La tercera edición del Emac. llega este fin de semana para certificar la insobornable filosofía del festival gratuito de Borriana
VALÈNCIA. En días grises, en tiempos de incertidumbre y polémicas abiertamente artificiales, encontrar el momento para celebrar la transparencia y la pureza de las intenciones acaba convirtiéndose en un ritual imprescindible para la supervivencia. La cuestión es, en efecto, ser capaces de descifrar toda esa claridad que no cuenta con una burda estrategia de marketing detrás con la que jugar al despiste circense. Es complicado y sencillo al mismo tiempo. Son resortes que están instalados de serie en alguna parte del circuito y se activan cuando algo supera el examen invisible, probablemente ejecutado en segundo plano.
Es lo que pasa con el Emac., por ejemplo. En un momento en el que el término festival ya ha adquirido esa pátina turbia de producto sin más alma que la del grupo de moda o la de la cerveza que patrocina el escenario principal, actos como los del Emac. ennoblecen un sector estigmatizado a partir de una forma de retorcer el método de hacer las cosas. No deja de ser sospechoso que deba llegar un festival gratuito para poder empezar a pensar en imaginar lo que sería recuperar la fe en los eventos alrededor de la música; probablemente sea ese uno de los elementos fundamentales a la hora de hablar del festival de Borriana: que la organización no sea tanto la del flautista de Hamelin y la música no sea nada más que una buena excusa -la mejor, por contexto- para reunir a gente en torno a determinados productos.
Así llega la tercera edición del Emac. se celebra desde este viernes, y hasta el domingo, en el Centre Municipal de Cultura La Mercé, en Borriana (Castellón).
La ubicación es, sin duda, uno de los factores que marcan la diferencia en la cuestión del Emac. Borriana es la capital de la Plana Baixa y también es, de facto, uno de los lugares de peregrinación sagrada del festival de garrafón; armar uno diferente en territorio Arenal Sound, en febrero y tan lejos de la playa -metafórica y literalmente- como del servicio de comida rápida musical, es un acto heroico que es necesario poner en valor. El carácter gratuito de la propuesta es sólo un tirabuzón más en el prosaico triple salto mortal del proyecto. Lo de mandar a la gente a ver a Maria Arnal i Marcel Bagés al Escenari Amfiteatre como homenaje a Stendhal es sólo la guinda.
El Emac. combina con una soltura pasmosa cierta vertiente amateur en su proyección pública que, incluso en lo que podría convertirse en una rémora comunicativa, no deja de ser una nueva muesca en la cadena de contrapuntos del festival con respecto a la línea general de la industria. Sin embargo, la gestión de ese falso amateurismo -sin ir más lejos, cuentan con Pro21 entre sus patrocinadores- no deja de sorprender, pues lo encajan a la perfección con una filosofía díscola, en tanto en cuanto luce coherente en un festival cuya línea de programación aboga por la vanguardia y la juventud por encima de todo; tanto en los escenarios como en las actividades artísticas paralelas.
Entre esas dos premisas se mueven los principales atractivos musicales de la tercera edición del Emac. En lo más alto de un cartel que no juega con los cuerpos de letra, pero sí con el orden de los factores, Maria Arnal i Marcel Bagés y Gener ocupan los mejores asientos por razones obvias. Ambos se encuentran en estado de gracia, inmersos en el momento álgido de sus (fulgurantes) carreras; y ese estado ha llegado a partir de la más absoluta y estricta de las meritocracias, lo cual es preciso celebrar. Con dos de los mejores discos de lo que llevamos de década, tanto el dúo como el grupo con Carles Chiner al frente están exprimiendo hasta la última partícula las oportunidades de tocar que les está concediendo todo lo cosechado por méritos propios.
Tras las dos referencias líderes más evidentes -cerrarán el festival el domingo- existe un cartel con atractivos más allá. La parte más alejada de la electrónica que domina sutilmente el Emac. la completan dos conciertos que merece la pena destacar por motivos muy diferentes. En el caso de La Plata, su actuación en directo llegará pocos días antes de que vea la luz su primer disco, Desorden. Muy distinto será lo que suceda con deBigote; su concierto el sábado, inaugurando el Escenario Emac., será -a priori- la última oportunidad de ver en directo a la banda que lidera Víctor Ballester. En el recuerdo, su notable último disco en 2017, tocado por la varita de Remi Carreres.
El predominio de la electrónica, ese aroma a sintético y a futuro, se hace patente ante cualquier análisis mínimamente exhaustivo del cartel. Desde el diseño a la imagen corporativa del proyecto, pasando, por supuesto, por un cartel que va más allá del concepto de Dj como guarnición de festival. De hecho, tanto NAVVIER, como BeGun y Tversky se sitúan de forma jerárquica por delante de referencias como La Plata en el cartel. En el caso de NAVVIER, la realidad es que se lo han ido ganando poco a poco durante el último año, adelanto a adelanto, producción audiovisual a producción audiovisual; tras el EP inicial, han sabido mantener el hype sin que se tambalee demasiado con ‘Dantale’, ‘Churchill’ y ‘Hydress’, bordeando con cierta personalidad sonidos propios de Justice o Yuksek.
Junto a ellos, propuestas más consolidadas como BeGun (live!) o Tversky completan los principales reclamos electrónicos del Emac. 2018. En el caso de BeGun, además, es la ocasión perfecta para disfrutar -dos años después- de su último disco, otra oda a la creación artística inspirada en el nomadismo. Lejísimos de la electrónica de club -teniendo mimbres para ser una figura relevante en esa industria-, y mucho más de la electrónica de festival, Gunsal Moreno ha optado desde hace un lustro por responder únicamente de sí mismo. También de Barcelona, y también con Foehn a las espaldas, Tversky completan un trío que el sábado se llevará todo el protagonismo en el CMC La Mercé de Borriana.
Paralelamente a los conciertos, el Emac. 2018 seguirá construyendo su propia personalidad lejos de las fronteras de un festival de música. Las actividades que se desarrollan en los márgenes del evento, no sólo no se suben a ningún carro de forma coyuntural, sino que encajan hasta el milímetro con la filosofía del festival: vanguardia, modernidad y -al menos formalmente en la proporción- feminismo. Justicia. Si la distribución del cartel deja una representación cercana al equilibrio en cuanto a bandas con presencia femenina entre los dos escenarios principales del festival gracias a La Plata, Heatwaves, M A R, Desert y Vini & Kim Djs, la presencia de mujeres en Emac.Art termina de rematar la cuestión; María Rodilla, Laia Alsina, Laura Castelló o Zorras Peligrosas forman parte de la selección artística del festival. Algunas de ellas, como en el caso de Laura Castelló, participarán en la tercera vía del Emac.: los talleres matinales relacionados con los universos del Dj y la experimentación sonora, o los procesos creativos y la pintura.