CASTELLÓ. Parece indudable que el modelo de producción de energía avanza hacia las renovables, proliferan proyectos por todo el territorio de plantas solares y eólicas. Según la Asociación Empresarial Eólica hay alrededor de 64.000 palas instaladas en España de las que alrededor del 8% están en el final de su vida útil. Pero, ¿qué hacer con los residuos de éstas cuando termina su vida útil? ¿Es posible reaprovecharlos e introducirlos de nuevo en el circuito productivo?
A estas incógnitas se han propuesto darles respuesta desde el Instituto de Tecnología Cerámica junto con el Instituto Tecnológico del Plástico y el consorcio de empresas Keraben Grupo, S.A., Fritta, S.L., Sofitec y Reciclalia S.L a través del proyecto Eros.
Esta iniciativa pretende implantar un sistema de economía circular con el reciclaje de las palas eólicas y residuos procedentes del sector aeronáutico para conseguir transformarlos en materia útil para sectores como la industria cerámica, concretamente en los propios soportes de las baldosas cerámicas, y los elementos que componen sus superficies, tales como esmaltes, fritas cerámicas y tintas para la decoración.
Para conseguirlo, se tiene que llevar a cabo un proceso complejo para separar las fibras de las resinas. Según explica el investigador principal del proyecto Eros, el doctor Francisco Javier García Ten, las palas de los aerogeneradores están compuestas principalmente de dos elementos: por una parte las resinas de poliéster, de las que se pueden obtener glicoles que posteriormente podrían emplearse para elaborar tintas o fritas y por otro lado las fibras. Las fibras que contienen las palas son de dos tipos mayoritariamente; fibras de carbono que se podrían utilizar para fabricar otros composites o fibras de vidrio que pueden ser usadas como fundente y en los esmaltes.
Según detalla García Ten, en el caso de los glicoles que se obtienen de las resinas, pueden tener una aplicación en el caso de las tintas inkjet, una herramienta clave en la decoración cerámica actual.
Según detalla García Ten, actualmente el proyecto se encuentra en fase de laboratorio y han logrado un paso clave que es separar la carga orgánica de la inorgánica y ya disponen de los materiales con los que están ensayando. Se trata de un proceso esencial ya que uno de los principales retos a los que se enfrentaba Eros era precisamente conseguir separar las resinas de las fibras.
En la segunda mitad de 2022 se prevé que el proyecto pase a la siguiente fase donde se probará sus posibles aplicaciones a las propias cadenas de producción de las empresas cerámicas colaboradoras.
Teniendo en cuenta que encontrar una solución para el residuo que generan los aerogeneradores es una de las preocupaciones principales del sector, el proyecto de Aimplas y el ITC no es el único que existe actualmente para aprovechar los residuos de las palas. En concreto la fábrica de palas eólicas que LM Wind Power tiene en les Coves de Vinromà forma parte de un proyecto para crear una planta de reciclaje en León liderada por un consorcio formado por Endesa, PreZero España y Reciclalia Composite. El consorcio invertirá 8,5 millones de euros en este proyecto, cuya construcción está previsto que se inicie el próximo año. La iniciativa responde al reto del reciclaje de más de 6.000 toneladas al año de fibra de vidrio y carbono.