En tu ofi o en la mía: Nave Miss Panamá
Cuando un colectivo teatral necesita un acomodo a partir del cual hacer desfilar sus próximos desvelos
Un espacio insospechado en mitad del barrio. Serigrafía, diseño y ensayo teatral para revelar a los cuatro vientos las intenciones propias
Lugar: La Internacional Teatral Metros cuadrados: 200 Año de inauguración: 2016 Trabajadores: Entre 6 y 8 personas
VALÈNCIA. Destinos de oficinas que son intrépidos, tanto que se camuflan entre la maraña de la ciudad, tanto que -¡quién lo iba a decir ante el alumbramiento del futuro!- tienen que afrontar la ubicación de su espacio como una ubicación clandestina que no hace recomendable los letreros ni las grandes referencias. Son La Internacional Teatral, un pequeño y combativo holding (igual no es la palabra perfecta) de oficios que, adheridos, conforman un proyecto que va más allá de lo laboral.
Abiertos al paso de una calle discreta, aparece el espacio de trabajo (muy vivido) del conjunto de diseñadores, expertos en serigrafía e incluso de una compañía de teatro. Sus mesas, atestadas de proyectos y rastros, sus paredes, repletas de obras vigorosas, o sus artilugios, capaces de inventar cualquier grafía, irrumpen como huellas. O como cicatrices.
Elías Taño, en su posición, que es dar saltos, prepara su próxima obra en las viñetas de unas hojas que huelen a tinta nueva. Los carteles de la compañía Atirohecho cuelgan de los muros tal que insignias. Estanterías de papel, pulpo, insoladoras y áreas para el lavado delimitan el suelo para La Miliciana Serigrafía.
Un antiguo almacén para apilar materiales de construcción viró por motivo del compromiso en la nave idónea para profesionales del arte dispuestos a reclamar un poco más fuerte. “Venid, venid, por aquí”. Y por allí, entonces, la nave se hace más nave y aparece una sala de teatro insospechada, dispuesta para charlas, actuaciones, expos y presentaciones de libros. “Digamos que todo el ecosistema de La Internacional Teatral se ha ido conformando con el poso que han dejado las personas que por allí han pasado (artistas, activistas, colectivos...), y no ha sido una elección premeditada sino una consecuencia del propio bagaje cultural del espacio. Siempre queda algo de quien lo habita y eso conforma su estructura”.
Si hubiera que trazar un recorrido por esa València poco obvia, pero muy obviada, que trabaja y reclama casi desde debajo de la tierra, ésta sería una parada elemental para entender algunos movimientos tectónicos. Todo nació como una búsqueda de espacio de ensayo para el grupo de teatro político Atirohecho. Era la consecución del deseo de lograr un espacio “que se vaya abriendo a la ciudad, donde poder trabajar y crear, y donde poder compartir enfoques y metodología en un tipo de arte capaz de cuestionar las relaciones de poder dentro del capitalismo”.
Libros de Miguel Brieva (“a los que recurrimos mucho”), una serigrafía gigante con un dibujo de Violeta Parra (“hecha por nuestra amiga Eixa”), la imagen de Angela Davies, un calendario 2018 de Fidel… unen los puntos de una cartografía que dibuja su plantea. “Estamos llenos de fetiches revolucionarios”, cuentan con carcajada.
Si la máquina se enciende, si cada componente se pone en marcha, entonces se escucha el sonido de tranquilo bullicio donde se “ensaya teatro, se construye escenografía, se estampa en serigrafía, se dibuja, se debate, se entra y se sale, se comparte el almuerzo, el café y los cigarrillos en la puerta”, y es en ese momento, también, “cuando se colectiviza el espacio y se viven momentos de una vitalidad movilizadora”.
A pesar de que OKDiario no opina lo mismo, se definen “como una asociación cultural de arte y pensamiento crítico. Promovemos, debatimos y realizamos acciones artísticas que hagan visibles las relaciones de poder, creen una contrahegemonía en lo cultural (copado por la mercantilización neoliberal) y se cuestione estas mismas relaciones. Plantee preguntas, haga dudar sobre nuestro lugar como clase antagónica a la burguesía y al gran capital. Defendemos el lugar de una cultura popular, de clase y transformadora. La cultura es un arma cargada de futuro”.
El tacto y el olfato respecto a la tinta, los suspiros corporales, una idea bien impresa configuran una oficina que lo es sin parecerlo y que acarrea un propósito definitivo: “Lo que más nos gusta es cuando vemos que lo que hacemos tiene un sentido para nuestra comunidad”.
Cuando un colectivo teatral necesita un acomodo a partir del cual hacer desfilar sus próximos desvelos
El viejo ring alumbró el nuevo cuadrilátero cultural. Visita a unos pioneros del arte como activador del territorio
Una antigua fábrica de cortinas en un cogollo tabú del centro de València se convirtió, desde 2007, en un recinto creativo de primer orden: el estudio donde las coreografías de Taiat toman cuerpo