Con este vago lapso de tiempo, impreciso y frustrante, quiso zanjar la vicepresidenta del Gobierno Nadia Calviño las expectativas de nuestra Comunitat sobre la apremiante reforma de la financiación autonómica. Y más que zanjar, cavó una fría zanja de distancia con los valencianos, y nos echó encima la tierra de la decepción, sepultando nuestras necesidades urgentes con una indiferencia (o ignorancia) desalentadoras.
No sólo eso: sino que además, con crueldad dialéctica, lo remachó revelando que, como nos temíamos, “no es una prioridad” del Gobierno. Asegurando que la “sensibilidad” de la Comunidad Valenciana sobre infrafinanciación la tienen “todas”. Y sentenciando que los valencianos no sufrimos “ningún tipo de discriminación negativa”.
Así que, en su apreciación, nuestras justas reclamaciones son en realidad emociones subjetivas. Pareció desconocer, y en todo caso obvió, los concluyentes informes de expertos que demuestran, número a número, la infrafinanciación valenciana. Al menos eso. Porque de la compensación del déficit acumulado (técnicamente mal llamada condonación de deuda histórica) ya el Consell ni habla.
Resulta descorazonador. Porque si la Vicepresidenta Primera y Ministra de Economía viene a Valencia a una jornada multiactos y no sabe que nuestra “sensibilidad” responde a una realidad científicamente probada, mal; pero si lo sabe, y la subestima, peor.
Aunque esto nos ha hecho recordar que su jefe de filas, Pedro Sánchez, exigía en noviembre de 2017 -reunido por cierto con Ximo Puig- que el gobierno Rajoy presentara su modelo de financiación autonómica antes del 31 de diciembre de ese mismo año (o sea, en un mes, lo que implicaría que estaba muy avanzada o que se consideraba ya poco compleja), añadiendo que “llegaba tarde” y anunciando que él lo haría de inmediato si fuera Presidente del Gobierno.
Pero en la misma sesión de la moción de censura que permitió su investidura, solo unos meses después, ya declaró solemnemente, para perplejidad de tantos, que no estaba entre sus planes. Ni inmediatos ni, por lo que vemos, tampoco mediatos. Porque han pasado varios años. Y ahora ya es “muy compleja”.
Lo peor de la “Nada” que nos anunció Calviño, revelando que nuestras agotadas cuentas son puro cuento para el gobierno que se comprometió a darles oxígeno, es que debe ser verdad.
¿Y qué ha dicho o hecho Ximo Puig ante una declaración de intenciones tan hiriente y objetivamente alarmante, porque esos recursos los precisan nuestros servicios públicos y, por tanto, las personas, la economía o el empleo en esta Comunidad? Pues, como últimamente, poco o nada: silencio, apatía y sumisión. Y que financiación no, pero “mientras tanto”, sucedáneos. Pues basta ya del “mientras tanto”. Si fuera realmente el “barón” influyente que nos pretenden vender, no hubiera sido sorprendido, en propia casa, por unas declaraciones tan desafortunadas en un problema tan crucial. Pero lo suyo es un ‘poder fake y blandiblú’. Cada vez más temeroso ante el Sánchez ‘exterminador’.
De nada le sirvió, por otra parte, abrir las puertas del president de la Generalitat, Pere Aragones, que ya le dijo clarito que para ayudarnos (o apoyarnos) en nuestros problemas no contáramos: que él tiene una relación privilegiada y bilateral, “de tú a tú”, con Sánchez, y que “Catalunya -a la que en realidad tiene abierta en canal- está a las puertas de algo que nunca había conseguido”.
Ello mientras arruinan su economía y taponan la de otros territorios que consideran subalternos. Por eso en Valencia no quieren ni ampliación del Puerto. Ni America’s Cup cuya celebración, por otra parte, ni la Generalitat de Puig ni el Ayuntamiento de Ribó han apoyado realmente, a pesar del impacto económico y de empleo que generan. Hemos causado baja y ahora aparece que nuestro puesto lo ha ocupado, de inmediato, otra capital mediterránea y con el respaldo del Gobierno Sánchez. Adivinen cuál.
¿Y qué decir de Compromís? Pues que avala esas obstrucciones a nuestro crecimiento y ha apoyado investiduras/presupuestos de Pedro Sánchez, votando sistemáticamente sí, a cambio de nada. Claro que son especialistas en los dobles raseros. La vicepresidenta Oltra acaba de decir que no se puede caracterizar a los políticos con forma animal porque “la deshumanización del adversario es muy peligrosa”. Eso quien llamaba literalmente ‘voltors’ (buitres) a los ‘populares’ valencianos, asegurando que deseaban la muerte de personas mayores para no pagar la dependencia. Varas de medir.
Financiación inaplazable y bajada masiva de impuestos es lo que, entre otras cosas, pero de forma muy preferente, necesita esta Comunitat. Como ha hecho ya el presidente del PPCV Carlos Mazón al frente de la Diputación de Alicante con el IAE, como anticipo de la ‘revolución fiscal’ preparada para toda la Comunidad Valenciana. Y nada de “en los próximos años”, sino ya. Cuanto antes. Porque urge. Postergar no es una buena decisión. Aunque, quizá, es que no saben cómo hacerlo.