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jefe de gabinete de mónica oltra y coportavoz de iniciativa

"En la negociación de presupuestos, hemos conseguido 'humanizar' a la Conselleria de Hacienda"

El lugarteniente de la vicepresidenta explica cómo ha sido el proceso para elaborar las primeras cuentas del gobierno de coalición

9/11/2015 - 

VALENCIA. Detrás de cada gran líder político siempre hay un equipo en la sombra que se ocupa de realizar un trabajo complejo y necesario. En cualquier gobierno, esos directores de orquesta en la oscuridad son los jefes de Gabinete: si recientemente en la Revista Plaza, Arcadi España, mano derecha del presidente, Ximo Puig, nos abría la puerta del Palau de la Generalitat, en esta ocasión es Miquel Real, lugarteniente de Mónica Oltra, el que amablemente nos recibe en el cuartel general de la número dos del Consell.

Miquel Real (Valencia, 1966) es licenciado en Filología Hispánica por la Universitat de València. Compaginó sus estudios con trabajos de camarero, celador, dependiente en una farmacia e, incluso, probó como doblador en valenciano para series, para terminar siendo profesor y director de instituto. Paralelamente, dedicaba el tiempo libre a su otra gran pasión: la política. En su adolescencia, perteneció a las Juventudes Comunistas: fue entonces cuando conoció a Mónica Oltra. "Ha cambiado, lógicamente, pero la esencia es la misma: mantiene una rebeldía profunda contra la injusticia", asegura.

Su trayectoria prosiguió siendo miembro fundador de Joves de Esquerra Unida, después de Iniciativa del Poble Valencià y, finalmente, de Compromís. Ahora, combina su labor de jefe de Gabinete de la Vicepresidència i Conselleria de Igualtat i Polítiques Inclusives con la coportavocía de Iniciativa, una de las 'patas' de Compromís. Está considerado como una de las personas de máxima confianza de Mónica Oltra.

-¿Cómo es el día a día de un jefe de Gabinete de la vicepresidenta Mónica Oltra?
-Sin horarios, eso es lo primero. Conforme suena el despertador pongo la radio. En el desayuno vas leyendo correos, contestando algún whatsapp que haya llegado de madrugada, repasas la agenda para tener controlado el día y, ya en la calle, aún me tomo otro café mientras leo la prensa.

-La agenda es fundamental y ahí es donde debe existir una sintonía muy próxima con, en este caso la vicepresidenta. ¿Cómo la diseña?
-Mi función es intentar articular y materializar lo que la vicepresidenta quiere hacer o lo que interpreto que es mejor para su actividad política. La mayoría de decisiones las tomo yo basándome en lo que Mónica me va comentando.  Ella tiene unos criterios muy claros de lo que quiere: sabe lo que nos ha traído hasta aquí, la gente a la que nos debemos y a la que no podemos fallar. Así que una parte importante de la agenda va dirigida a atender a estos colectivos, asociaciones o personas y otra parte ya son encuentros más institucionales.

-Además de la Vicepresidencia, las competencias en Bienestar Social son exigentes: es una conselleria de la que se espera mucho y en la que nunca hay recursos suficientes.
-Lo importante es ser consciente de que habrá cosas que no hagamos bien o a las que no lleguemos pero debemos procurar poner los medios para que eso no ocurra, o pase lo menos posible. Por ejemplo, intentamos contestar a cualquier petición que llegue por email, teléfono e incluso a preguntas espontáneas. A Mónica le paran por la calle: si le plantean un problema, tratamos siempre de contestar. Aunque no podamos dar una solución en ese momento, al menos dar una respuesta.

-¿Es consciente de que ese ritmo es muy difícil de mantener a largo plazo?
-Son muchas las demandas y no siempre pueden atenderse todas, pero hemos demostrado en este poquito tiempo que se podía atender más cosas de las que decían. Es cierto que hay un problema de escasez de financiación, pero lo que había sobre todo era una decisión política de atender unas cosas y no tanto otras.

"Hemos demostrado que se pueden hacer más cosas de las que se decía. Hay escasez económica pero sobre todo había escasez de voluntad"

En julio hicimos una modificación de crédito de más de 30 millones de euros para ponernos al corriente con la dependencia y la renta garantizada de ciudadanía. Ese dinero estaba: si no se había hecho fue seguramente porque estaba reservado para otras prioridades. Y de nuevo a finales de septiembre, otros 28 millones de euros. Lo que quiero decir es que existe escasez económica, pero sobre todo lo que ha habido es escasez de voluntad y una perversión en el orden de prioridades políticas.

-¿Qué tiene Oltra que no poseen otros líderes políticos?
-La clave del éxito de Mónica es que no hay impostura: lo que dice, se lo cree. Siempre dijo en campaña que no iba a prometer, sino que iba a comprometerse y a lo que se comprometía es a decir siempre la verdad. Y eso no va a cambiar. Si no podemos atender a todo el mundo explicaremos por qué y daremos las posibles soluciones. No vamos a engañar a nadie.

-Desde las elecciones, ¿cuál ha sido el peor día que ha vivido?
-Sin duda el peor día fue el que se estaba hablandod el posible acuerdo entre el PSOE y Compromís y los socialistas anunciaron, o así lo anunciaron los medios de comunicación, que se rompían las negociaciones. Creo que se cometió una injusticia con Mónica, a la que se le acusó de forma inmerecida prácticamente de todo. Nuestras aspiraciones eran legítimas.

-¿Crees que la vicepresidenta guarda rencor por aquello?
-¿Mónica? No. En absoluto.

-La otra cara de la moneda, su día más feliz en estos seis meses.
-Al margen de la noche electoral, que fue inolvidable, recuerdo de manera muy emotiva el día en el que Mónica tomó posesión. Había muchísima gente de todo tipo: familia, compañeros, colectivos... fue emocionante.

-Hablemos de la acción del Consell. ¿Cómo se maneja un gobierno de coalición? Por ejemplo, la relación entre los líderes es fundamental, pero también la conexión con el jefe de Gabinete del presidente, Arcadi España. ¿Cómo se trabaja en este nivel?
-Para empezar, un punto a favor es que la relación entre Mónica Oltra y el presidente, Ximo Puig, es muy buena. A Arcadi no le conocí hasta prácticamente la recta final de las negociaciones pero la verdad es que tenemos muy buena sintonía: nos toca ser los interlocutores entre los dos líderes y estamos constantemente en contacto. Si es algo muy importante es evidente que Mónica y Ximo ya hablan entre ellos, pero en general sí mantenemos contacto en el día a día.

-Su tarea es muy transversal: no es usted solo el jefe de Gabinete de Mónica Oltra sino que también debe hacer unas funciones de engrasador con los altos cargos de Compromís. Supongo que se producen esas llamadas de Presidencia en las que se pide: “¿Puedes arreglarme eso en aquella conselleria?”.
-Obviamente no siempre todo es perfecto. Una de las partes de nuestro trabajo es ser 'desbloqueadores'. Suelo definir mis funciones de la siguiente manera: mi trabajo consiste en que no se note que estoy haciendo mi trabajo. Si todo va bien no se notará, pero en el momento en el que algo vaya mal, será evidente que he fallado en mi parte.

"Los jefes de Gabiente somos 'desbloqueadores': mi trabajo consiste en que se note que estoy haciendo mi trabajo"

-¿Cuando usted llama a algún alto cargo se le cuadra?
-No hace falta que se cuadren, soy pacifista (ríe). De hecho, hice la objeción de conciencia. Digamos que tengo cierta autoridad moral para que me hagan caso cuando llamo. 

-Pero entiendo que es más difícil porque al final no es un gobierno uniforme. Imagino además que cuenta mucho la mano izquierda y la sintonía personal, porque a usted le toca hablar con altos cargos que no son de Iniciativa, sino del Bloc, por ejemplo.
-Bueno, pero eso no es problema: las cosas de gobierno son de gobierno y sobre esos temas yo llamo a quien sea. Y precisamente estos días, que ha habido muchos debates intensos sobre el pacto con Podemos, yo he llamado para asuntos de gestión y no ha habido ningún problema. Hay que saber separar las cosas y estamos a lo que hay que estar: gobernar.

-¿Los miembros de Compromís en el gobierno celebran reuniones estratégicas para coordinar cómo se funciona dentro del Consell?
-Menos de lo que seguramente se piensa. De hecho, echamos en falta tener más reuniones de este tipo. Hasta ahora hemos mantenido dos o tres encuentros dirigidos a conocernos todos, coordinarnos mejor y establecer algunas líneas de actuación y estrategia política. Al final, a mejor funcionamiento global también mayor visibilidad de todos.

-¿Usted también es aficionado a series políticas como Borgen, que tanto gusta a Oltra?
-No veo demasiadas. Debo ser el único de Compromís que no la ha visto. Bueno, para ser fieles a la verdad, vi algunos episodios porque Mónica me la recomendó, pero es que cuando llego a casa no me apetece ver televisión.

-Hábleme de la vicepresidenta. Ustedes se conocen desde la adolescencia.
-Sí. Nos conocimos en Juvetundes Comunistas, ella tendría 16 o 17 años más o menos y yo algo más.

-¿Ha cambiado mucho?
-¡Algo ha cambiado lógicamente! Aunque la esencia es exactamente la misma: una rebeldía profunda contra la injusticia.

-Aunque se conozcan desde hace tantos años, imagino que la convivencia política siempre es difícil. En su puesto, a veces toca decir: “Creo que aquí nos equivocamos”.
-Es cierto que tenemos muchos años de amistad previos y espero que posteriores (ríe). Pero bueno, yo lo tengo claro: doy mi opinión sobre lo que creo que toca y ella toma la decisión final. Aunque lo cierto es que solemos coincidir.-Hablemos de los presupuestos recientemente presentados, los primeros del gobierno de coalición.
-Aunque suene aburrido, es algo fundamental: adónde diriges el cambio en la vida de la gente. Creo que son los mejores presupuestos que se podían hacer para las personas, aunque no ha sido sencillo. Al ser un gobierno de coalición, no se han elaborado como habitualmente se harían en un gobierno monocolor. El criterio del presidente está reflejado, pero también el criterio de la vicepresidenta, que ha contribuido a la orientación social de las cuentas.

-Hubo reuniones nocturnas. ¿Negociación dura?
-Los presupuestos se estuvieron negociando hasta el último minuto. Si se presentaban un jueves a primera hora, el miércoles por la noche estábamos todavía en el despacho del conseller de Hacienda perfilando cosas.

-Rascando lo que se podía...
-Rascando, no (sonríe). Distribuyendo adecuadamente los recursos.

-Pero de las pretensiones a lo que se consigue, siempre existe una diferencia. ¿Ha sido grande?
-Lo que teníamos en mente se parece bastante a lo que hemos logrado. De no haber existido un gobierno de coalición, lo que teníamos en mente no se parecería a lo que ha salido.

"Gracias a que existe un gobierno de coalición creo que se ha presentado un presupuesto mejor distribuido"

-¿La presión ha dado sus frutos entonces?
-No hablaría de presión. En el gobierno hay dos puntos de vista parecidos pero no idénticos y por lo tanto se negocia. Estoy seguro de que son unos presupuestos muy buenos: la necesidad de acordar unas cuentas entre dos partidos que forman el gobierno más un tercero que desde fuera le tiene que dar apoyo, necesariamente hace que los recursos deban redistribuirse atendiendo a más criterios.

-Ha habido incrementos reseñables, como en dependencia.
-Creo que en la negociación conseguimos “humanizar” a la Conselleria de Hacienda. La vicepresidenta hizo un esfuerzo muy importante por hacer ver que el gasto social es una inversión de futuro para la Comunitat y es algo que se entendió y se trasladó a los presupuestos. Un aumento del 60% en las prestaciones a la dependencia, un 37% de subida en renta garantizada de ciudadanía, una línea de actuación en pobreza energética que no existía, incremento a las becas de transporte, una subida a lo previsto inicialmente para la Conselleria de Transparencia... ¿Todo eso estaría si no hubiera un gobierno de coalición? No diré que no, pero tal vez no estaría en estas proporciones.

-¿Cómo convenció al conseller de la necesidad de esos incrementos de orientación social?
-La vicepresidenta hizo ver que los presupuestos debían responder al Acuerdo del Botánico y tener así la mayoría parlamentaria suficiente. El conseller de Hacienda, Vicent Soler, cree en ello y se mostró comprensivo. A mi me extraña que el PP no los vote.

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