VALENCIA. “La Universidad es el lugar ideal para el emprendimiento porque de sus laboratorios surgen numerosos descubrimientos”. Siempre ha sido el profesor de la Universidad de alicante Javier García Martínez, Premio Jaime I de Nuevas Tecnologías y fundador de la compañía Rive Technology, férreo defensor de canalizar a través del emprendimiento todo el conocimiento nuevo que se vierte desde la Universidad. “En España y en Europa se han invertido muchos recursos en la formación de los científicos y en la investigación y ahora el reto consiste en transformar este conocimiento en valor” declaraba hace un tiempo en un acto organizado por el BBVA. Pero lo cierto es, como él mismo lamentaba en un artículo, que todavía estamos lejos del modelo de Universidades como Stanford, MIT o Harvard, cuyos “campus universitarios son lugares de encuentro de emprendedores”.
No es que no lo estén intentando. Universidades públicas y privadas apuestan cada vez más por instaurar programas que favorezcan el emprendimiento, aunque no lo hagan de manera transversal para incentivar esta actitud a lo largo de todo el periodo docente. Tampoco se trata de ponderar el paso por la Universidad como determinante para el éxito empresarial. Casos como el de Mark Zuckerberg o Bill Gates lo ilustran muy bien, pero también hay, en el otro plato de la balanza, numerosos ejemplos de empresas sólidas que tuvieron como vivero improvisado la Universidad.
“Yo estoy convencida de que Imegen no hubiese nacido si yo no hubiera estado en ese momento trabajando en el laboratorio de la Facultad”. Quien así habla es Ángela Pérez, CEO de la compañía que supera ya los 50 empleados y que lidera el segmento de genética y genómica dentro del sector de la biotecnología. Ángela Pérez coincidió en la Facultad de Biología de la Universidad de Valencia con el doctor en Genética Molecular Manuel Pérez Alonso, entonces su profesor y después su socio.
“Él fue quien me animó a emprender para aprovechar todo el conocimiento que habíamos acumulado en la secuenciación de ADN”. Así es como, a la edad de 24 años, Ángela Pérez monta, siempre asesorada por el profesor, su primera empresa. “El problema es que sabíamos mucho de ciencia y mucho de laboratorio, pero nada de dinero, así que dimos entrada a un socio inversor que nos hizo una operación acordeón y se fue todo al garete”. Lo que hoy es Imegen sería la versión 2.0 mejorada de esa idea inicial, aclara Ángela Pérez, a quien las 8 empresas montadas posteriormente parecen haberla alejado ya mucho de aquella ingenuidad económica de su juventud.
También Miriem El Yamri considera primordial el paso por el campus, en este caso el de la Universidad Complutense de Madrid, en cuya facultad de Ingeniería Informática coincidió con Rodrigo Crespo y Juan Manuel Carrera García, los tres socios de Crowtec, donde desarrollan software y hardware propios y para terceros. El equipo se alzó ganador para representar a España en la VII edición del Startup Programme, una competición interuniversitaria de emprendedores a escala europea y que en España organizan Junior Achievement y la Fundación Universidad-Empresa (FUE). “Aquello nos estimuló y nos ayudó a descubrir el gen emprendedor que llevábamos dentro-recuerda Miriem- claro que también nos apoyaron mucho los profesores y tuvimos que recibir mentorización en materia de mercado. También nos ha abierto la puerta al vivero de empresas en el que estamos actualmente”.
De la Universidad Politécnica de Madrid, sale la spin off Innofluence, fundada en el año 2015 para la comercialización de sistemas tecnológicos para el desarrollo de técnicas avanzados de Bioprinting basadas en la tecnología láser. Como spin-off disfrutan de acceso a las instalaciones y uso de material conforme a lo delimitado por la Ley Orgánica de Universidades (LOU). Pero también participaron del programa de formación de empresas Actúaupm, donde resultaron ganadores en la última edición, y que les proporciona “acceso a mentoring y otro tipo de herramientas de altísimo valor para la generación de la empresa”, dice José Luis García Ballesteros.
Si citamos el caso de la UPM es porque con casi 90 spin off creadas en el periodo 2010-2014, se posiciona como la primera Universidad española en el fomento del emprendimiento universitario de aquí que Arístide Senra, director de su Programa de Innovación y Creación de Empresas, afirmara en un encuentro sobre este tema: “Cuando hablamos de EE.UU parece que son más listos. No es cierto. Nos diferencia el entorno”, aludiendo más a recursos económicos que ambientales.
Menos determinante parece que fue el paso por la Universidad de Almería para el equipo de Neurodigital Technologies, compañía que ha desarrollado un producto estrella, Gloveone consistente en un guante que permite tocar y sentir todo a través de la realidad virtual. “Mi socio, Francisco Nieto, y yo queríamos hacer algo que, o bien contribuyera al bienestar social, o bien democratizara la tecnología, pero sí teníamos claro que queríamos emprender. Yo siempre he tenido pasión por los negocios”, cuenta el CEO, Luis Castillo.
Equipos multidisciplinares, capacidad de ejecución para llevar una idea de laboratorio al mercado, recursos o aperturismo y cooperación son algunas de las necesidades ya aludidas. Falta, otra, inculcar esa iniciativa emprendedora en los alumnos desde su incorporación al centro docente, no a fin de carrera, de manera que resulte más fácil el salto a la empresa. También en este sentido han surgido propuestas, como la de Startup-Comillas, una asociación de alumnos emprendedores que ha surgido en la Universidad Pontificia de Comillas que se ofrece “como punto de encuentro a todos aquellos vinculados al mundo universitario que estén interesados en emprender”, dice Luis González Sotres, empresario y presidente de la organización.