josé ignacio lacomba / decano del colegio oficial de biólogos

«En Medio Ambiente hay cosas más fáciles de estropear que de arreglar»

12/07/2017 - 

VALÈNCIA.- Desde pequeño le han gustado los ‘bichos’. Solía ver los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente junto a su padre, hasta que descubrió que era posible vivir de cuidar a los animales. «Las personas que se sienten atraídas por esta profesión lo saben desde bien temprano, es algo vocacional», reconoce José Ignacio Lacomba. Se formó como zoólogo, trabaja en la Agencia de Medio Ambiente y se encuentra en su segundo mandato como decano del Colegio de Biólogos de la Comunitat Valenciana (COBCV). Una responsabilidad que asumió para fomentar la cohesión de un colectivo que, durante los últimos tiempos, se ha tenido que enfrentar a un ecosistema paulatinamente hostil. 

-Hay biólogos en campos que uno ni sospecharía...

-Somos un colectivo de naturaleza anárquica, todo lo que tiene que ver con la vida es caótico. No somos formales, sino dinámicos y plásticos y eso hace que estemos poco cohesionados. Tenemos biólogos en cantidad de campos de desarrollo, como la biotecnología, la bioquímica, medicina, nutrición, industria... Es una carrera de formación científica pero conlleva una visión integral y holística. 

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-Precisamente la formación es cada vez más heterogénea, ¿lo ve positivo?

-Parece que Bolonia tiende a la especialización, y por ello nos encontramos con que sigue estando la carrera de Biología en el campus de Burjassot, pero también se imparte Biotecnología en la Politècnica. No puedes comprender la parte si no compartes el todo por eso creo que debería haber una base vertebradora y, luego, ya se verá.

-¿Por qué debería colegiarse un biólogo?

Le conviene. El colegio es una organización sin ánimo de lucro que ofrece servicios al profesional y al mismo tiempo intenta defender los intereses de todo el colectivo. Informamos de ofertas de trabajo, damos seguro de responsabilidad civil,... pero sobre todo visibilizamos nuestro trabajo ante la sociedad. Si de alguna manera quieres defender tu profesión, te interesa tener contacto con tus iguales, para afrontar juntos todo tipo de agresiones externas.

-¿Esas agresiones vienen por parte de la Administración?

— En muchas ocasiones sí. Sentimos que somos un colectivo poco visibilizado. Nos empeñamos en explicarle al mundo lo que hacemos pero queremos el reconocimiento de la biología a nivel normativo; publicando en el BOE los contenidos y definiendo bien qué es la profesión. Parece que cada vez más el Medio Ambiente es cosa de cualquiera, y para nada.

-¿Habla de intrusismo?

-Más que intrusismo, descrédito. Al no ser una profesión regulada, no estamos reconocidos en algunas convocatorias. Las normativas tienden a la especialización por un lado y a la liberalización por otro. Campos que tradicionalmente ocupaban los biólogos, ahora puede ocuparlos cualquiera. E incluso nos excluyen de otros que veníamos desempeñando. Es lo que pasa con el paisaje, la nutrición, los sistemas forestales... Los van ocupando colectivos técnicos más poderosos.

-¿Cómo podría mejorar la Generalitat en materia de Medio Ambiente?

-Se podría hacer más. Es importante que sean capaces de explicar la problemática, caracterizarla y hacer un empleo del dinero más eficaz. También es esencial trabajar a una escala temporal más adecuada. No se trata de ganar las elecciones y ahora voy a hacer lo que quiera estos cuatro años. Tenemos que pensar en escenarios razonables a largo plazo y elaborar un proyecto ambiental que vaya más allá de mi periodo electoral. En definitiva, una mejor organización. 

«En Sanidad no reconocen a los biólogos como profesionales sanitarios, se aprovechan de ellos»

-Y esto también implica el urbanismo.

-Claro, hablamos de un planteamiento integral. De los pueblos a València, del medio rural al entorno urbano. Hay que planificar la ciudad para todos los que viven aquí, pero también para los que vivirán. ¿Cuántos problemas tenemos porque durante muchos años, en la época desarrollista, se ha destruido l’Albufera, el Turia o lo que sea? Los políticos no se han dado cuenta de que hay cosas mucho más fáciles de estropear que de arreglar.

-En 2013 Enguera ofreció sus montes al Colegio de Biólogos por 500 euros la hectárea, pero finalmente no se llegó a un acuerdo. ¿Qué falló?

-Era una iniciativa de la Dirección General de Medio Natural que proponía subastar el aprovechamiento de los montes gestionados por la Generalitat a un supuesto precio de mercado. El colegio presentaba reservas a dicha cantidad, porque nuestros expertos incidían en los múltiples bienes y servicios, desde la captura de carbono hasta el valor cultural y recreativo, no se consideraban en dicho valor mercantil para la explotación de todos sus componentes.

-¿Son positivas estas subastas?

-No es fácil sintetizar en valor monetario tantos factores, a veces intangibles. El monte valenciano no es en esencia un monte productor. Suecia, por ejemplo, produce muchos más metros cúbicos de madera. Pero es nuestro monte y debemos gestionarlo de forma sostenible. Eso no implica que no podamos obtener réditos interesantes a escala local pero debemos hacerlo responsablemente y primando su conservación y la de los bienes y servicios que aporta a la sociedad valenciana.

El colegio

Constitución: 19/05/2000

Fundador: Mª Àngels Ull Solís

Número de colegiados: 1.000

Cuota:  122 euros (54 euros, reducida)

Web: cobcv.com

-¿Siguen faltando fondos para investigar?

-Muchos. ¿Sabes lo duro que es ser becario de investigación aquí? ¡A la gente joven le han segado la hierba bajo los pies! Hay profesionales de 30 años, que están en su mejor momento laboral, a los que les han cortado la trayectoria porque no hay inversión. En la Comunitat tenemos el ejemplo del Centro Príncipe Felipe, donde vinieron equipos de investigación de todo el mundo y se tuvieron que volver porque no había dinero. Todo eso no lo vamos a pagar ahora, sino dentro de cincuenta años, cuando a España le pasen por delante todos los países emergentes.

-Los biólogos también protestan por sus condiciones en el sector sanitario.

-Hay cantidad de biólogos en Sanidad, desde la reproducción asistida a la analítica, y no están reconocidos como profesionales sanitarios. No cobran lo mismo y se están aprovechando de ellos. La única manera de obtener una plaza como tal es acceder al BIR (Biólogo Interno Residente). Estamos hablando de gente en sectores punteros como la biomedicina que trabaja contra el cáncer o el Alzheimer, cosas que cada vez le van a afectar más a las sociedades modernas. ¿Cómo puede ser que no se les valore?

-¿Dónde veremos a los biólogos del futuro?

-Me gustaría que tuviéramos que ver con el futuro de la humanidad, porque nos enfrentamos a retos enormes, como aprender a convivir con nuestro planeta de forma sostenible. Nuestra responsabilidad es reconducir la situación. También me gustaría que desempeñáramos un papel a nivel social, como trabajar en la alimentación igualitaria de toda la gente del mundo. Son grandes retos nucleares, pero los hay mucho más inesperados. Por ejemplo, ahora mismo se está hablando de las posibilidades de desarrollo en el espacio, y ahí tiene mucho que ver la biología.  

* Este artículo se publicó originalmente en el número 33 (julio/17) de la revista Plaza

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