En tu ofi o en la mía: Nave Miss Panamá
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El interiorista pionero Pepe Cosín transformó un antiguo gimnasio en el lugar de operaciones de su estudio
Lugar: Cosín Estudio Dirección: Calle Denia 3 b Metros cuadrados: 275 m2 en dos alturas Año de inauguración: 2012 Trabajadores: 9
VALÈNCIA. Agazapado en la calle Dénia, el estudio de Pepe Cosín -pionero, alma del interiorismo a la valenciana- refleja el detenimiento del tiempo. Esa sensación complicada de mantener la vigencia independientemente del calendario. La estructura abierta llega hasta el fondo del espacio cuando se topa con una estructura en madera articulando los escritorios.
Cosín tomó el gimnasio Esplugues, uno de los primeros de València, como el mejor cuadrilátero para su acción. Llevaba 15 años cerrado y el primer vistazo cautivó las expectativas. “Era importante que fuera una nave cerrada de gran altura, con muchas posibles redefiniciones”. Mucha luz natural, tranquilo, céntrico… y con una terraza por la que la vegetación brota sin mesura, abrazando un mobiliario que pendula. “El jardín que planificamos -comenta Cosín- nos ha sorprendido por su densidad, el espacio transmite una tranquilidad absoluta, sin ruidos, con el canto de los pájaros... muy zen”.
Entre esa inmensidad, diseñadores, interioristas, arquitectos, administración… participan desde la conceptualización, desarrollo del proyecto y ejecución. Hay entre la maraña de elementos un deseo por capturar la personalidad de aquellos a quienes se admira: “somos fetichistas por naturaleza, hay tantos objetos y somos tantos… Si hay que elegir uno que defina el estudio al completo, elegimos el equilibrista. Simboliza bastante bien cómo entendemos nuestro oficio”.
El equilibrio para no tambalearse, para no precipitarse. Cosín parece acariciar el orden, persiguiendo una idea fija: “un espacio de trabajo tiene que tener eso, espacio. Es lo deseable aunque no siempre sea posible. Por supuesto, la luz natural tiene un papel trascendental para cualquier espacio de trabajo, una zona de relax, un pequeño office que propicie la relación, un patio al aire libre…”.
La derivada de la obsesión por la idea de espacio hace posible que parezca, aunque no sea, que aquí hasta se duerme. “Abrimos al público, recién reformado y sin habernos trasladado aún, para un Russafart, y varios de los visitantes nos preguntaron si en el piso superior teníamos el dormitorio. Pensaban que vivíamos aquí. Lo cierto es que pasamos muchas horas en este espacio, pero dormir todavía no
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