás regiones de España no solo se debe la laboriosidad e inventiva de los catalanes, sino también a los sucesivos privilegios económicos de los que han gozado. Viene de lejos lo de mejorarnos. Y lo procuran tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra. Recuerden que Prat de la Riba apoyaba la guerra de África porque era "un excelente negocio para los pañeros catalanes", que surtían de uniformes a los soldaditos españoles. En 1906 publicó un libro, La nacionalidad catalana, en el que defendía el uso exclusivo de la lengua catalana, un sistema legal propio para Cataluña y, asombrosamente, "el imperialismo catalán". He ahí las raíces de la inmersión lingüística, el concierto fiscal y, en general, del separatismo. Todo eso sigue haciéndolo Illa, pero ahora para mejorar España.
"Algunos quizás crean que Franco acabó con el amejoramiento. Craso error"
Algunos, en su ingenuidad conservadora, quizás crean que el general Franco acabó con el amejoramiento. Craso error. Uno de sus gobiernos ordenó que los ahorros de los emigrantes españoles en Cataluña o Vasconia, custodiados en las Cajas de Ahorro, se destinasen por el Instituto Nacional de Industria a proyectos industriales en esas regiones. Y no olvidemos dónde ubicaron los ministros franquistas la SEAT o el Polo Petroquímico (sorpresa: ambas en Cataluña). Además, en 1943 se decretó que solo Barcelona y Valencia podrían organizar Ferias de Muestras Internacionales. No fue derogado hasta 1979, ya fallecido Franco. El proteccionismo hacía esa región proseguía, siempre para mejorar España.
Por cierto, en aquellas fechas los catalanes estaban preparando su Estatuto de Autonomía. Pues bien, Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), el partido del cleptócrata Pujol, pidió que se incluyese un concierto económico con el "Estado Español" como el vasco. Votaron a favor IRC y CDC; votaron en contra PSC, PSUC, UCD y PP. Ahora el partido de los comunistas catalanes no se llama PSUC, sino Comunes, pero lo notable es que tanto ellos como los socialistas catalanes han cambiado de bando: en 1979 se oponían al concierto; ahora lo apoyan. Sin duda, para mejorar España.
Llegó la época de los trenes de alta velocidad y las cuatro capitales de provincia catalanas dispusieron muy pronto de AVE. Mientras tanto, Murcia y Extremadura seguían esperando. Para compensar, los socialistas, apoyados por los comunistas y los separatistas, derogaron el trasvase del Ebro. Eso sí, se dignaron apoyar la aplicación del artículo 155 de la Constitución a Cataluña. ¿Por qué? Para mejorar España.
Entrando en más detalles, el presidente Illa ha declarado que va a promover "una tercera transición hacia España plurinacional". En ese esquema, Cataluña sería una nación, pero nadie se preocupe porque ayudará a mejorar España. Eso sí, "el idioma catalán vertebra la nación". Y para vertebrarla a fondo nada mejor que prohibir a los escolares que usen el idioma español no solo en las aulas, sino también en los patios y en los campos de deportes de las escuelas. Ni Prat de la Riba lo habría superado.
"¿Realmente sería legal pasarlos de la Agencia Española de Administración Tributaria a la Catalana?"
Empeñado en mejorar España a toda costa, el 10 de octubre apoyó personalmente una resolución del Parlamento catalán que pedía que la Generalidad "gestione, recaude, liquide e inspeccione todos los impuestos aportados en Cataluña". La resolución fue aprobada con los votos de IRC, PSC y los Comunes. Por si alguien no ha echado cuentas, eso supondría pasar de recaudar unos 5.000 millones de euros anuales a recaudar 59.000 millones al año. Pero nadie se alarme porque luego la Generalidad pagaría a la Hacienda española el coste de los servicios prestados por la Administración central en Cataluña (visto el precedente vasco, lo mismo les sale a devolver). También se fijaría una cantidad adicional en concepto de "solidaridad" ¿Cómo se cuantificaría? Mediante un pacto anual entre el Gobierno español y el catalán. Los años que diesen con un presidente español como el actual, a lo mejor pactarían pagar 100 euros por región; si hubiese otro más duro, la cosa podría ascender a los 500 euros, no se crean. Puede que Murcia perdiese unos 400 millones por año, pero mejorar, mejoraría un montón con la ayuda de Illa. Para mayor seguridad, esa solidaridad respetaría el principio de ordinalidad y, dato fantástico, solo beneficiaría a las regiones que hiciesen "un esfuerzo fiscal como el de Cataluña". O sea, que diría Umbral, el Gobierno catalán pretende fijar el esfuerzo fiscal de las demás regiones españolas (excepto Navarra y Vasconia, claro).
Por si la soberanía fiscal catalana fuese poco para mejorar España, y las relaciones bilaterales tampoco bastasen, el presidente Illa ha previsto "dimensionar" la Agencia Tributaria Catalana con el objetivo de que pueda asumir todas esas tareas A ojo de buen cubero, los firmantes del pacto han calculado que necesitarían unos 25.000 inspectores. ¿Realmente sería legal pasarlos de la Agencia Española de Administración Tributaria a la Catalana? Oiga, que esa gente superó unas oposiciones al cuerpo estatal. Ya veríamos cómo acabaría eso en los tribunales. A la Generalidad no le daría tiempo a formar a su propio personal porque quiere que esté funcionando en 2026. Un follón monumental, pero todo vale para mejorar España.
A todo esto, los de Juntos votaron en contra porque no lo consideraban un verdadero concierto. ¿Qué le faltaba? Más bien le sobraba lo de pactar la solidaridad. En opinión de las huestes de Puigdemont, la cuota de solidaridad debería fijarla unilateralmente la Generalidad. Cualquier otra cosa seria una injerencia de "la potencia colonial española". ¡Ah! Y además quieren quedarse con el dinero de las inversiones presupuestadas cada año que no se ejecuten. En vez de mejorarla, los de Juntos quieren separarse de España, pero es difícil averiguar qué sería preferible. Lo único claro es que, como no reaccionemos, nos van a mejorar hasta el fondo.