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En busca de la luz: apoyo a los artistas que trabajan gran formato

23/09/2015 - 

VALENCIA. "Para escribir novelas, una mujer debe tener dinero y un cuarto propio" es la conocida frase que Virginia Woolf pronunció en Cambridge durante una conferencia en octubre de 1928, que la llevaría más tarde a publicar su libro Un cuarto propio. Podría aplicarse al panorama artístico en la actualidad ampliando a que para ser artista, cualquiera debe tener dinero y un estudio propio o compartido pero un rincón al menos donde poder desarrollar las capacidades. El material, por supuesto, no se compra solo, ni la comida o el alojamiento se pagan solos.

A continuación vamos a reflexionar sobre la situación de aquellos que trabajan el gran formato, una ardua y valiente tarea, focalizados en la incidencia de la luz, cosa que llama a encontrar un estudio además de grande diáfano, o sea, un imposible si contamos con pocos recursos. Indagaremos, pues, en qué opciones nos quedan (becas, residencias, premios, patrocinios, ferias) cuando el empleo paralelo ni es fácil ni deseable porque ser artista, en sí, ya es una profesión de la que se tendría que poder vivir dignamente.

Debe de haber centenares de ideas que artistas no consiguen llevar a cabo por cuestiones de espacio. Y es que al eterno problema de la falta de financiación le sigue el de encontrar un lugar en condiciones para pensar, idear y crear, en especial si se trata de instalaciones, esculturas o pinturas de grandes dimensiones y para las cuales la relación con la luz del entorno sea clave.

Cuando pensamos en un artista que centre su obra en la proyección de la luz inmediatamente nos viene a la cabeza el californiano James Turrell. Sus comienzos no fueron fáciles y se las tuvo que ingeniar trabajando desde que era jovencísimo en ocupaciones varias. California es un lugar lleno de luz y el artista ha pasado décadas investigando en torno a la percepción del espacio y la proyección de la luminosidad a través de él. Sus obras se pueden mirar desde cualquier punto y provocan distintas sensaciones, nos dan la opción de crear nuestra propia visión de los cambios cromáticos y lumínicos a través de, en algunos casos, ventanas de luz natural o artificial. Se trata de sus Skyspaces (Espacios celestes), habitaciones con un hueco en el techo que el artista manipula. Hay artistas que trabajan cada pieza pensando en las variaciones que la luz provocará sobre su superficie y para ello se sirven de diversos materiales.

"La elección del material surge de la misma manera que en todos mis proyectos, por querer resaltar las propiedades del mismo a través de lo digital. En el último proyecto Graded Metal, trabajar con el metal ha sido por la peculiaridad que tiene, en ocasiones, de mostrar el espectro cromático o de reflejar la luz", explica Inma Femenía, artista alicantina afincada en Valencia, que utiliza un software especial para aplicar color a superficies metálicas que le sirven de lienzo escultórico. Los pliegues del metal, nada azarosos en su obra si no pensados y ejecutados por la artista con total intencionalidad, a mano, recuerdan a las arquitecturas de Frank O. Gehry, en concreto al trabajo que realizó para las bodegas Marqués de Riscal en Álava o al celebérrimo museo Guggenheim de Bilbao, ambos recubiertos de titanio, el primero impregnado de colores entre rosados, como el vino tinto, y dorados, como la malla alrededor de las botellas. Los edificios de Gehry se integran en el paisaje y a la vez crean múltiples paisajes, igual que las piezas de Femenía, paisaje en sí mismas, hibridaciones entre pulsión arquitectónica y lumínica, respondiendo a un espíritu innovador y un afán por experimentar constantemente, como decíamos, pensando en la luz.

Femenía tiene un trabajo anterior que expuso en el Centre del Carmen de Valencia en 2014, Spectrum Screensaver, que consistía en unas pantallas de las que emanaban colores cambiantes inundando una habitación a oscuras, al estilo de Turrell como si fuesen ventanas a la inversa, adentrándonos a la inmensidad del interior del ordenador, con cuyos colores convivimos sin darnos cuenta, adaptándose a los nuevos medios y a un nuevo lenguaje con personalidad propia, generando su particular mundo de sensaciones vinculadas al universo digital. Dicho trabajo surgió cuando la artista tenía su estudio en Berlín con una beca, adonde no pudo llevarse todos sus materiales desde Valencia para pintar, así que fluctuó hacia algo más conceptual. Sin embargo, en sus comienzos, confiesa que pintaba de un modo brusco según tenía un pequeño estudio en Pego, individual, y al trasladarse a Valencia compartiendo espacio en su obra empezó a notarse un cierto orden que aún perdura, es decir, el espacio la ha ido condicionando, como a la mayoría. Todas esas experiencias pictóricas ahora se han visto trasladadas del intangible ambiente al duro metal en su faceta más reciente.

Sin duda la de Femenía está siendo una evolución natural hacia lo matérico que ha hecho las delicias de numerosos coleccionistas y del público en general. La artista ha sido una de las más celebradas y de cotización creciente durante la feria de arte contemporáneo SUMMA Art Fair del 10 al 13 de septiembre en Matadero Madrid, allí ha estado representada por Área 72, parte de Galería Punto, de los galeristas Amparo y Nacho Agrait, que dirigen, y como director artístico tienen a Jorge López con apuestas jóvenes en paralelo a la línea original de Punto, también presente en dicha feria. Es decir, Galería Punto ha tenido doble representación y en su sección más arriesgada estaba Femenía, captando la atención de todo tipo de coleccionistas.

Hablamos con Nanda Botella, otra artista que también tiene estudio en Valencia y participó en la misma feria madrileña que ha abierto la temporada en paralelo a la feria MARTE de Castellón y anticipándose a la inminente ESTAMPA que inaugura el 24 de septiembre en Madrid. Botella expuso en el Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) el año pasado la muestra Vertebrados comisariada por el crítico de arte y comisario Fernando Castro Flórez. "Cuando me llamaron de Valencia, del Consorcio de Museos, para hacer conmigo exposiciones por España y Cuba yo venía de trabajar en Nueva York, México, Milán y Moscú. La experiencia con Valencia y Madrid ha sido genial, ya estuve varios años en ARCO y este año SUMMA me ha encantado. Ha sido una feria joven de dimensiones cómodas para recorrer y una selección de artistas y galerías muy cuidada. Volviendo a mis inicios, mi primer cuadro de óleo lo pinté a los seis años, para mi es mi lenguaje y mi respiración, siempre he vivido con esto, evidentemente a medida que evolucionas como persona lo haces también como artista y ahí aparece mi curiosidad por los materiales, las luces, las sombras", cuenta.

La obra que Botella ha presentado durante la feria es una instalación que se produjo para la exposición del IVAM y que está compuesta por 4.000 piezas de cerámica modeladas una a una, cocidas, esmaltadas y finalmente cosidas a una estructura de hierro en la cual puedes introducirte e interactuar con un espacio lleno de imágenes y ventanas, orientada en una zona donde la luz natural y la artificial se van conjugando a lo largo del día. "Mi pretensión es buscar la imaginación y creatividad del espectador además de conseguir que su atención se centre en lo que ve a través de sus sensaciones", añade la artista cuyo proceso de producción, como el de Femenía, es muy minucioso.

No sólo es que las obras hablen por sí mismas una vez colocadas en un determinado lugar para su exhibición si no que antes de ser creadas o, más bien, durante su elaboración, el espacio y la cantidad de luz que haya en él son cruciales. Es por eso que los artistas que necesitan muchos metros cuadrados para producir a menudo lo tienen difícil, bien porque trabajen gran formato, bien porque sus piezas requieran un despliegue de medios singular. Aparte de que una galería quiera trabajar con el artista y proponga financiar la producción de cara a una exposición o una feria se dan alternativas. Existen loables iniciativas que fomentan y posibilitan tales trabajos concediendo estancias en residencias cuyas instalaciones están adecuadas y ponen materiales a disposición, como es el caso de La Casa Velázquez de Madrid, donde este mes se ha incorporado un nuevo becario también valenciano, a saber, Nelo Vinuesa.

La Casa de Velázquez acoge a artistas (arquitectos, cineastas, compositores, fotógrafos, artistas plásticos y videastas) cuya trayectoria junto con la calidad del proyecto justifican una estancia en Madrid. Se acoge cada curso a unos cuarenta artistas independientemente de su edad y nacionalidad para estancias que pueden ser desde un mes hasta un año y en ellas se cuenta con estudio, amplia habitación, dietas y descuentos dependiendo del tipo de subvención. Estas residencias son, según cada caso, financiadas por la Casa de Velázquez (miembros, ayudas especificas), o cofinanciadas por instituciones públicas o privadas (becas en colaboración). La dotación mensual para, además de tener un espacio propio, subsistir y adquirir materiales para trabajar, oscila entre los 1.000 y 2.000 euros. Eso sí, hay que estar muy atentos a la página de la entidad (casadevelazquez.org) porque se abren varios plazos para solicitudes y no siempre caen en las mismas fechas (entre septiembre y febrero). El Ayuntamiento de Valencia colabora con una beca de un año para artistas residentes en la Comunitat Valenciana, la convocatoria más reciente se cerró en abril y se ha resuelto con la concesión a Vinuesa, como decíamos, que estará durante todo un curso viviendo y produciendo allí, donde podrá dar rienda suelta a su creatividad y continuar creando grandes lienzos que transportan a un sugerente universo de videojuegos retro mezclados con símbolos medievales.

En las próximas semanas se resolverá el Premio BMW de Pintura que lleva tres décadas apostando por jóvenes talentos y generalmente premiando obras de gran formato. Cuenta con cuatro categorías: Premio BMW de Pintura (25.000 euros), Beca Mario Antolín de Ayuda a la Investigación Pictórica (8.000 euros), Premio a la Innovación (6.000 euros) y Premio BMW al Talento más Joven (4.000 euros). Cada comienzo de verano se abre la convocatoria y cierra la primera semana de septiembre. Pueden partiticipar los artistas españoles o extranjeros que residan en España. Hangar, en Barcelona, también es una buena opción porque ofrece residencias de artistas por meses y con diferentes tipos de propuestas (videoarte, instalación, proyectos específicos) no obstante cerró convocatoria en mayo. Habrá que tomar nota y mantenerse alerta para el año que viene, de momento adaptados al espacio y a los medios de los que dispongamos pero sin dejar de crear y planear proyectos, con el ánimo de que queda tiempo para reposar ideas y presentar propuestas.

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