Los candidatos a las elecciones generales del próximo 28 de abril, pese a estar a unas horas del inicio oficial de la campaña electoral, llevan días ocupando la parrilla televisiva. Antaño antes de un evento importante se decía aquello de “estar en capilla”, ahora lo que interesa es estar en la parrilla, y no quemarse
El vocabulario español tiene expresiones muy variadas y enriquecedoras, “estar en capilla” es una de esas expresiones fascinantes y de dudoso origen. Algunas tesis consideran que deriva de cuando en tiempo de Felipe II, los reos condenados a muerte pasaban la noche previa en la capilla u oratorio de la prisión para redimir ante Dios sus pecados antes de ser ajusticiados; pero también se relaciona con el rato que pasan en la capilla de la plaza los toreros antes de enfrentarse al toro que les dará la gloria o quizá la muerte. En la actualidad, solemos referirnos a los novios que van a casarse en un breve plazo de tiempo como personas que “están en capilla”. En cualquier caso, siempre simboliza un momento de recogimiento previo a un acto o hecho decisivo y determinante en la vida de una persona.
A pocas horas del inicio de la campaña electoral la noche del jueves al viernes de esta semana, no podemos decir de los candidatos de los diferentes partidos que estén en capilla, recogidos con los suyos esperando el pistoletazo de salida. Más bien al contrario, llevan semanas paseándose por toda España y sobre todo por todas las televisiones que los invitan, bien sea a una entrevista formal, a bailar, a tocar un instrumento o a contarles cuentos a los niños. A nuestros líderes políticos les gusta más “estar en parrilla” televisiva claro. En cualquier canal y a cualquier hora.
El tema de la exposición mediática de un candidato es complejo, fíjense que los que menos presencia están teniendo, son los que las encuestas dan mejores resultados: PSOE y Vox. Las entrevistas a veces las carga el diablo, bien por las preguntas, bien por el uso que en redes sociales puede hacerse de cualquier declaración o respuesta. El caso de Pedro Sánchez es de laboratorio, es decir, muy planificado por su gabinete de marketing político. Algo así como “deja que se peleen con propuestas y defensa de la patria los tres partidos que disputan el centro derecha y así construyamos la marca PSOE como la del centro real, la moderación y la estabilidad”. Ahí omiten sus alianzas con partidos nacionalistas o que ponen en duda nuestro modelo económico y empresarial.
Si vamos al otro lado del espectro ideológico, la pre-campaña de Vox también es muy particular, poca presencia en televisiones salvo la concesión en el programa de Bertín Osborne donde también participaron los candidatos del PP y Ciudadanos; en cambio, han recuperado el tradicional mitin de campaña en auditorios y espacios públicos de las ciudades, con un notable éxito de presencia, lo cual no era habitual en los últimos años. Aquí es relevante el factor novedad, no llevan 20 años en las instituciones, muchos de sus líderes o candidatos son rostros nuevos en política y todo sea dicho, al igual que los líderes del resto de partidos nacionales, tienen un gran dominio de la oratoria y la escenografía para este tipo de actos.
La campaña de estas elecciones coincidente con la Semana Santa en toda España y la Semana de Pascua en algunos lugares, como nuestra Comunitat, parece también un producto de la factoría Sánchez, como el ‘Haz que pase’. Sin duda es una época donde la festividad religiosa y los días de ocio, viajes, etc. va a dejar una extraña estampa y hasta los últimos días, cierto pasotismo por parte de la ciudadanía. No creo que las familias que se van a la playa o al pueblo con sus abuelos, vayan debatiendo sobre las medidas de cada partido; ni que en las tradicionales y emotivas procesiones que recorren España de norte a sur, los costaleros y nazarenos comenten si bajan o congelan las pensiones cuando están subiendo un paso.
Los españoles estamos en capilla de una nueva Semana de Pasión y de dos semanas de sufrimiento con el tradicional bombardeo de eslóganes y proclamas de campaña electoral; mientras los candidatos a gobernar están en parrilla en todas las televisiones. Éstas, más que ofrecer que propone cada uno, buscan subir su audiencia invitándolos y mostrándonos sus fortalezas y debilidades. Hay que reconocer que al menos, este año unos y otros cargaremos con nuestra cruz, la cruz de las elecciones que nos ofrece sufrimiento, pero también, quizá, la salvación.