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Emprendedores que quieren convertir el reciclaje en algo rentable

4/11/2019 - 

VALÈNCIA. Fueron menos que más, pero hubo algunas empresas que se sumaron a las protestas e incluso a la huelga mundial por el cambio climático que se celebró el pasado mes de septiembre. Una de ellas fue Marco agency cuyo fundador y CEO, Didier Lagae, hacía estas declaraciones: “Yo no soy hippy, soy empresario y veo estas movilizaciones como una oportunidad para exigir medidas que garanticen el futuro de nuestros hijos y de nuestras empresas”. Choca un poco el llamamiento cuando, en realidad, muchos encuentran en la voracidad de la industria, y en consecuencia de las empresas, una causa mayor del calentamiento global.

Sin embargo, parece que entre las nuevas generaciones de emprendedores el mensaje ha calado. Tanto es así que pocos excluyen ya la palabra ‘sostenibilidad’ de las presentaciones de su proyecto, independientemente de que se hable del sector de la construcción, del logístico, del agroalimentario, del energético…Para todos hay ya soluciones sostenibles y medioambientales. Pero las hay también que, en lugar de abordar el tema de forma tangencial, nacen ya con el propósito de atacarlo desde el origen. Una idea ingeniosa en este sentido es, por ejemplo, la de Sheedo, que ha lanzado un producto que lleva intrínseco el reciclaje. Esta startup surgida de un equipo de alumnos de TeamLabs propone cambiar el concepto del papel de usar y tirar por el de usar y plantar. 

Para ello fabrican papel de forma artesanal a base de fibra de algodón y semillas, de apariencia muy glamurosa y que, una vez utilizado, puede plantarse y ser devuelto a la naturaleza. Nada de tala de árboles ni uso de agentes contaminantes ni de residuos. Un equipo joven y pequeño que con una idea sencilla tratan de revolucionar una industria a la que se le atribuye parte de culpa en la deforestación. Ya desde la perspectiva del negocio, los últimos datos de Sheedo hablan de más de 3.000 clientes por todo el mundo y una facturación de 500.000 euros.

La industria textil

Pero peor prensa que la papelera, tiene en este momento el sector de la moda. A la industria textil se la sitúa entre las primeras del ranking de las contaminantes, además de asociarse a la explotación infantil y a la laboral en los países más desfavorecidos, especialmente en el mundo asiático. Normal entonces que sea en esta actividad donde más alternativas de reinvención surjan. 

Pioneros en España para reducir el consumo de ropa y propagar la cultura de segunda mano fueron los de Percentil. Su nacimiento coincidió con la crisis económica (2012) y con la tendencia, entonces en boga, del consumo colaborativo y la economía circular. Todo ello propició que la startup fundada por Lourdes Ferrer, Luís Ongil y Daniel Bezares, subiera en pocos años como la espuma llegando a aglutinar en la empresa a una plantilla de 150 personas y contar con doble sede, una en Madrid y la otra en Berlín. No obstante, una vez superada la crisis, el consumo de segunda mano cayó de nuevo y la empresa tuvo que reajustar todo su entramado. “Tuvimos que apretarnos el cinturón y ahora somos más pequeños, pero con unos cimientos más sólidos. Nos aferramos a nuestra idea porque el problema de la ropa es una realidad. En casi todas las casas hay un excedente del que, muchas veces, nos sabemos cómo deshacernos. Lo que parece claro es que tirarlo a la basura es una tontería y una irresponsabilidad”, dice Lourdes Ferrer.

También aprovechando el fenómeno de la excesiva rotación del armario aparecen soluciones como las de Pantala. Fundada originalmente por Pilar Olmedo y Francisco Sánchez, ambos con 25 años, no niegan la devoción por la moda ni la manía de lucir modelos cada dos por tres, pero sí que, dentro de este patrón, propugnan un consumo responsable. Lo que ellos proponen a los usuarios es renovar cada mes al armario sin necesidad de comprar una prenda nueva. Para esto han creado una plataforma de alquiler de ropa que, mediante una cuota de suscripción mensual, permite a los usuarios elegir y hacer uso de tres prendas cada mes, bien concebidas por prestigiosos diseñadores, bien prendas que se producen de forma sostenible y ética -no siempre van unidos necesariamente ambos criterios. Transcurrido el plazo, las renuevan o las devuelven y seleccionan otras.

Un paso más allá

También en el nicho del calzado surgen propuestas sostenibles de todo tipo. “Somos una marca que diseña y fabrica zapatos femeninos sostenibles y veganos”. Así es como Gabriela Machado presenta la marca que ella misma a creado Momoc Real People. Pero, además, argumenta tres razones que justifican la necesidad del nacimiento de una marca como la suya: una, porque a día de hoy es necesario tener una conciencia sostenible y ecológica, la segunda porque la moda es una de las industrias más contaminantes y la tercera porque es imposible no comunicarse y la moda es la forma más común de hacerlo.

En el calzado quieren encontrar también su oportunidad los fundadores de Timpers “una empresa que se dedica al diseño y comercialización de zapatillas hechas por personas ciegas, por, no para”, precisa Diego Soliveres, uno de los creadores de la marca junto a Roberto Mohedano y Aitor Carratalá. Los tres integran el equipo alicantino que ahora comparten casa en Valencia después de de haber sido seleccionados como uno de los proyectos para acelerar en Lanzadera. 

“Además de crear una empresa rentable, nuestra filosofía es puramente social-dice Soliveres-no solo porque la intención es crecer un contratar a más personas tan capacitadas como nosotros, sino también porque estamos comprometidos por el planeta, por eso no usamos cuero y sí muchos materiales reciclados”. Al final, lo que aportan todos ellos son pequeños granitos de arena, en la medida de sus posibilidades, pero que si todos los adoptásemos “conseguiríamos crear una gran playa”, como decía Lagae.

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